Capítulo 14

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JAIME

Después de desayunar Lucía y yo vamos al gimnasio y entrenamos un rato, cuando pasamos para ir hacia las habitaciones a ducharnos están en el sofá Laura y Carlos con sus respectivos portátiles, por lo que parece trabajando. Pablo va de un lado a otro de la terraza con el móvil pegado a la oreja, hablando y Marta está en el suelo con la pequeña Isa que juega en su parquecito.

Cuando vuelvo a bajar ya sin olor a hombre rústico me acomodo con Marta en el suelo junto a nuestros niños. Laura y Carlos siguen trabajando apoyados el uno en el otro bajo una manta en el sofá y al cabo de un rato Pablo entra para desaparecer por la puerta y volver segundos después con el portátil en la mano.

Se sienta en el sofá apoyado en la chaise longue y empieza a teclear, todos lo miramos en silencio porque parece realmente furioso.

Laura se levanta y se sienta a su lado, no dice nada y simplemente le abraza en silencio.

Pablo aparta el portátil a un lado y abraza a Laura también.

-Sea lo que sea tiene solución y estamos para ayudarte- susurra esta última.

Al separarse Pablo parece algo más calmado por lo que respira profundamente un par de veces y se anima a hablar.

-Tenía la venta cerrada con unos clientes gracias a un proveedor en particular que es el que ellos querían, pero ahora el proveedor se ha echado atrás diciéndome que no le sale rentable un acuerdo de miles de euros y acabo de perder a los clientes por que no les sirve otro proveedor, es ese y punto-

-Que putada- comenta Carlos cerrando el portátil.

Estamos todos en silencio pensando cómo solucionarlo, cuando baja Lucía.

-¿Qué pasa?- pregunta con cautela.

-Estamos ayudando a Pablo a buscar una solución a un problema del trabajo con unos clientes- respondo.

Mientras el resto pensamos, Pablo le cuenta la situación a Lucía que al ponerse al corriente también se une para ayudar.

-¡Ya está!- exclama Laura.

-Comparte tu conocimiento- incito.

Me hace una mueca de burla -necesito que me digas el nombre de tu empresa, el nombre del cliente y del proveedor-

Pablo responde a todo algo nervioso mientras Laura toma nota en el portátil, cuando termina de escribir se pone en pie y marca un teléfono en el móvil.

Todos estamos expectantes.

-Hola, si. ¿Qué tal?-

Hace una pausa antes de hablar -Siento estar tan distante pero han pasado muchas cosas. ¿Tomamos un café algún día y te lo cuento?. Es que estamos juntos.

Muchas gracias, después de todo la verdad que si.

La cosa es que necesito que me hagas un favor. Es para un amigo, le acaban de hacer una putada y no sabemos cómo solucionarlo. No, algo de su empresa o del estilo-

Vuelve a callarse unos segundos antes de decir toda la información que le ha dado antes Pablo.

-¡Eso es estupendo! Muchísimas gracias. Te debo una, hablamos pronto. Hasta luego- se despide.

Vuelve a centrarse en nosotros.

-Mira el correo- le comenta a Pablo.

Este abre el portátil y una expresión de asombro se instala en su cara -¿Cómo...? ¿Qué has...?- balbucea.

-Para eso están las cadenas de favores. Está bien tener contactos de vez en cuando- dice ella.

-No me lo puedo creer-

La nieve no siempre es fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora