17 || Familia

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17 de diciembre #NaviFicsMLB

—Joder.

—¿Mamá? —dos toques suaves en la puerta de su cuarto la sobresaltaron—. ¿Te encuentras bien?

—S-si mi amor —se recompuso en su lugar mientras colocaba el cobertor encima del test de embarazo para ocultarlo.

—¿Por qué te has encerrado? —la manija giró dejando entrever a una tímida Emma entre la puerta y el marco de esta—. ¿Estás triste?

La azabache sonrió al verla en ese estado de preocupación. La pequeña se acercó hacia la cama para subirse rápidamente y abrazar a su mamá por el cuello.

Marinette la recibió gustosa en sus brazos a medida que dejaba caricias en su espalda y llenaba de besos su coronilla.

Se sentía un tanto preocupada por el resultado positivo, no era momento para traer otra vida al mundo y más sabiendo que Adrien tenía un nuevo proyecto por delante y no podría enfocar sus atenciones en algo más.

—¿Has dormido bien mi cielo? —tomó su rostro con ambas manos para visualizar sus preciosos rasgos.

—Muy bien mamá, esta vez Hugo no ha llorado —sonrió orgullosa provocando la risa de su madre.

—Bueno, eso es porque tu padre ha pasado toda la noche despierto con unos papeles importantes y Hugo ha estado a su lado —besó su cabeza con ternura—. Tu hermano no ha tenido ni un microsegundo para llorar.

—Oh, entiendo —susurró perdiéndose en sus pensamientos—. Los papeles de la casa de papá. ¿Eso quiere decir que se irá y nos dejará viviendo solos?

—¿Con quién jugaré a las muñecas si me voy a vivir solo? —Adrien apareció con un Hugo dormido en sus brazos.

Emma saltó rápidamente de la cama para ir a su encuentro y abrazarlo por las piernas mientras le decía una y otra vez que no se fuera.

El rubio alzó su vista confundida a Marinette quien simplemente veía la escena con dolor. Emma era muy cercana a su padre, incluso le había costado horrores adaptarse a la idea de tener un hermanito. Toda la atención dejaría de estar en ella y ello le preocupaba de cierta manera.

Pero nuestros protagonistas hicieron lo posible por evitar que ella se sintiera marginada ante la llegada de Hugo.

Ahora a Marinette le preocupaba cómo su familia en general se tomaría la noticia de la llegada de un nuevo integrante. Por un lado le preocupaba Adrien, sabía que debía focalizar su atención en su nuevo proyecto y su cabeza apenas estaba procesando la idea de que su padre era el villano de París que ahora se encontraba tras las rejas; por otro lado, estaba Emma y su corazón noble y bondadoso que podría llegar a quebrarse frente a la sensación de dejar de sentirse amada por sus padres, y finalmente, el pequeño Hugo que, si bien ahora no entendía mucho, continuaba siendo un bebé que debía tener las debidas atenciones.

Había mucho por procesar, mucho por planificar y afrontar.

La chica rompió en llanto repentinamente sin poder aguantarse las lágrimas y la angustia que cargaba.

Adrien inmediatamente se acercó a ella para atraerla en un abrazo contenedor contra su pecho, con el debido cuidado de no aplastar a su bebé. La pequeña rubia volvió a subir rápidamente a la cama para sentarse en las piernas de su mamá y abrazarla como un koala negado a soltarla.

—Yo sabía que estabas triste —murmuró Emma apretando sus ojos como si quisiera transmitirle algún poder para curarle la tristeza—. No tienes que encerrarte mamá.

—¿Encerrarte? ¿De qué hablas Emma?

—Mamá hace unos minutos salió del baño y luego se encerró aquí —suspiró abriendo los ojos para mirar a su padre que se hallaba preocupado al no entender nada—. Estábamos viendo una película en la sala y ella salió corriendo rápidamente al baño, de seguro tenía ganas de hacer pipí.

Adrien buscó los ojos de su chica exigiendo en silencio que le comentara qué estaba ocurriendo. Simplemente se había retirado temprano con Hugo para dejar que sus princesas descansaran y cuando llegó se encontró con esta situación.

—Y-yo —limpió sus lágrimas con el dorso de una mano a la vez que sostenía a Emma con la otra—. Me he enterado de... algo.

—¿Y ese algo es bueno o malo? —acunó su rostro con una de sus manos a medida que su pulgar se dedicaba a limpiar el resto de sus lágrimas.

—Para mi nunca sería algo malo —apretó sus labios bajando la mirada.

—Si no es algo malo para ti, tampoco tendría que serlo para mí —acercó sus labios a su frente para besarla—. Anda, dime qué te tiene en este estado, me preocupas.

Marinette rebuscó el plástico entre las sábanas para luego respirar profundamente y extenderlo en su dirección sin querer visualizar su reacción. Algo en su corazón se negaba a querer saber cuál era su opinión con respecto a esto. El rubio era un excelente padre pero este pequeño bebé no se encontraba en sus planes, no aún.

—Yo... lamento mucho tener que informarte esto —su cabeza se posó en la de su hija que continuaba abrazándola fuertemente, reconfortando poco a poco—, entenderé perfectamente si no quieres criarlo también...

—¿Qué es papá? —preguntó una curiosa Emma.

—La mejor noticia que le pueden dar a un padre —respondió pasando su mirada de su hija a su azabache—. Esto dice que tendrás otro hermanito o hermanita.

—¿Mamá estás embarazada? —se alejó para mirarla con sus ojos azules engrandecidos.

Marinette aún le costaba salir de su estado de estupor, su corazón comenzó a latir fuertemente contra su pecho, ignorando cómo su hija jalaba su blusa buscando su atención. Adrien sonrió sintiendo cómo sus ojos picaban por el potencial llanto.

Volvería a tener otro hijo con el amor de su vida.

Le resultaba extraño que su chica no saltara contenta con la noticia, pues así había sucedido con los anteriores embarazos. Le preguntaría con calma luego, ahora quería disfrutar de este bello momento junto a su familia.

Adrien apoyó su frente en la suya a la vez que murmuraba contento:

—Agrandaremos nuestra maravillosa familia princesa.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora