April Langley siempre ha querido salir de Brooklyn, viajar, mudarse y, sobre todo, cambiar de aires. Los estudios y esa pequeña de casi dos años que ama con toda su alma no se lo han permitido...
Hasta ahora, cuando una noche, navegando por interne...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
19 de agosto 2015
—Enhorabuena señorita Langley, está de ocho semanas.
—¿Dos meses? —susurré para mí misma.
Apreté con mayor fuerza la mano Leslie. Que había tomado bastante alcohol en estos meses de verano no era ningún secreto, y sabía que eso no era bueno para los bebés.
—Puedes estar tranquila, —dijo la doctora ante mi cara de preocupación— los dos estáis en perfectas condiciones.
—Te dije que estaría todo bien. —comentó mamá a mi lado tras dejar un beso en mi frente.
Era la primera vez en toda la mañana que mamá pronunciaba más de una palabra. Estaba bastante rara desde que había despertado.
—¿Y cómo ha podido suceder? Siempre utilizo protección, n-no lo entiendo.
—Bueno, aunque el preservativo es un método de lo más seguro, no lo es al cien por ciento, puede que el preservativo que usasteis fuera defectuoso o estuviera mal colocado durante el acto...
Justin era el que se colocaba siempre el preservativo...
Si le dijeras eso a Justin, me da que no aceptaría que puede ser culpa suya...
Puede que fuera defectuoso y este pequeño accidente no fuera por él.
Sí, pensemos que es eso.
Leslie me ayudó a limpiarme el gel que había colocado la doctora sobre mi vientre para hacer la ecografía. Mientras, mamá hablaba con la doctora para concretar la fecha para la siguiente revisión.
—Dios mío Ap, —dijo Leslie cogida de mi brazo cuando salimos de la consulta— ni siquiera te soportas a ti misma, y ahora tendrás un bebé. —bromeó.
No pude evitar sonreír un poco ante el nerviosismo de todo aquello, porque Leslie no se equivocaba ni un poco en lo que había dicho.
—Leslie, —dijo mamá— no creo que eso ayude mucho.
Mamá no se había tomado a mal la noticia, cuando le enseñé los test se quedó quieta, como si no tuviera palabras, pero cuando reaccionó me tranquilizó, simplemente me abrazó y me prometió que todo saldría bien, y eso era lo único que necesitaba en ese momento, su apoyo. Pero hoy estaba un tanto seria, y como si algo le preocupara.
—Perdón, —alternó la mirada entre mamá y yo— creí que una pequeña broma no vendría mal, pero veo que me he equivocado, no quería ser brusca, perdón Ap. —comentó con preocupación.
A Leslie le encantaba hacer chistes o bromas, siempre lo hacía, pero siempre y cuando no fue inapropiado, alguna vez lo hacía para intentar calmar o suavizar las cosas, y sorprendentemente, siempre lo conseguía, al menos para mí si funcionaba, o quizá era porque nos conocíamos desde siempre y sabía qué hacer para ayudarme con cualquier situación, aunque con que ella estuviera a mi lado me bastaba, era mi mayor apoyo junto a mamá y Rhys, ellos eran las únicas personas que nunca se habían ido de mi lado, que nunca me habían abandonado.