8 || Papá Noel

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8 de diciembre #NaviFicsMLB

—¿Tú crees que Hugo estará bien sin nosotros?

Marinette se hallaba en la disyuntiva sobre qué hacer esta noche.

Le costaba horrores despegarse de sus hijos, especialmente con el pequeño rubio que apenas entendía las cosas. Adrien le había invitado a hacer la patrulla juntos y quién sabe finalizar la noche con una romántica cita.

—Nena, Hugo apenas cierra sus ojos deja de percibir si estamos o no —la tomó de los hombros para infundirle ánimos.

—Pero no quiero engañarlo —esbozó un tierno puchero.

—Lo vivimos engañando cuando debemos hacer nuestras patrullas por separado.

—Lo sé y me hace sentir la peor madre del mundo —dejó caer su cabeza hacia adelante, contra el pecho de su amado—. Me odiará cuando sea más grande.

—No lo hará —exhaló atrayéndola contra su pecho—. Entenderá eventualmente nuestro modus operandi.

—Mientras tanto me odiará —insistió.

—¿Por qué no a mi también?

—Porque yo soy su madre, la que se supone que debe estar para él las veinticuatro horas del día de los siete días de la semana.

—No —la interrumpió—. Eso es lo que la sociedad te ha hecho creer —besó dulcemente su coronilla acariciando su espalda—. Yo tengo la misma responsabilidad que tú. Así que de odiar, tendrá que odiarnos a ambos.

La azabache rio haciendo vibrar el torso de su gatito y provocando su sonrisa al haber cumplido con su objetivo.

Se separaron para conectar sus ojos que podían expresar lo cómodos y agradecidos que estaban uno con el otro.

—Con Emma me señalaron mucho —murmuró rompiendo con ese contacto perceptual—. Pero tampoco podía estar ventilando que la esposa del super modelo Adrien Agreste, era la mismísima Ladybug debiendo cumplir con su deber.

—Ese tal Adrien Agreste apesta —realizó una ademán con su mano en un intento de quitarle la importancia—. Tendrías que haberlo rechazado y comenzado a salir con el apuesto Chat Noir.

Marinette soltó una sonora carcajada frente a las bromas que expresaba su esposo. Podían pasar los años y aún así resultaba sumamente divertido el hecho de que el rubio no abandonara sus bromas en cualquier tipo de situación.

—Pues lo hice... —relamió sus labios recordando cómo se dieron los eventos entre ellos—. Me enamoré del gatito, creyendo que mi amor por el modelo era algo pasado.

—Ese gato tiene mucha suerte —resopló dramáticamente—. A veces le tengo envidia ¿sabes?, porque creí que tu corazón se supone que era completamente mío.

—Y lo es —besó castamente sus labios—. Siempre será tuyo.

—¿Me lo prometes? —bisbiseó aún con sus bocas rozándose.

—Te lo prometo.

—Mira que hay un Papá Noel que todo lo ve, y más en esta época. Si llegas a fallar a tu promesa, no tendrás tu regalo esta navidad.

Nuevamente la fémina estalló en una risa que provocó sus lágrimas por la ocurrencia de su chico.

—Espero que Papá Noel sepa que siempre he sido una niña buena y esta navidad no será la excepción —soltó juguetona llevando sus pasos hacia la sala en donde se encontraba Hugo jugando en el suelo.

Adrien siguió sus pasos con una sonrisa traviesa en sus labios mientras visualizaba a su enamorada junto a su hijo.

—Creo que Papá Noel puede conseguir una niñera por una noche para ese bebé regordete.

—¿Hablas en serio? —asintió aún mirándola con un brillo especial al tiempo que esta alzaba al bebé en sus brazos—. ¿Qué dices Hugo?, ¿crees que mamá deba portarse bien para conseguir su regalo de navidad?

El pequeño rubio comenzó a reír al ver de cerca a su adorada mamá, llevando sus manos al rostro de ella para comenzar a apretarla y atrapar su mejilla con su boca llena de baba.

—Hugo me ha contado que tiene una madre maravillosa —llegó hasta donde se encontraban para abrazarlos cálidamente—. ¿Y te digo un secreto?

—Dime.

—Emma me ha dicho lo mismo —besó su mejilla al visualizar sus mares al borde de las lágrimas—. Y yo también lo creo.

—¿Crees que soy una madre maravillosa?

—La mejor de todas sin dudas.

Azul y verde volvieron a conectarse para luego fundirse en un apretado abrazo mientras Hugo aprovechaba la cercanía para tironear de las orejas de su papá.

—Tal vez tu regalo se adelante.

Ambos rieron provocando la risa de Hugo que no dejaba de admirar a sus dos figuras favoritas.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora