23 || Beso

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23 de diciembre #NaviFicsMLB

Adrien despertó abruptamente, sentándose con rapidez contra el cabezal de la cama al caer en la cuenta de que todo estaba sumamente silencioso para ser las ocho de la mañana.

Por lo general a las seis Hugo comenzaba a querer su primer biberón de la mañana con un cambio de pañal urgente y a la hora Emma comenzaba a pedir su desayuno con caricaturas.

Pero nada de ello había ocurrido.

Frotó su rostro con ambas manos al recordar que anoche habían quedado con sus abuelos debido a que ellos asistieron a la fiesta de cumpleaños de su primo.

Respiró con calma finalmente. No estaba acostumbrado a que sus hijos pasaran la noche en otra casa que no fuera la suya.

Ya comenzaba a echarlos de menos, pero también era necesario que ellos pudieran descansar luego de una larga noche y con ese alerta akuma que tuvieron de por medio.

Dirigió su verdosa mirada a su princesa que lucía entregada a ese sueño profundo, con todas sus mechas desparramadas en su rostro como almohada.

No pudo evitar sonreír al verla así, se preguntaba si debía despertarla o dejar que durmiera unos minutos más. Al fin y al cabo ella estaba embarazada y era positivo para el bebé.

Finalmente se decidió por levantarse y tomar una ducha para relajar los músculos. No creía que pudiera volver a dormir a esa hora, además el hecho de haber pensado en el desayuno de Emma automáticamente le provocó ganas de comer.

Preparó unos deliciosos panqueques con sirope de chocolate y unas frutillas para decorarlo encima y con su infaltable taza de café.

No tomó asiento en la mesa, prefirió comenzar a caminar por la sala mientras observaba la decoración navideña, las vistas que le ofrecía la ventana, los cuadros con fotografías de su familia.

Esos minutos le bastaron para pensar que sin esas tres personitas, o mejor dicho, cuatro, lo hacían sumamente feliz. La felicidad nunca fue algo habitual en su infancia y parte de la adolescencia. Su padre siempre había sido una figura bastante distante, sus pocos momentos de paternidad podían parecer desinteresados pero luego de descubrir que era Monarch, no hizo más que reforzar su teoría de que lo utilizaba.

Suspiró con angustia al percatarse de que su vida resultó ser una montaña rusa de emociones.

Tenía en claro que Marinette lo amó desde el primer momento y que no estaría con él por pena, ni por querer proteger sus sentimientos al haberse enterado de que era un sentimonstruo, ni mucho menos al descubrir la identidad de Monarch.

Mucho tiempo había creído que ella lo amaba por aflicción pero sólo era producto de sus pensamientos negativos debido a todo lo que estaba aconteciendo en su vida.

Ella era diferente, ella tenía una forma de querer muy bonita, siempre estaba allí para acompañar el dolor ajeno pero nunca para hacer sentir menos a una persona, trataba de rebuscárselas para modificar el estado de ánimo de los demás.

—Mi catarina favorita —murmuró sonriendo llevando su taza de café a los labios.

Volvió a comprobar la hora en su reloj creyendo que era un buen momento para despertar a su amada.

Dejó su taza en la encimera de la cocina y dirigió sus pasos a su cuarto.

Se encontró con la imagen más dulce de esa mañana.

Ella se encontraba abrazando la almohada que le correspondía a Adrien a la hora de dormir. Su pierna se encontraba doblada en dirección al lugar de este como si quisiera abrazarlo enteramente.

Adrien rio mientras se acercaba sigilosamente a ella para recostarse a su lado. Pasó sus brazos alrededor de su cuerpo para atraerla a su pecho mientras sus fosas nasales se deleitaban con el dulce aroma que desprendía su cabello azabache.

—Hey —besó su nuca su suavidad—, despierta dormilona.

Marinette se removió apenas para luego soltar un sonoro suspiro a medida que sus brazos aflojaban el agarre en su almohada y buscaban los brazos de él.

—Princesa —alzó su cabeza para comenzar a regar besos desde su espalda hasta su hombro—. Son casi las diez de la mañana.

—¡¿Diez de la mañana?! —preguntó alterada mientras intentaba sentarse en su lugar y salir huyendo pero el rubio no lo permitió al tenerla encarcelada con sus varoniles brazos—. ¡Adrien!, Hugo necesita tu biberón, Emma debe ir al kínder y...

El chico rio al verla en su mismo estado cuando despertó. No la podía culpar, esos dos pequeños sí que se hacían sentir en su día a día.

—Shh nena —la atrajo contra él para acurrucarse mutuamente—. Los niños están con tus padres ¿recuerdas?

—Oh —giró dentro del abrazo para mirarlo frente a frente—. ¿Y por qué me has despertado?

—Porque estaba recordando lo maravillosa que eres y ello me hizo echarte de menos —sus dedos acomodaron su flequillo de la frente—. ¿Puedes culparme?

La ojiazul mordió su labio inferior intentando que su sonrisa no se ensanchara de más.

—¿En algún momento dejas de ser romántico?

—Trato de descansar cuando duermo, pero aún así mis sueños recrean tu imagen una y otra vez —ella rio sonrojándose.

—Incluso eres romántico para despertarme —estiró sus extremidades para desperezarse.

Adrien pasó uno de sus brazos a la altura de la nuca de su esposa para que lo utilizara de almohada, mientras su mano libre comenzaba a dejar pequeños círculos en su abdomen.

—Quería dejarte dormir un poco más porque sé que lo necesitas.

—Eres muy considerado gatito —sonrió con ternura comenzando a regar besos desde su mejilla hasta su barbilla y volviendo—. Me encantas.

—Y tú a mí —suspiró sintiendo la calidez de sus labios en su rostro sin cesar sus caricias—. Y también me encantan tus besos, aunque nunca puedas despertar primero para dármelos.

—¡Hey! Hay un bebé a bordo —señaló con su dedo índice haciéndolo reír—. Por eso no puedo madrugar antes.

—Nena, tú no despiertas temprano con o sin bebé a bordo.

Rio y antes de que ella comenzara a decirle de todo la sorprendió con un beso que era tan poderoso a tal punto de que la azabache terminó por darse por vencida y comenzara a corresponderle con sumo amor.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora