Capítulo XXIX

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          (Camila)

    Ya habían pasado seis meses después de aquel día, Lauren se había dado la tarea de ir al cementerio todos los domingos, y yo con gusto la acompañaba, había días en los que tenía que trabajar, pero ella iba solo un momento de todas maneras, por una parte no me molestaba, pero por otra, pensaba en que ella se sentía en duda y de alguna manera culpable, si al caso vamos, aquí la culpable de todo soy yo, pero como dijo Letty hace algunos meses atrás, ya no se trata de buscar culpables, se trata de avanzar y aprender. Quería aferrarme a eso.

—¿Tienes mucho trabajo? —Le pregunté a Lauren cuando entré a la sala, estaba sentada en el sofá, concentrada en no sé que en su laptop. Nuestra vida estaba bastante estable y me sentía tan cómoda y feliz, sabía que ella estaba lidiando con ciertas batallas internas aún, pero siempre trato de estar allí para ella, vivíamos en casa de Zoey. Le vendió su casa a Logan hace tres meses, no quería que Daniel volviera a tener malos recuerdos de aquel lugar, Zoey por su parte, ya vivía más allá que aquí, Logan y ella habían formalizado su relación un mes después de lo ocurrido, pero yo creo que ya estaban de un poquito antes, no sé, tenía mis dudas.

—Estoy enviando algunos artículos que terminé de revisar —Me respondió sin quitar su vista de la pantalla —¿Por qué? —Me recosté de la isla de la cocina ladeando mi cabeza. 

—No, por nada, solo es que tengo mucha hambre. —Esperé alguna otra respuesta de su parte, pero obtuve cero resultados.

—¿Necesitas que te ayude en algo? —Escuché antes de meterme a la habitación, pero ésta vez no respondí. 

   Coloqué una película y Daniel se me unió, me estaba quedando dormida cuando vi a Lauren entrar, se sentó a mi lado y suspiró. 

—¿Quieren salir a comer? —Tarde, pero entendió lo que hace algunos minutos intenté decirle, Daniel enseguida se entusiasmó.

—¡Quiero hamburguesas! —Fue corriendo a su cuarto, sonreímos. Me senté a su lado buscando mis zapatos. 

—Lo siento... —Dijo, la miré. —Sé que no he tenido mi mejor versión estos últimos meses, pero sé que no estaré así por siempre, solo que de verdad no pensé que esto me afectaría tanto. 

—Sé que no es fácil, pero me tienes a mi, a Daniel, ¡Por Dios a tus tíos! Me mandan un mensaje todos los días para saber como estás, creo que no lo merecen. —Bajó su mirada. —Sé que no intentas dar lastima, sé que piensas en la vida de ese chico todos los días, y conociéndote sé que hubieses preferido ir a la cárcel, antes que a él le hicieran cualquier cosa, pero no fue así, a veces hacemos cosas por personas que sabemos muy bien que lo valen, y tu eres una de ellas, que no hace falta que lo pidas, además no sabías nada. —Sujetó mi mano. —No te digo esto para que te sientas bien, te lo digo porque es la verdad.  

—Hace algunas semanas vi a su madre. —La escuché atenta —Se estaban mudando, supo dedicarme la sonrisa más sincera, igual su hermana...

***

—Lauren que placer verte. —La hermana de Gregor se acercó a mi y fuimos caminando devuelta hacia donde estaba, había un camión no muy grande, tenía muchas cajas a su alrededor.

—Hola hija... —Su madre empezó a montar las cajas y yo voluntariamente comencé ayudarla.  

—¿Se mudan? —Pregunté, sé que fue una pregunta algo tonta, pero no sabía como romper el hielo.

—Si, conseguí una casa a unas dos horas de acá, igualmente con el mar cerca, no puedo alejarme de mi lugar seguro y favorito. —Soltó una pequeña risa, yo la seguí. —Nena ve y busca las maletas de la ropa solo eso falta. 

—Bueno la mejor de la suerte, espero que les vaya increíble. —Terminamos de montar todo en el camión y otras en su camioneta, aun sentía que debía decir algo más, desde lo que pasó no había vuelto hablar con ninguna de las dos sobre nada en realidad, a su hermana la había visto alguna que otra vez en el supermercado, pero la evitaba.

—¡Todo listo! —Les sonreí, su energía era muy buena, bastante positiva, temía que al tocar el tema de Gregor, les quitaría alguna armadura que podrían estar llevando. 

—Yo... —Respiré. —Bueno... —No sabía como empezar, se miraron entre sí. 

—Tranquila no hay nada que decir, ni te disculpes por nada —Mis lagrimas empezaron a caer, su madre dulcemente me las limpió. —Le gustabas, quería invitarte a salir, recuerdo como lo alenté para que lo hiciera. —Negué sonriendo. —Pero tengo que admitir que tu novia es muy linda, espero que los chismes de este pueblo no se equivoquen.

—No lo hacen, esa chica si es mi novia. —Miré a su hermana y asintió.

—Hacen una linda pareja, y con respecto a mi hermano, es una herida que jamas se va a cerrar pero vivo acostumbrándome al dolor, a veces casi ni lo noto, pero sé que está allí, espero estés bien Lauren, y sigue adelante, no lo tomes como una condena. —Me dijo antes de entrar en la camioneta. Volví a mirar a su madre. 

—Gracias por las flores tan bonitas que le dejas todos los domingos, pero es hora que tu también sigas, haz una familia con esa chica, vive, llora, siente, recuerda y vuelve a repetir y a comenzar de nuevo las veces que sea necesario, pero no te aferres. —Nos dimos un caluroso abrazo y me quedé viendo como se iban hasta que se perdieran en mi vista. 

***

—¿Y que te ha hecho estar tan perdida en tus pensamientos estos días? —Le pregunté. 

—No lo sé, creo que estoy buscando la forma de seguir, y he llegado a la conclusión, que quiero irme de este lugar, quiero comenzar de nuevo, tomé su consejo.  —Me quedé atónita a sus palabras. —Hace un tiempo tu lo pensaste, ¿por qué no lo hacemos de verdad? 

—¿Irnos? —Asintió. —Osea si lo pensé, y no me niego a la idea, pero seguro que lo quieres hacer por ti, o simplemente porque quieres huir de algo.

—No se trata de huir, si lo quisiera hacer, hace mucho lo hubiese hecho, pero en realidad, he estado viendo trabajos, para ti para mi, escuelas para Daniel.

—¿Y tu familia? —Pregunté.

—No nos vamos a ir al otro lado del mundo, solo a un par de horas, solo piénsalo, y no toquemos más el tema hasta que tengas una respues...

—Si. —Dije sin más, ella me quedó mirando expectante.

—¿Si? —Me sonrió.

—Si, vayámonos, si no sale como queremos, siempre vamos a tener este hogar para recibirnos con los brazos abiertos. —Me dio un fuerte abrazo el cual le respondí. Ésta sería nuestra mejor oportunidad y ya estaba cansada también un poco de este lugar.

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A SECRET HEART. | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora