CAPITULO 9

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LUGAR: CAELUS

FECHA: 29 DE OCTUBRE DEL 2015

HORA: 10:58 AM

GHOST

Oscuridad

Una densa y pesada oscuridad, era lo último de lo que tenía algún recuerdo, las sensaciones del frio y soledad, eran lo último que su cuerpo recordaba, al igual que la lluvia empapar su cuerpo y los truenos a la lejanía.

Poco a poco recupero la conciencia, la iluminación del lugar la cegó en cuento abrió los ojos, desvió la mirada con molestia, al instante una punzada de dolor se extendió por todo su cuerpo. Luego de unos segundos, intento de nuevo enfocar la vista, la silueta de alguien que no debía de estar ahí, fue lo primero que distinguió. Su cabeza dolía demasiado como para pensar en lo que él le diría.

El golpe fue tan fuerte que estoy alucinando con mi hermano –murmuró viendo al techo.

Desearías que fuera una alucinación –su tono de voz, un poco distante le hizo sonreír como si hubiera cometido una travesura, Alex dio dos pasos al frente para alejarse de la ventana y acercarse a su hermana –¿Cómo te sientes? –pregunto esta vez con preocupación.

Ella le miró, si estaba ahí, solo se le ocurría una explicación... él no había cumplido su promesa, Alaska no había guardado silencio a pesar de que lo había pedido como amiga.

Traicionada –replico mientras hacia el esfuerzo de sentarse, el dolor en las costillas tan conocido para ella la detuvo, sus labios se fruncieron en una mueca de dolor, lo intento de nuevo, pero esta vez con ayuda.

Moretones, raspones, y dos costillas rotas, será mejor que no intentes movimientos bruscos por un tiempo... me pregunto, hermana mía, ¿eso estaba en tus planes? –su ironía le hizo rodar los ojos

De no haber estado en mis planes, no estaría viva justo ahora –respondió mientras llevaba una de sus manos a la herida en la cabeza, quitó la mano al instante –solo que... no creí que vendría tan pronto –completo en voz baja.

Tu capacidad nula para interpretar emociones básicas, siempre me sorprende –comentó sentado en la orilla de la cama –¿Qué esperabas después de torturar y asesinar a Halik Kratos? ¿mm?

No lo asesine –refuto al instante, su mirada profundamente grisácea se quedó sobre él, Alex distinguió la verdad en su oración, luego de un silencio prosiguió –¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

mmm... aproximadamente veinticuatro horas, más o menos –

la cabeza de la rubia daba vueltas interminables pensando en todo lo que había hecho mal, para llegar a CAELUS, haber bajado la guardia.

No prestar atención a detalles que parecían insignificantes.

La combinación de todo solo había logrado herirla y dejarla incapacitada, mínimo, por una semana. De pronto, todos aquellos pensamientos desordenados en su cabeza, se detuvieron, quedando congelados, recordó por qué vería a Alaska, la carpeta, la información que necesitaba, sus dudas, y preguntas sin respuestas, miró a su hermano, el cabello rubio estaba un poco despeinado, y tenues ojeras comenzaban a hacerse presente. Considero preguntarle a él... Sin embargo, descartó la idea al instante de ver, su rostro.

¿Qué te sucedió? –pregunto con preocupación, la sola idea de que los hermanos Kratos, también le hubieran tendido una trampa le hacía cambiar sus planes principales, le hacía reconsiderar si haberlos dejado vivos, había sido buena idea.

El recordó la pelea horas atrás, en el muelle, los moretones, las heridas visibles. Y el como con la prisa había olvidado maquillarlos.

Trabajo... digamos que hay personas que si saben pelear en Múnich –se encogió dando por finalizado el tema, ella le observo levantarse para caminar a una mochila sobre las sillas –¿quieres agua? No hay absolutamente nada aquí, No comida, no armas, no radios –sacó dos botellas, ella extendió las manos cuando se la dio abierta

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