Capítulo 5

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CARLOS

Me despierto y me sorprende ver la cantidad de luz que hay en la habitación, es entonces cuando me percato de que Laura no está a mi lado y de que la cortina que da a la terraza está abierta.

Miro la muñeca tratando de saber la hora y me sorprende que no lleve el reloj puesto si nunca me lo quito, hasta que me doy cuenta de que estoy mirando la mano contraria a la que lo llevo. Cuando leo la hora me sorprendo de lo temprano que es.

Solo son las 4 de la mañana.

Me levanto de la cama y voy al baño antes de entrar a la terracita en busca de Laura. Me la encuentro hecha una bolita envuelta en una manta que deduzco habrá sacado de nuestro armario, durmiendo en el sofá.

Un suspiro de compasión se me escapa porque puedo llegar a entender cómo se siente ella con el insomnio y estoy seguro de que está aquí justo por eso.

Parece que me escucha porque lentamente abre los ojos.

-¿Qué haces aquí?- pregunto a pesar de saber la respuesta.

-No podía dormir y solo estaba dando vueltas, iba a despertarte y la verdad es que no me apetecía mucho tener que lidiar contigo desde tan pronto-

Me hago el ofendido y consigo que aún estando adormilada se ría.

-Vamos a la cama otra vez, es muy temprano-

-Ve tú y ahora voy yo- dice mientras se acurruca de nuevo, se envuelve más sobre la manta y cierra los ojos de nuevo.

Espero unos minutos hasta que ella vuelve a estar medio dormida.

No pienso dejar que duerma en un sofá de mala manera.

Me agacho y la cojo en brazos, pasando un brazo por detrás de sus rodillas y otro por su espalda, pegandola a mi pecho y dejando que su cabeza descanse en mi cuello.

Lo último que quiero es volver a despertarla, si ha conseguido volver a coger el sueño no voy a ser yo quien no deje que lo haga.

Para mi desgracia vuelve a abrir los ojos cuando estoy terminando de levantarla.

-¿Qué haces?- pregunta descolocada.

No respondo y sigo con mi tarea, entro en el cuarto de nuevo y la deposito sobre la cama, ella se recoloca buscando una postura cómoda mientras yo cierro la puerta que comunica con la terraza.

Al volver Laura está tumbada sobre las sábanas tapada con la manta con la que estaba enrollada, la arropo echándole las sábanas por encima y vuelvo a mi lado en la cama, me tumbo y el sueño me atrapa de nuevo.

2 horas después siento a Laura dar vueltas a mi lado e inconscientemente sé que ella está despierta de nuevo.

Solía pasar mucho cuando hace años dormíamos juntos y me conocía prácticamente todos sus movimientos, que le ayudaba a dormir y que no, cómo estaba cómoda y como no.

Supongo que las cosas importantes no se olvidan.

No me equivoco en mis pensamientos porque ella suspira y se sienta en el borde de la cama.

-No puedes dormir- afirmo al verla incorporada.

Niega con la cabeza y se levanta de la cama, va al baño y cierra la puerta.

Una vez le pregunté porqué no tomaba algo para dormir y su respuesta no hizo más que sorprenderme. Me preguntó si tomaría algo para una parte de mi mismo que me acompañaría siempre o preferiría aprender a tratar de controlarlo.

No sé si en algún momento ella ha tomado pastillas pero sé que antes no lo hacía y por lo que parece, ahora tampoco.

Sale del baño y va hacia la puerta.

La nieve no siempre es fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora