16 || Estrellas

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16 de diciembre #NaviFicsMLB

Nadie hablaba de lo difícil que era volver a lugares donde uno fue feliz y que se es consciente que nunca volverán.

Adrien había puesto nuevamente un pie en la mansión luego de haberse reunido con su abogado.

Finalmente podría comenzar a trabajar con su proyecto.

Su interior era una mezcla de sentimientos ambiguos, por un lado se sentía sumamente feliz de poder hacer algo para otras personas pero por otro, aún lo invadían ciertos sentimientos de angustia y nostalgia al recordar a sus padres y sus distintos destinos.

—Señor Agreste —una voz masculina lo sacó de sus cavilaciones—. Tenemos todos los insumos para comenzar a trabajar, el pintor llegará mañana y traerá un equipo para distribuir las tareas.

—Perfecto —se cruzó de brazos por comodidad—. Los muebles y decoración llegarán para la próxima semana, así que podrán trabajar con tranquilidad.

—Lamentamos que no pueda hospedar gente antes de la navidad —el señor realizó una mueca de pena al saber que su plan se retrasaba unos días de lo previsto—. Pero le aseguramos que haremos lo posible por cumplir su sueño antes de que finalice el año.

El rubio sonrió tranquilo al escuchar sus palabras. Su cabeza trató de ser flexible frente a su incipiente plan, sabía que podría resultar utópico por los escasos días de planificación, aún así quería colaborar para adelantar la obra.

Las horas transcurrieron a medida que anotaba ideas con respecto a la distribución de las habitaciones y la cantidad promedio de gente que podría habitarla. No quería que nadie se sintiera fuera de lugar o que le faltaran comodidades.

La noche poco a poco comenzó a hacerse presente y la soledad comenzó a hacer mella en su interior. Había estado intercambiando un par de mensajes con su esposa que había estado ocupada durante el día por lo que no había podido acompañarlo.

—Te extraño mi bichito —suspiró llevando sus pasos al ventanal de la que era su cuarto para mirar el cielo y contemplar las estrellas.

Cada vez que su corazón se sentía afligido se dedicaba a mirarlas, había algo maravilloso en esos destellos que le presentaba el cielo nocturno. Muchas veces se perdía en ellas pensando momentos pasados donde fue feliz, imaginando momentos futuros junto a su familia, pero sobre todo, memorizando la vez que la había conocido a ella.

Su cabeza siempre se trasladaba al momento en que sus identidades fueron reveladas.

Flashback

Marinette se hallaba llorando desconsoladamente en su cuarto luego de haber compartido un agradable momento con el superhéroe de París.

Se le hacía difícil no poder decidir qué ocurría con su corazón, pues este había escogido amar a dos personas totalmente opuestas. Su mente gritaba que tenía responsabilidades para con el miraculous de la catarina. Mientras ella lo portara nunca podría ser feliz junto a la persona que amara.

El rubio había quedado con un sabor amargo en su boca al saber el motivo de su tristeza. Ella había declarado sus sentimientos a su alter ego y dejado en claro que había estado enamorada de su forma civil.

Al día siguiente la visitó con la esperanza de que ella volviera a sonreír y dejara esa tristeza que le había provocado.

Pero la azabache lo había rechazado quebrando su corazón en dos. El rubio no desistió pese a la negativa, se acercó a ella, escaló hacia donde se encontraba topándose con una imagen que lo desgarraba por todos lados.

Se ubicó en los pies de su cama manteniendo las distancias. Le pidió que le comentara qué ocurría. La azabache, resguardando ciertos datos, le contó acerca de su amor correspondido pero que era imposible. Adrien escuchaba atento su relato, sabía que hablaba de Chat Noir, aún así necesitaba saber si él, como Adrien Agreste, tenía alguna oportunidad.

Marinette lloraba desconsolada, sus ojos lucían hinchados e irritados y su sonrisa no se hallaba en su precioso rostro de muñeca.

—Marinette, yo... —tragó grueso sabiendo que la mismísima Ladybug lo colgaría de lo más alto de la Torre Eiffel, pero estaba decidido a frenar el sufrimiento de la chica frente suyo—. ¿Qué ocurriría si yo te... confesara algo?

—Ya me has dicho que me amas —sollozó sin querer mirarlo—, y yo te he rechazado, ¿qué más quieres confesarme? —se rio sin ganas no queriendo volver a tocar el tema—. No tendrá ningún sentido, te agradezco que hayas venido a verme pero...

—Soy Chat Noir, princesa —la interrumpió obteniendo una cara de sorpresa por su parte.

—Yo no he dicho de quién se trataba —relamió sus labios nerviosa repasando mentalmente su discurso—. ¿Lo he hecho?

Adrien negó sonriendo mientras tomaba sus manos en las suyas.

—No lo has hecho.

—Entonces ¿por qué has dicho eso?

—Porque es la verdad y no aguanto tener que guardarme este secreto y menos si es contigo.

Desde ese día ambos fueron totalmente transparentes el uno con el otro. Con el pasar de los días les resultaba utópico saber que habían estado enamorados durante tantos meses y ninguno se atrevía a darse cuenta de ello.

—¿Gatito?

Una voz sumamente familiar desconectó su mirada de las estrellas para voltearse y encontrarse con su amada compañera.

Inmediatamente dirigió sus pasos a ella para saludarla con un afectuoso beso y abrazo que tomó por sorpresa a la chica. No era nada nuevo que Adrien demostrara sus sentimientos pero esta vez se sentía un tanto diferente.

—¿Debo preocuparme de tu arranque de ternura potenciado? —rio al separarse de él.

—Sólo estaba recordándote, recordándonos —esbozó una dulce sonrisa abrazándola por la cintura al tiempo que ella ubicaba sus manos en su pecho—. Sobre cómo comenzó todo...

—La revelación de identidades —susurró obteniendo una confirmación muda por su parte—. Me veía del asco ese día, ¿por qué lo recuerdas?

—Porque estaba mirando las estrellas —ella frunció el ceño—. Cada vez que las miro me recuerda a ti, y dependiendo del momento es el recuerdo que aparece. Y en este preciso instante, me recordó a nuestro comienzo.

Marinette apoyó su rostro a la altura del corazón del rubio mientras sus manos sobaban su espalda. Le llenaba de una calidez indescriptible que él le dijera estas cosas sin que hubiera una fecha especial para demostrarle todo su amor.

—Gracias por amarme.

—Pero si es un placer amarte mi bichito.

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Reto navideño || AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora