Capítulo 19

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9 meses después (marzo)

LUCÍA

Somos los felices papis de un precioso niño, Leonardo, al que todos llamamos Leo.

Los primeros meses del bebé fueron complicados, teníamos muchas cosas que aprender y terminar de adaptar, había nacido antes de tiempo por lo que teníamos que tener más cuidado del habitual pero poco a poco nos fuimos adecuando a todo lo que estaba pasando y a medida que avanzaba el tiempo todo mejoró.

Esas primeras Navidades de Leo nos fuimos unos días a la casa de la montaña de Jaime como tantos años hemos hecho y pasamos una temporada juntos para que todos conocieran el bebé y volver a continuar con nuestra tradición.

Leo se portó de maravilla, todos están tan enamorados de él como nosotros y tiene unos primos maravillosos como son Javier, Cristina y la pequeña, que ya no es tan pequeña, Isabel.

Me alegró mucho que se llevaran tan bien y solo espero que la amistad tan bonita que tienen desde tan pequeños la sigan manteniendo por muchos años más, casi hasta que sean como nosotros.

No es lo único bonito con lo que nos quedamos y es que a los pocos días de llegar Laura y Carlos nos dieron la sorpresa de que se iban a casar dentro de unas pocas semanas en la boda invernal más bonita a la que jamás hayamos ido.

Estaba todo organizado para cuando nos avisaron con los sobres de las invitaciones y sus caras sonrientes y enamoradas, aceptamos con gusto y los niños tuvieron una invitación especial con pequeños dinosaurios y princesas por todo el papel, hasta el diminuto Leo.

Llegado el gran día, pude ser dama de honor de mi mejor amiga y presenciar una de los momentos más especiales. Jamás se me olvidará el instante en el que vi llorar a Carlos, el frío e insensible corazón de piedra no podía contener las lágrimas al ver a Laura caminar hacia él.

Fue una ceremonia preciosa con la nieve cayendo en el paisaje nevado de fondo y todas las personas más importantes para los dos, lo pasamos genial y la cena de después junto con la fiesta fueron maravillosas.

Lo más especial fue el primer baile, ellos estaban radiantes, sonrientes y completamente felices y al terminar cuando todos íbamos a tomar la pista de baile, uno de los técnicos de sonido le dió un micrófono a Laura.

-Muchas gracias a todos por estar hoy aquí, es sin duda uno de los días más especiales de mi vida. No sé muy bien cómo agradeceros todo lo que a lo largo del tiempo habéis hecho por nosotros, tanto Carlos como yo os estamos eternamente agradecidos y no solo nosotros- hizo una pausa en la que todos nos miramos extrañados hasta que sobre una de las paredes blancas se proyectó una imagen en blanco y negro de una ecografía.

En ella se veía un pequeño cuerpecito y todos gritamos emocionados.

Carlos estaba en shock y por su reacción deduzco que no lo sabía y la sorpresa ha sido para todos al completo.

-¡Sorpresa! Espero que ahora entendáis un poco mejor todo-

Carlos se giró para abrazarla y volvieron a bailar juntos sin música, meciéndose lentamente y riendo.

Poco a poco nos fuimos acercando para darles la enhorabuena y pasar a la zona de fiesta, el ratito que Pablo y yo estuvimos fue genial, tuvimos que irnos al poco rato y aunque nos hubiera gustado quedarnos más Leo estaba muy intranquilo y tenemos que cuidar de nuestro bebito.

LAURA

He tenido un embarazo maravilloso, notese el sarcasmo. Me he pasado los nueve meses cachonda, con náuseas y demasiados antojos, menos mal que Carlos siempre estaba ahí para satisfacer mis necesidades.

Me puse de parto justo para la fecha prevista y aunque fue largo, tedioso y un tanto doloroso por fin tengo a mi niña conmigo, Olive es la cosa más bonita que hemos podido traer a la vida.

Salimos del hospital unos días después cuando era seguro que todo estaba bien y podíamos volver a casa.

Los siguientes días fueron maravillosos y a la vez un infierno. Nuestros amigos y familiares se pasaron a conocer a Olive y quedaron prendados con ella, el problema eran las noches. Ella lloraba mucho y no conseguíamos calmarla, calculo que a lo sumo habremos dormido 4 horas como mucho las noches que conseguimos pegar ojo.

Con el tiempo todo se fue calmando y la situación mejoró mucho, Olive dormía mejor y podíamos hacer muchas más cosas con ella.

Quedamos un montón de días con los chicos y sus niños en el parque o en el museo para pasar más tiempo juntos y fue maravillosos ver cómo todos se llevaban bien y los más mayores enseñaban a los más pequeños e incluso llevaban el carrito de Olive y le iban explicando cosas como si ella los entendiera.

Y llegamos a hoy, estamos en nuestra casa, en pijama y viendo una peli, los niños están en la cama que hemos preparado para ellos, duermen todos juntos y son los que mejor se lo pasan.

Carlos tiene a la bebé en brazos que duerme con la cabeza a pollada en su hombro, está sentado y solo lleva los pantalones de pijama, esos pantalones que a los hombres les quedan tan bien de cuadros rojos y negros.

Me está poniendo a mil pero decido controlarme y me apoyo en su abdomen para echarme una cabezadita ligera y cuando sus manos pasan por cuellos y hombros me siento en el paraíso.

Me despierto en mi cama con Carlos dormido a mi lado y la bebé en la cuna, es de noche y estamos abrazados bajo las sábanas.

Una cabezadita ligera, no te lo crees ni tú.

Me siento demasiado feliz y no podría pedir nada más así que sintiéndome la mujer más afortunada del universo vuelvo a dormirme sabiendo que tengo una familia y unos amigos maravillosos.

La nieve no siempre es fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora