CAPITULO 2

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CAPITULO 2

FECHA: 05 DE SEPTIEMBRE DEL 2014

LUGAR: CUARTEL GENERAL DE LA FEDEM (WASHINGTON)

DYLAN

Comúnmente los inicios de semana llegaban a ser lo más cansado de toda la jornada, había mayor movimiento en todos los cuarteles y estos se llenaban de cadetes empezando con su formación en cada parte del mundo.

Eso era lo que Roden se sabía de memoria, lo que se les decía a todos aquellos lo bastante ingenuos para creer, para confiar a ciegas. 

La verdad.

La verdad era que solo llegaban a sobrevivir el entrenamiento los que tenían agallas, los que demostraban lealtad, confianza, liderazgo. Y ahí, esa mañana en la que el capitán estaba bastante desvelado observando por la gran ventana del quinto piso, solo una pregunta llego a su cabeza.

¿llegue a ser lo bastante ingenuo para confiar?

La pregunta resonó en su cabeza como si fuera un eco, atrapado entre sus propias acciones y decisiones a lo largo de toda su carrera, si, en algún momento había sido lo bastante ingenuo para confiar...

Alguien entro a la sala de reuniones de capitanes, haciendo que Roden alejara su vista del campo y como los jóvenes luchaban por un puesto, justo frente a el del otro lado de la mesa un moreno de cabello rizado tenía ambas manos sobre la mesa tratando de llevar aire a sus pulmones, el uniforme de agente estaba impecable sin embargo gracias a la carrera el cabello estaba desordenado. El capitán enarco una ceja preguntando indirectamente lo que sucedía mientras se acercaba a él y cerraba la carpeta que estaba en sus manos.

¿debería de interesarme? -le preguntó haciendo la misma pose que su agente, solo que él no intentaba recuperar el aliento

Yo... ella –balbuceo

No me contestes –interrumpió –son las 9 en punto, dije a las 8:40, ¿en qué parte no fui claro? –cruzó los brazos, antes de que el pudiera defenderse otra persona entro con la misma educación que el primero, el cabello rubio estaba sostenido en una coleta, y sobre su hombro derecho estaba una mochila negra donde guardaba su computadora

Dylan –saludó la rubia –hola –agregó nerviosa tratando de encontrar un balance entre su mochila, carpetas con papeles delicados, y un vaso de chocolate caliente

Creo que ninguno sabe de la existencia de los relojes –murmuró –llegan a ser bastantes útiles algunas veces, por ejemplo, cuando hay que llegar puntual a algún lugar –comentó

Rodríguez nos intercepto –respondió la agente dejando los papeles sobre la mesa, la mochila en una de las doce sillas giratorias y con el café en mano

De pronto, como si le hubieran dado una de las peores noticias del mundo, su buen humor desapareció, el capitán rodó los ojos con fastidio al mismo tiempo que su ceño se fruncía ligeramente y tomaba la taza con café que había dejado sobre la mesa minutos antes de que ellos llegaran, clavo su vista en ambos agentes.

¿Qué es lo que tenemos del caso? –inquirió

a... pues –rayan comenzó a explicar mientras tomaba una carpeta color blanca y se la entregaba a su superior –desde hace... -

la explicación del moreno se vio interrumpida de una manera demasiado grosera cuando la puerta fue azotada estrepitosamente.

Roden miro como Rayan guardaba silencio hartado, como Vanessa se llevaba el vaso a la boca y gracias al ruido se había asustado tirándose algo del contenido encima. El pelinegro lo miro mientras bebía de su taza de café como si no le importara nada más. Y no lo hacía, no mientras él estuviera en la misma habitación.

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