4 || Renos

373 39 4
                                    


4 de diciembre #NaviFicsMLB

—Insisto en que prefiero el disfraz de princesa.

Marinette se encontraba terminando de peinar a Emma para su acto escolar en el kínder. La temática rondaba en torno a la navidad por la pronta festividad que caracterizaba al mes de diciembre.

La niña estaba entretenida con su programa favorito de caricaturas siendo totalmente ajena a las peticiones de su papá.

—Adrien —suspiró por millonésima vez—. Sabes bien que su maestra nos pidió este disfraz para el acto escolar.

—Y estoy totalmente en desacuerdo —volvió a quejarse desde el marco de la puerta del cuarto de su hija—. Vale, entiendo que esta sea la temática, pero mi princesa no merece ir disfrazada de reno.

La azabache tuvo que presionar sus labios para evitar soltar una risa mientras finalizaba con los últimos en el precioso cabello de su niña rubia.

No había sido nada fácil confeccionar el atuendo de su hija, pero no había nada imposible para Marinette Dupain Cheng. Un par de agujas, hilo, tul marrón y blanco y voila: Emma tenía un espectacular atuendo de reno navideño.

Su madre le pidió que modelara su bonito disfraz para ella y su papá. Se veía sumamente preciosa con sus leggins marrones, sus botas peludas a juego y un body del mismo color con lunares blancos. Tan solo faltaba colocar su diadema de reno navideño y estaría lista para el show.

—¿Qué te parece?

—Prefiero una diadema de...

—Princesa —bufó la azabache—, lo sé. Pero ¿puedes enfocarte en lo preciosa y dulce que luce nuestra hija vistiendo un disfraz de reno?

Adrien la escaneó nuevamente con suma ternura. Le había encantado las maravillas que hacía su esposa con sólo una aguja e hilo, era sumamente talentosa; sin embargo, el hecho de ver a su pequeña princesa luciendo de lo más adorable lo había hecho acumular un par de lágrimas en sus ojos.

—¿Por qué lloras papá? —se preocupó Emma acercándose a las piernas de este mientras las sostenía con sus pequeñas manos y echaba su cabeza hacia atrás para mirarlo a la cara.

—Porque todo luce precioso en ti mi nena —esbozó una sonrisa dulce mientras se inclinaba para alzar a su hija—. Mamá debería confeccionar nuestros pijamas con temática de renos navideños para que usemos los cuatro en diciembre. ¿Qué te parece la idea cariño?

Marinette salió disparada del cuarto mientras dirigía sus pasos al suyo en donde procedió a revolver todo su clóset buscando un pequeño atuendo que había confeccionado hacía semanas.

Hugo comenzó a balbucear dando indicios de que había escuchado a su mamá al despertar de su pequeña siesta. La azabache dirigió todas sus alertas al bebé mientras se acercaba para cargarlo y comenzar a llenarlo de besos produciendo que este comenzara a carcajearse graciosamente.

—Ven bebé, tengo algo para ti y que sorprenderá a tu papi.

Hugo chilló llevando sus manos a la boca mientras botaba una buena cantidad de baba por su barbilla. Su mami lo secó delicadamente para luego dejarlo en la cama, cambiar su pañal y enfundarlo en un pijama de reno que había hecho para él.

—Y listo —picó con sus dedos la barriga del bebé haciéndolo reír—. ¡Adrien!

El rubio llegó en microsegundos al encontrarse -hasta ese momento- en la habitación contigua con una Emma correteando detrás suyo.

—¿Qué ocurre?, ¿Estás bien?, ¿Hugo está bien?

Sonrió enternecida frente a la preocupación de su esposo que fue siendo modificada por un gesto de sorpresa a medida que visualizaba a Hugo en la cama con su pijama.

—¿Le has comprado un traje a Hugo?

Marinette lo miró ofendida, debía ser una jodida broma que preguntara tal cosa. El rubio comenzó a reírse a medida que se acercaba a ella para estrecharla en un fuerte abrazo para luego susurrar en su oído.

—Sabes que es una broma —besó una de sus sienes para luego bajar la mirada a la suya—. Eres una jodida mujer talentosa, me encantas.

—Sólo te encanto porque soy una diseñadora —soltó con falsa tristeza restregando su mejilla a la altura del pecho de su esposo—. Tal vez deba conseguir algún hombre que me quiera enteramente.

—Ni se te ocurra —la apretó más contra sí provocando la risa de ella—. Me pondría celoso hasta de mi alter ego, así que, no.

Ambos unieron sus labios en su corto pero afectuoso beso continuando en un abrazo cálido mientras sus miradas se dirigían a sus hijos que se encontraban jugando.

Emma había trepado en la cama para intentar alzar a Hugo con sus diminutos brazos, pero este tenía unos kilos digno de un super bebé. Rieron en cuanto Hugo manoteó con sus regordetas manos la diadema de su hermana para llevarsela a su boca y llenarla de baba.

Adrien fue al rescate del accesorio ya que Emma se encontraba enfadada por tal arrebato.

Tomó al bebé en brazos para dejar un sonoro beso en su sonrojada mejilla.

—Prometo que mañana iré por tu regalo.

—Apuesto a que mañana se convertirá en pasado, y pasado en el siguiente día y así... —se burló Marinette secando la babeada diadema que debía usar su hija.

—A que no.

—A que sí.

—A que no.

—A que sí.

—Papá aún no me has comprado mi varita mágica de princesa —interrumpió Emma al ver que sus padres habían caído en el mismo juego de palabras de siempre—. Mamá tiene razón —se alzó de hombros provocando la sorpresa en los rasgos del ojiverde.

—Pues, me encargaré de ir mañana al centro comercial con Hugo y verán que traeré el doble de regalos para todos —levantó el mentón al haberse sentido ofendido por sus dos chicas favoritas.

—Adrien...

—Y no están invitadas —las señaló a ambas con su dedo índice—. Sólo será una salida de chicos —atrajo a su bebé contra su cara, aplastando sus cachetes en el proceso—. Y él elegirá los regalos.

Emma y Marinette compartieron una mirada cómplice de derrota. Sabían que el rubio podía llegar a ser un tanto olvidadizo y extremista a la hora de enmendar ese error, pero así lo amaban.

❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊

Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora