Capítulo 16

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CARLOS

Mientras Laura termina de recuperarse del segundo orgasmo de la noche que no va a ser el último tanteo el paquete de condones del cajón de la mesilla de noche.

Lo saco y lo dejo sobre la misma sacando uno de los paquetitos, lo abro y me lo voy a poner cuando Laura me lo quita de las manos.

Me lo pone ella dandole a mi polla unos apretones extra que terminan de despertarla del todo.

Me coloco en su entrada y empujo mis caderas hacia ella, gemimos a la vez y comienzo a moverme.

No había dicho que duro.

Pues duro será.

Me clavo en ella hasta el final, sus pechos rebotan de una manera hipnótica y casi me tiene cuando clava sus uñas en mis brazos.

Lo repito una y otra vez y la respuesta es la misma, sus tetas se mueven con mis embestidas y ella me acoge dentro todas y cada una de las veces.

-¡Oh Dios!- gime lentamente.

-No es Dios, soy yo- le susurro al oído.

Un escalofrío le pone la piel de gallina y sé que es por lo que acabo de decir y no porque tenga frío.

Me concentro en todo lo que se me ocurre menos en lo que está pasando, mantengo el ritmo para que ella se corra de nuevo pero yo estoy tratando de aguantar un poco más.

Es demasiado bueno para resistirse, es cálida y apretada y emite unos ruiditos muy calientes cada vez que me clavo en ese punto dentro de ella.

-Más- pide.

Obedezco y le doy lo que pide, cambio el ritmo para ser más rápido y a cambio obtengo muchos mas de esos sonidos sexis.

-Más más más- suplica.

-¡Oh joder! Agarrate al cabecero- respondo.

Me hace caso y estira sus brazos para agarrarse al cabecero, con el movimiento tengo sus pechos expuestos y no dudo cuando entierro mi cara en ellos y los chupo como siempre he querido hacerlo mientras entro y salgo de ella aún más rápido y fuerte.

Me clavo una y otra vez mientras doy atención a sus pezones rosados y cuando enreda sus dedos en mi pelo y tira de él sé que está a segundos de tener un orgasmo.

Su cuerpo se congela mientras sigo entrando y saliendo.

-te amo- susurra mientras se deja llevar en la ola de placer.

Entro y salgo un par de veces más antes de clavarme profundamente y liberarme yo también.

Dejo caer parte de mi peso sobre ella y trato de normalizar mi acelerada respiración. Cuando lo tengo más o menos me muevo para salir de ella y suelta un suspiro.

Me deshago del condón en la papelera del escritorio y vuelvo a la cama.

Laura se acurruca desnuda a mi lado y yo dejo que lo haga, me encanta la sensación de piel contra piel y no voy a negar que vuelvo a estar medio empalmado. La miro justo cuando ella levanta levemente la cabeza de mi pecho para buscar mis ojos, su mirada somnolienta me encuentra y una pequeña sonrisa se posa sobre sus labios antes de que se levante para besarme suavemente.

Cuando nos separamos vuelve a acurrucarse.

-Repítelo- pido.

Sé que ella sabe a lo que me refiero.

-Te amo- dice sin vacilar.

-Otra vez- insisto.

-Te amo, Carlos- repite.

La nieve no siempre es fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora