24 || Magia

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24 de diciembre #NaviFicsMLB

Marinette se hallaba finalizando los últimos detalles para recibir a sus anfitriones de la noche.

Muchos dirán: "¡qué locura recibir visitas en vísperas de Navidad!", "Hay que ordenar, limpiar, cocinar", "La casa después termina hecha un caos".

Pero nada de ello perturbaba a la chica, pues ella había decidido hacer una temática distinta este año.

Pijamas y comida dulce para compartir alrededor de la chimenea.

Emma y Hugo lucirían unos pijamas enterizos de renos que había diseñado hacía tiempo y que por fin podían modelar frente a otras personas que no fueran sus padres.

Adrien se había encargado de ir a retirar el pedido a la panadería mientras ella terminaba de ambientar el lugar.

—¡Llegué! —el rubio apareció con varias bandejas que de seguro harían que su chica comenzara a babear por ellas.

—¡Sí! ¡Cosas dulces! —corrió hasta él para recibirlas con total entusiasmo dejando de lado a su rubio.

—Me alegra también verte a ti bichito —terminó de apoyar las cosas en la encimera de la cocina.

Fue cuestión de segundos para que Marinette le diera un gran mordisco a un pie de limón provocando que de sus labios brotara un gemido de placer al sentir el sabor de la tarta.

—Es buenísimo —expresó con la boca llena extendiendo una porción en dirección del ojiverde—. ¿Quieres probar?

Adrien asintió divertido, inclinando su cabeza para darle un mordisco a su porción.

—Delicioso —intentó coger otro pero ella lo apartó—. Pero qué...

—Dije probar no continuar comiendo, es mi porción.

—Nena, hay demasiada tarta para compartir.

—Sí, para compartir con mi bebé —sobó su apenas abultada panza.

No le quedó más remedio que zanjar la conversación allí para dirigir sus pasos hacia su cuarto y enfundarse en su pijama.

Hugo comenzó a balbucear desde su cuna comenzando a coger cierta fuerza para colocarse de pie mientras sus manos empuñaban los barrotes.

—Hey amigo —se acercó hasta él para observarlo de cerca—. Estás poniéndote super fuerte con todos los biberones que consumes mi príncipe.

—Papá —sus manos soltaron los barrotes demostrándole que quería que lo alzara, pero poco duró su estabilidad sin soporte que terminó sentándose.

—Aún no pequeño —lo tomó en sus brazos dejando muchos besos en su cachete regordete y sonrojado—, no es tiempo de caminar, pero pronto lo harás.

—Buaa —escondió su rostro en el cuello de su papá aún con el sueño de recién.

Adrien sonrió abrazándolo contra él mientras volvía a desperdigar muchos besos en su cabeza.

—Ven iremos a buscarte algo para que comas.

Una maliciosa idea cruzó por su mente mientras se encontraba en la cocina con Hugo queriendo manotear todo lo que había en las bandejas.

Admitía que quería continuar comiendo esa deliciosa tarta pero también quería cuidar a su novia de los dulces, el exceso podía llegar a ser malo.

—¿A dónde crees que vas Agreste? —gruñó ella al ver sus intenciones—. Como te acerques a mi tarta te quedarás sin cola gato metiche.

—Miau, guarda las garras gatita —soltó en chiste pero podía sentir cómo una gota de sudor caía en su espalda—. Hugo quiere probar también.

Ella dirigió sus zafiros a su bebé que babeaba ante el placer que le generaba ver tanta comida dulce.

Relajó su postura y esbozó una pequeña sonrisa al verlo apretando sus manitos.

—Está bien pero le guardan una porción a Emma —advirtió mirándolos a ambos.

—Como ordenes princesa —y sin más salió disparado a la sala con Hugo en brazos y la tarta.

Tomó asiento en uno de los sofás mientras acomodaba a su bebé en una pierna y la tarta en la otra y comenzaba a darle pequeñas porciones que no tenían el tamaño de una uña.

Hugo sonrió mostrando su único diente mientras agitaba sus brazos y su cuerpo como señal de que quería más porque le había agradado.

—Wouu, tranquilo —besó su coronilla con ternura—. Debemos dejarle a tu hermanita también.

—¡Y a tu hermanito! —gritó la azabache desde la cocina terminando de acomodar las bandejas para llevarlas a la sala.

Adrien rio al escucharla, definitivamente esa tarta era más para ella que para el bebé en camino.

El timbre sonó indicando que los invitados habían llegado.

La azabache se apresuró a llegar hasta ellos para invitarlos a pasar mientras una emocionada Emma venía parloteando con su primo Kyle.

—¿Les dio mucho trabajo? —preguntó a Kagami mientras la ayudaba a recibir más bandejas con comida.

—Para nada, ella y Kyle se entretuvieron en los juegos mientras Fel y yo encargábamos los platillos —esbozó una pequeña sonrisa en cuanto sintió los labios de su amado en su mejilla, para luego unirse con su primo y su sobrino.

—Adrien me ha arrebatado mi tarta favorita —sus labios formaron un tierno puchero.

—Estoy bastante segura de que ha sido para cuidarte —soltó una risita ayudándole a llevar las bandejas—. Creo que nos hemos excedido con la cantidad de comida.

—Nunca es suficiente cuando se trata de una embarazada.

Ambas rieron para luego acomodarse con sus respectivas parejas mientras los niños se acomodaban en la alfombra con distintos juguetes, incluso Hugo que debían distraerlo de tanto dulce.

—¿Ya han decidido el nombre del próximo bebé? —indagó Kagami.

—Pues... —ambos se miraron— no aún. Queremos primero ver su rostro y decidir en el momento qué nombre otorgarle.

—¿Y si no se les ocurre nada? —intervino Félix estrechando a su chica en su cálido abrazo.

—Pues no tendrá nombre —Marinette codeó al rubio frente al chiste—. Auch, era sólo una broma, siempre podremos pensar en elegir Adrien Jr., en caso de que no nos decidamos.

—Siempre tan ocurrente —rodó sus ojos divertida para luego continuar—. Sé que será igual de especial como lo fueron Emma y Hugo, su nombre aparecerá como por arte de magia en el preciso momento en que lo sostenga en mis brazos —rio ante las cosquillas que le provocó el dulce beso en su cuello que le dio el rubio—. Incluso los nombres de nuestros hijos surgieron algo así, aunque Emma lo escogió Adrien en honor a Emily.

Los presentes compartieron una mirada cargada de ternura y cierta melancolía al pensar en dicha mujer.

—Confío en que será igual de bonito como los de nuestros otros pequeños —finalizó el de esmeraldas.

Sus pensamientos se perdieron al recordar a su madre y en cómo le hubiese encantado verlo en este rol de padre, atento, responsable, amoroso, incondicional. Tal como lo había sido ella con él durante el tiempo que estuvo viva.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora