April Langley siempre ha querido salir de Brooklyn, viajar, mudarse y, sobre todo, cambiar de aires. Los estudios y esa pequeña de casi dos años que ama con toda su alma no se lo han permitido...
Hasta ahora, cuando una noche, navegando por interne...
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Diciembre, 2017
Como cada viernes, Leslie, mi mejor amiga, vendría a recogerme para pasar una tarde de chicas, así llamaba ella a ir juntas a la cafetería y tetería Kitty & James para tomar nuestro café y té de siempre y luego pasar la tarde en el Atlantic Center Mall vagando por las tiendas sin la intención de gastarnos dinero ni en un caramelo.
Y como cada vez que quedábamos, Leslie no llegaba a la hora acordada, tenía la tardía incorporada en su sistema, y ella lo asociaba a que, como el dicho decía, "lo bueno se hace esperar''.
—¿Mamá? —la llamé mientras recorría el largo pasillo que dividía las habitaciones del pequeño piso en el que vivíamos.
Cuando entré al amplio e iluminado salón, encontré a mamá sentada en su sillón individual rojo frente al televisor. Hilary estaba entre sus brazos, su pequeña mano envolvía el dedo índice de su abuela y con su cabecita apoyada en su pecho y sus finos labios estaban entreabiertos, soltando pequeños suspiros haciéndola ver de la manera más tierna posible mientras dormía plácidamente.
A paso lento, y sin hacer ningún ruido para no despertar a mí hija, me acerqué y me senté en el brazo del sillón junto a ellas.
—¿Seguro que no estás ocupada esta tarde? —hablé en tono de voz bajo—. Sabes que Hil siempre viene con nosotras, no hace falta que te quedes con ella.
Hilary siempre venía con Leslie y conmigo a nuestras salidas de los viernes, pero hoy mamá había insistido en quedarse con ella, y no se lo negué, a las dos les encantaba pasar tiempo juntas.
—No tengo nada más importante que hacer que pasar tiempo con mi nieta, sabes que me encanta pasar tiempo con ella...
—Y consentirla. —terminé por ella, haciéndola sonreír, divertida.
—Soy su abuela, debo consentirla, y cómo le prometí hace unos días que haríamos una tarde de películas, pensé que hoy era el día idóneo. Pero también lo hago porque creo que es necesario que pases un tiempo a solas con tus amigos y lo más importante, despejarte, porque no paras ni un segundo quieta y aunque no quieras admitirlo, necesitas evadirte un poco de tus obligaciones, parar y tomar un respiro.
Vivíamos las tres juntas ya que, al quedarme embarazada, decidí dejar la habitación que compartía con Leslie en la residencia y volver a casa con mamá, también dejé las clases presenciales en la universidad y ahora hacía las clases online por las mañanas. Lo único que seguía haciendo igual era trabajar cuatro tardes a la semana en la pequeña escuela que había a unos diez minutos de casa, dando clases de dibujo. No iba a dejar que mamá nos mantuviera ella sola cuando seríamos una más, y aunque ella me hubiera repetido mil y una veces que no hacía falta que siguiera trabajando tras quedarme embarazada, si podía seguir consiguiendo algo de dinero impartiendo clases para poder vivir de una forma un poco más cómoda, no me importaba. Mientras yo no estaba, Hilary se quedaba con Leslie o si a mamá no le tocaba trabajar esa tarde, se quedaba con ella.