Día 14, sustos

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Dejó su maleta al lado de la cama y miró a su alrededor, era una habitación bastante fea con un papel de flores amarillento en las paredes, suspiró y se pasó la mano por la cara mientras inspeccionaba la cama, por lo menos parecía que estaba limpia.

Se sentó en ella después de comprobar que no había ningún tipo de cámara y sacó el celular, marcó el número que se sabía de memoria y esperó los tres pitidos antes de que contestaran.

—¿No había un hotel más mierda que este? —preguntó con ironía sin siquiera saludar haciendo que la persona al otro lado pusiera los ojos en blanco.

—No te quejes, ya sabes que en esta infiltración tiene que parecer que no tienes un duro, he especificado que te cambien las sábanas y te he conseguido una habitación limpia, te aseguro que ese sitio no ha sido fácil, agradéceme, capullo.

—Uy, sí, Conway, que haría sin ti —dijo antes de colgar molesto.

Volvió a mirar a su alrededor, ese sitio apestaba lo miraras como lo miraras, se levantó y caminó hasta el baño, por lo menos Conway tenía razón y estaba limpio que era mucho decir. Se quitó la camiseta y abrió el grifo del agua, se daría una ducha y luego leería los historiales que había traído sobre la mafia en la que iba a infiltrarse.

Se pasó la mano por el cabello y se miró en el espejo, estaba cansado pero de repente sintió que todo el cansancio abandonaba su cuerpo, había alguien detrás de él, una persona que lo miraba como si quisiera comérselo, sus ojos se encontraron por el espejo y cuando se dio la vuelta ya no estaba.

—¿Qué mierda? —Salió del baño rápidamente y fue hasta la puerta, estaba cerrada con llave como la había dejado.

Decidió que era el cansancio y se tomó una rápida ducha para irse a dormir, cuando se despertó en la mañana sintió que había tenido algún sueño extraño pero no conseguía recordar exactamente que era.

Los días de infiltración se hicieron eternos, se sentía muy paranoico en la habitación del hotel, como si alguien lo observara, además no podía descansar correctamente ya que extraños sueños lo atormentaban cada noche. Hacía una semana que había comenzado con su misión y no veía la hora de volver a su casa.

Había terminado bastante temprano debido a un intercambio de armas que tenía la mafia en la que estaba infiltrado, por desgracia aún no tenía el rango suficiente para asistir a ese tipo de cosas por lo que tuvo que volver al hotel a pesar de que no quería. Se sentó en la mesa y abrió el pc comenzando a escribir en él en informe semanal, añadiendo algunos datos que había recopilado esa misma mañana y que le parecían de utilidad.

Estuvo allí sentado más tiempo del que esperaba pero consiguió terminar lo que quería y enviarlo, se quedó sentado mientras se estiraba, debía esperar que se mandara para comprobar que lo hacía correctamente. Una vez listo el informe apagó el ordenador cuando la pantalla se quedó totalmente en negro lo vio, detrás de él había un chico y podía verlo por el reflejo.

No se movió, estaba procesando lo que estaba viendo cuando se dio cuenta de que era la misma persona del día que llegó. Parecía ser un chico no muy mayor con una colorida cresta, sus ojos eran bicolores y lo miraba fijamente sin notar lo asustado que se encontraba por dos motivos, el primero porque sabía que estaba solo en esa habitación de hotel y segundo porque podía ver un gran corte en su garganta del que brotaba sangre.

—¿Quién eres? —susurró, de repente pareció notar que lo miraba por la pantalla del ordenador ya que se fijo en ella y sus ojos se encontraron, desapareció en un parpadeo.

Viktor Volkov jamás había creído en cosas paranormales, en espíritus o en la vida después de la muerte pero estaba claro que estaba viviendo una experiencia en sus propias carnes y debía hacer algo, ese chico debía ser el causante de su malestar y su falta de descanso.

Halloween with you ~VolkacioHorrorMonth~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora