Capítulo II

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Después de una ducha antes de acostarme, miré el pequeño frasco y sonreí, no sé porque fue eso, tocaron la puerta de mi cuarto, era Letty, grité para que entrara, me mostró una sonrisa algo doliente queriendo hacer algo por mi, se sentó a mi lado mirando el objeto en mi mano.

—¿Que tal estás? —Quiso colocar un brazo a mi alrededor pero enseguida me separé —Ay verdad! Lo siento mi niña, te juro que mataré a Henry. 

—Tranquila tía no es nada, necesitaba un trabajo, además una chica me dio esto —Le di el remedio y lo miró.

—Si esto servirá, ya mañana estarás mejor, pero... ¿Quien fue? —Alcé mis hombros.

—Solo sé que se llama Camila.. —Se apartó un poco de mi mostrándose asombrada.

—Camila? Camila Ferreira!?  —Me asuste al ver su reacción.

—Bueno si, me imagino que ese es su nombre, eso me dijeron, estaba con los chicos que son surfistas.. —Destapó el frasco y empezó a frotar la pomada que contenía en mis hombros y parte de mi espalda —Por qué tía, quien es ella?.

—Nada, solo que esa chica es algo extraña. —Me giré a mirarla algo confundida.

—Extraña? Como así?

—Osea me refiero a que es... —Se distrajo en lo que estaba haciendo.

—Es que tía!! —Dije desesperada.

—Una mierda como persona, una que otra vez ha tenido una actitud mal educada conmigo —Me aparte  y me confundí aun más.

—¿Por qué dices eso? ¿Que ha hecho? —Cerró el frasco y lo dejó en mi mesita de noche.

—Solo que es alguien que no le importa mucho las demás personas, por eso me sorprendo que eso haya venido de su parte, digamos que no es la persona que queremos tener en nuestro grupo de amigos. —Miré hacia un lado algo pensativa.

—Bueno en realidad no me lo dio ella, me lo entregó su amiga, quizá... —Asintió

—Sabía que no todo era color de rosa, si sé quien es, Zoey trabaja en el hospital y vive con ella. —Me levanté.

—Me confundes más, ahora estoy muy curiosa de saber porque lo hizo.. —Manoteó sus manos en el aire.

—No no no! Hija es mejor dejar las cosas así, si te dio eso que bien, que Dios le pague su gran favor y su extraño acto de bondad, porque en realidad es un buen remedio, pero es mejor que no te metas en esos problemas. —Me dio beso en la frente y se retiró.

Me quede viendo hacia la playa y allí estaba el grupo, y la miré a ella que venía con el niño que estaba a su lado en la tarde, lo traía en su espalda haciendo juegos y riendo, sonreí al ver tal escena, vivirían cerca? Ya que mientras sus amigos se montaron en sus coches, Zoey y ella se fueron caminando hacia las casas que estaban del otro lado de la playa.

En la mañana tenía miedo de moverme para ver como había amanecido mi cuerpo, pero en el primer intento no sentí ningún dolor ni ardor, aun mi piel estaba algo enrojecida, fui a la cocina y tome un jugo de naranja y unos hot-cakes con miel, Henry me tocó la corneta apurándome y rodé mis ojos cabreada pero respiré para salir con buena cara, me monté en la camioneta y lo miré con una sonrisa algo fingida, él hizo lo mismo, pero luego reímos como unos niños.

—¿Que tal amaneciste? —Me preguntó mientras conducía.

—Bien tío bien, lista para trabajar —Rió.

—Por cierto... Toma, esta es tu ganancia de ayer —Buscó en la guantera bajando un poco la velocidad y sacó unos doscientos dolares, me sorprendí.

A SECRET HEART. | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora