Capítulo 17

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MARTA Y JAIME

Nos levantamos con el llanto de Isabel, ayer cuando la acostamos a las horas pidió cenar, le dí el pecho un rato hasta que se sació y la volvimos a poner en la cuna.

La saco de la cama para cogerla en brazos y tratar de calmarla, Jaime que estaba dormido se levanta para ponerse a mi lado y hacerle carantoñas a la bebé. Poco a poco está se calma y se queda tranquila sobre mis brazos, Jaime me abraza y me da su característico beso de buenos días, que más que un beso es un morreo en toda regla.

Al ver que la pequeña no va a dormir más bajamos al salón y nos sentamos a ver la tele mientras ella juega en su mantita con las pocas cosas que puede coger con sus pequeñas manos.

Ponemos las noticias y nos enteramos de que podemos volver a Madrid porque las carreteras están más despejadas.

De todas formas y por descartar Jaime llama al ayuntamiento para que nos confirmen si es seguro salir de la zona, cuando estos le dan el visto bueno recordamos comentárselo a los chicos para que vayan preparando las cosas.

Es en la hora de la comida cuando avisamos de que podemos volver a casa se nos ha pasado por completo decirlo antes y es que nos hemos puesto a hacer cosas con los niños y entre todos. Quedamos en aprovechar la tarde para recoger y ordenarlo todo y salir temprano por la mañana.

Recogemos la mesa conjuntamente y al terminar mientras los niños y la bebé duermen la siesta nos ponemos a recopilar cosas.

Jaime y yo solo tenemos que meter la ropa que hemos traído que es mínima porque tenemos mucha aquí guardada para cuando venimos, de los niños solo las cosas de Isabel y algún que otro juguete de Javier y Cristina porque el resto se quedan aquí.

Preparamos las bolsas y las dejamos junto a la puerta, bajamos a la cocina y hacemos un repaso de la comida, lo que hay y lo que tenemos que comprar la próxima vez que vengamos incluyendo productos de limpieza, papel higiénico y demás cosas de la casa.

LUCÍA

Recupero todo lo que tengo por las esquinas y me pongo a hacer la maleta. Pablo mete sus cosas en la mochila y las dejamos en la habitación dónde menos estorben.

No quiero que esto termine, me lo he pasado tan bien que hasta voy a tener depresión post-fin de semana, solo espero que repitamos mucho más a menudo ahora que las cosas están completamente bien entre todos.

Y tan que bien están las cosas.

LAURA

Cojo la ropa que me pasa Isabel de camino a su habitación, es la de la guerra de harina de la cual ni me acordaba, le doy las gracias y sigo haciendo la maleta.

A mi lado Carlos coloca su ropa estratégicamente en la mochila que ha traído.

-¿Qué va a pasar?- pregunta cerrando la mochila una vez que ha terminado.

-¿A qué te refieres?- inquiero completamente desubicada

-Nosotros-

-¿Qué tiene que pasar?- insisto

-Nada, nada pero ¿qué vamos a hacer?-

-Me da mucha pereza que pienses que las cosas van a cambiar solo porque volvemos a casa- digo.

-¿Osea que pensar en nosotros te da pereza?- pregunta molesto.

-No he dicho eso-

-Básicamente has insinuado que te da pereza pensar en nuestro futuro y en cómo vamos a hacer las cosas-

-Carlos no he...- trato de hablar pero me interrumpe.

-Laura, si las cosas van a ser así es mejor que...- ahora es mi turno de pararle los pies.

La nieve no siempre es fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora