18 || Nieve

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18 de diciembre #NaviFicsMLB

Adrien despertó al sentir cómo una pequeña mano empuñaba su cachete suavemente. Poco a poco fue abriendo los ojos a medida que se acostumbraba a la luz del día. Sus ojos visualizaron una capa de nieve en los techos de los edificios a través de la ventana.

Sonrió sabiendo que Emma estaría feliz por salir a jugar.

Su mirada automáticamente cayó en el rostro durmiente de su esposa que se hallaba de costado y con una mano abrazando a su hija. Continuó recorriendo al resto de los integrantes que se hallaban allí, Hugo dormía con su chupete a punto de caerse de su boca y una Emma acurrucándolo tiernamente.

Sus labios se curvaron en una soñadora sonrisa.

Habían decidido dormir todos juntos debido a la euforia que cargaba Emma con la noticia de la llegada de su tercer hijo. Al rubio aún le costaba procesar que volvería a ser padre pero la noticia lo tenía hecho un hombre super feliz.

Giró su rostro para comer a besos la mano de su bebé que siempre dormía apoyando esta en la mejilla de su papá.

—Despertarás a nuestro bebé —soltó con voz adormilada la azabache.

—¿A cuál de los dos? —preguntó divertido provocando el sonrojo de su chica.

—Lamento haberme puesto sentimental con la noticia —susurró sin querer despertar a sus hijos.

—¿Me creías capaz de salir huyendo?

—¡No! —apretó sus labios al ver que Emma se removió apenas—. Sólo que... no creí que fuera un momento oportuno para otro... bebé.

El rubio se quedó mirándola dulcemente a medida que pensaba en qué hacer para levantar su ánimo, no quería que ella se sintiera una carga para él. Nunca lo sería, ni ella ni sus hijos.

—Ven princesa —hizo un ademán con su cabeza mientras apartaba con cuidado la regordeta mano de Hugo.

Marinette acató, rodeando a sus hijos con muchas almohadas y activando un monitor para cerciorarse de que estuvieran bien.

Ambos se vistieron con prendas casuales para luego reunirse en la sala de su hogar.

—Tienes que tener perfectamente en claro que contigo cualquier momento es perfecto —comenzó hablando tomando las manos de la chica—. Un bebé nunca será una interferencia en nuestros planes, fíjate lo feliz que me has hecho al gestar a Emma y Hugo, ¿por qué este bebé tendría que ser la excepción?

—Adrien —Marinette volvió a juntar lágrimas en sus ojos al escucharlo hablar.

—Me haces completamente feliz y no siento ningún temor al tenerte a mi lado. Pueden akumatizar a medio París y aún así me sentiré a salvo sabiendo que cuento con tu compañía.

—Creí que no te agradaría la idea por...

El chico suspiró atrayéndola hacia él para brindarle calidez.

—Viviremos como venimos haciéndolo, tú y yo luchando contra la maldad, criando a nuestros increíbles hijos...

—Pero no había un nuevo portador del miraculous de la mariposa —murmuró apenas sin ánimos de querer entristecerlo con lo de su padre—. Por lo menos tu padre tuvo la decencia de no lastimar a los nuestros.

—Y es lo único por lo que estoy agradecido —exhaló pesadamente volviendo a capturar su azulada mirada—. Mira, he logrado entender que siempre estaremos expuestos al peligro aunque no tengamos los miraculous, y que no podré hacer nada para que nuestros hijos estén siempre protegidos pero de algo estoy seguro —apretó el agarre de sus manos entrelazadas—. Sé que cuento con tu apoyo y tú con el mío, por favor no dudes nunca de que me tienes incondicionalmente.

—Esperaba que pudiéramos encontrar al nuevo portador antes de la llegada de este bebito —sus labios se curvaron en una sonrisa dulce mientras sus brazos rodeaban su cuello—. Al fin y al cabo íbamos a esperar un tiempito más.

—Pues el bebito quiso llegar antes —sonrió con picardía acercando su rostro al suyo provocando su sonrojo—. Aún así, tampoco descartaba el hecho de que llegara en cualquier momento.

—¡Adrien!

Ambos rieron brevemente para luego unir sus labios en un dulce beso que transmitía todo el amor y seguridad del mundo. No había amenazas cuando de su unión y amor se trataba, aunque los miedos eran imposibles de ahuyentar, a pesar de ello siempre lograban encontrar las palabras justas para reconfortarse mutuamente.

El llanto a través del monitor alertó a la pareja interrumpiendo su beso.

Antes de que avanzaran sus pasos hasta el cuarto, la voz de Emma comenzó a escucharse a través del parlante. Tanto Adrien como Marinette acercaron este a sus oídos para escuchar de qué se trataba.

—Tranquilo bebé, sh sh. Mamá y papá vendrán pronto a buscarte.

Ambos sonrieron escuchándola calmando a su bebé.

—Debes dormir para continuar creciendo así cuidamos juntos a nuestro nuevo hermanito o hermanita.

La azabache esbozó un tierno puchero al escucharla hablar así del pequeño porotito en camino.

—Y tendrá que dormir mucho al igual que tú, así podemos jugar en la nieve, pero falta mucho para ello. Le diré a nuestro primo Kyle que le encargue a Santa un hermanito también así somos muchos jugando.

Aquello le arrebató una risotada a Adrien. Sabía que Félix era un buen padre pero le había costado horrores acostumbrarse a la paternidad.

—¿Te imaginas a mi primo volviendo a recibir esta noticia?

—Creo que Kagami lo diría sin tanto preámbulo provocando que se desmaye.

La pareja se dirigió al cuarto para atender a un hambriento Hugo y llevar a Emma a la bañera para alistarla y llevarla al kínder.

Una vez listos y abrigados, bajaron para dirigirse al estacionamiento y cargar a los niños en el auto.

—¿Crees que sea posible ir a la panadería antes de ir al hospital?

—Un segundo —frenó en seco luego de haber colocado la seguridad necesaria a sus hijos—. Estoy bastante seguro de que tus antojos siempre empezaron luego del tercer mes.

—¿Y eso qué tiene que ver? —frunció el ceño—. Tengo hambre, no hemos desayunado.

—Lo sé y muero por un croissant, pero ¿no te parece extraño que prefieras ir a comer antes que conocer a nuestro bebé? —relamió sus labios divertido—. La Marinette que conozco estaría entusiasmada por ir con el ultrasonido.

—¿Tú crees que...? —el rubio rio frente a su cara intentando sacar cuentas—. Oh por Dios...

—Es sólo una conjetura pero no la descarto —abrió la puerta del copiloto para ella—. Y tranquila iremos por tu antojo lo antes posible.

—Por favor —batió sus pestañas mostrando inocencia.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora