Día 18, villanos

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Las botas pisaron un charco pero siguieron corriendo por el maloliente callejón, una chica saltó de uno de los tejados riendo a carcajadas mientras caía sobre la caja llena de sábanas y mantas que sus amigos habían robado a una pobre señora que solo estaba haciendo la colada, así era la vida.

—¡Otra vez! —dijo Athenea saliendo de entre las sábanas.

—Te vas a matar en una de estas —respondió Gustabo divertido—. Además, ¡me toca a mí!

Las risas estallaron mientras los cuatro peleaban por ver a quien le tocaba ahora aunque duró poco tiempo, de repente unos hombres encapuchados aparecieron llamando la atención de los jóvenes que no dudaron en ponerse en guardia, nunca se sabía lo que podía pasar en La Isla.

—Joven Horacio, su padre quiere verlo, ahora.

El nombrado puso los ojos en blanco y se dispuso a seguir su camino ignorando por completo a los hombres que habían ido a molestarlo, por desgracia ellos sabían que esa sería su respuesta y los cuatro chicos acabaron siendo llevados a rastras hasta la casa.

—¡Hijo mío! Te tengo una muy buena noticia —dijo su padre nada más llegar, ni siquiera le dedicó un hola.

—Segurísimo... —susurró haciendo que solo sus amigos lo escucharan.

—¡Vais a ir a Auradon! —Tan pronto como terminó de decir aquello todos intentaron huir, por desgracia no fue posible ya que los agarraron fuertemente por los brazos.

—Hijo, será una oportunidad única —dijo Conway apareciendo tras Andrés con una sonrisa.

—¿Por qué tenemos que ir allí? —preguntó hablando por primera vez Alanna, siendo la voz en este asunto mientras sus amigos intentaban escapar.

—Es muy fácil —explicó Andrés—. El príncipe Viktor quiere hacer cambios en el reino, y el primero es darle una oportunidad a los jóvenes de La Isla, iréis allí, hacéis el paripé de que estáis felices y sois buenos, robáis la varita del hada madrina y listo, todos salimos de esta mierda de sitio.

—Correcto, nos hacemos con Auradon y mandamos a todos esos niños pijos a la isla, que cunda el caos. —Los chicos se miraron entre ellos, parecía que tampoco es que tuvieran muchas opciones, o decían que si o decían que si.

—Está bien, iremos... —contestó Horacio en nombre de todos, no se podían negar de todos modos.

La despedida de los chicos fue todo menos emotiva, la mirada del padre de Horacio lo decía todo, no querían fallos.

Salieron de La Isla por un puente que apareció de repente, en un coche muy extraño y espacioso donde habían comidas que nunca antes habían probado y haciendo que todos se pelearan por ellas, olvidando por completo a donde estaban yendo.

Cuando llegaron había mucha gente esperando por ellos, incluso lo que parecía ser una orquesta escolar tocaba dando la bienvenida a los nuevos estudiantes procedentes de La Isla, al frente de todo y siendo el líder se encontraba Viktor, el hijo de bestia y heredero del reino.

—Vamos, no estés nervioso, irá bien —habló Sloan junto a él, colgada de su brazo.

—Estoy seguro de ello —respondió con seguridad que realmente no sentía.

La limusina llegó estacionando frente a ellos, la ruidosa orquesta comenzó a tocar. La puerta se abrió dejando salir a todos que se peleaban por un simple caramelo. Horacio puso los ojos en blanco y le dio una pequeña patada a sus amigas para que se recompusieron cuanto antes.

—¡Bienvenidos a Auradon! —dijo Viktor después de hacer un gesto para que la orquesta guardara silencio.

—Ammm, ¿gracias? —habló Gustabo con los brazos cruzados.

Halloween with you ~VolkacioHorrorMonth~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora