1 Pérdida

94 14 2
                                    

El cielo ya está oscuro, creo que tardé más de lo debido buscando información acerca de sucesos extraños en Bristol. Pero debía saber más, viajar a ese lugar debe ser más excitante que solo ver pelear a mi hermano.

Tomo mis guantes y me los coloco bien, el clima es un tanto frío en esta época del año por la lluvia. Abro el paraguas y espero a que pase un taxi, cuando siento a alguien siguiendo mis pasos, pero estoy sola en la calle, no hay nadie más que yo.

Cuando por fin logro tomar el vehículo, voy al sitio donde se dará la pelea clandestina, mi hermano tiene muchas oportunidades, según escuche. Así podríamos volver a Londres para continuar pagando la hipoteca y tener la casa a nuestro nombre.

Me bajo y camino unas cuantas calles más, nadie sabe la ubicación de este lugar y el taxista solo insinuó que no debía andar sola por estos rumbos.

Aprendí a defenderme gracias a mi hermano desde los quince años, mido un metro con sesenta y la gente normalmente se burla porque no soy tan alta o tan baja como quisieran. Pero no soy el llavero de nadie y mucho menos el poste.

Una pequeña lámpara alumbra la puerta y veo como se acerca un sujeto lo suficientemente alto con el cabello agarrado en un chongo despeinado. Toca la puerta y me detengo antes de que pueda verme, mira en todas direcciones y clava su mirada en mí. Me paralizo, su rostro se ve enfadado.

- No dejen entrar a cualquiera – dijo audible, pensando que eso me haría enojar -. No quiero problemas, ni a la policía aquí.

Después la puerta se abrió y entró, dejando que saliera algo de ruido. Después todo quedó en silencio. Mi móvil comenzó a sonar, mi hermano tratando de localizarme.

- Estoy afuera, pero un idiota prohibió que entrara más gente – dije parada afuera del sitio ya -. Ven por mí.

En menos de cinco minutos mi hermano estaba parado afuera, la lluvia había parado y ahora íbamos caminando por unas escaleras empinadas de metal, el lugar estaba iluminado por luz amarilla y roja. Chicas semidesnudas y muchos senos al aire era el ambiente, hombres bebiendo alcohol y una enorme jaula en el centro.

- Escucha bien Naomi, debes andarte con cuidado y mantener tu boca cerrada – me mira sin soltar mi mano -. En este lugar hay gente muy peligrosa, pero si gano, ten por seguro que acabamos esa maldita hipoteca y podremos ser libres.

- Noah – me detengo -. No lo hagas, me da miedo que algo te pase, aquí se ve que hay gente profesional y no quiero que algo te pase.

- No es momento de acobardarse ahora hermanita – me jala y susurra a mi oído -. El pez gordo está aquí y ha apostado por mí.

Mi cara de sorpresa debió ser tan notoria, pues su sonrisa de satisfacción me impresionó bastante.

- Ahora espérame en primera fila y veme ganar, porque desde esta noche seremos libres – me acercó a una silla y me senté en espera que comenzara el suceso.

Las luces se apagaron y la jaula se iluminó, hicieron las presentaciones y al entrar ese sujeto mi alma se estremeció, es enorme y mi hermano, aunque tenga un súper cuerpo es la mitad de ese sujeto. Entra mi mellizo y la gente abuchea, cosa que no le importa en lo más mínimo.

Debo admitir que confío en él, pero está demasiado golpeado como para ganarle a ese mastodonte en la jaula.

Me fijo en unos ojos negros del otro lado de la jaula, me ha observado desde que comenzó la pelea y aunque trato de no mirar, me es imposible, es tan insistente y me hace sentir rara. Es el mismo sujeto de hace rato en la puerta.

Los gritos resuenan por todo el lugar y mi hermano sale victorioso, solo tuvo que esperar a que el tipo se cansara para poder noquearlo. Cuando baja de la jaula se acerca mí y me abraza.

- Estas llenando mi ropa de sangre – sonrío -. Vamos pequeño simio, debemos recoger tu premio y largarnos de aquí.

- Todos quedaron asombrados hermanita – alegre -. He ganado al sujeto que nadie había podido ganarle.

Caminamos hacia la cabina donde entregan los premios y al llegar mi hermano recoge un gran saco repleto de dinero y uno más pequeño.

- Buenas noches – una ronca voz a mi espalda me asusta -. No me equivoqué contigo muchacho.

- Señor – saluda mi hermano -. Gracias por poner su fe en mí.

- Y esta bella dama es...

- Mi hermana señor – contesta rápidamente -. Ella no es parte del trato, así que si nos disculpa.

- Yo creo que no.

Esto no me da buena espina, este anciano viene con tres tipos como el sujeto que acaba de derribar mi hermano.

- Oiga, no sé qué trato tenga con mi hermano – tomo de la mano a mi mellizo -. Pero ahora debo llevarlo para curar sus heridas, si nos disculpa.

- Es un peleador, se curará rápido – dijo al momento que jaló mi cabello -. Tú vendrás a acompañarme está noche.

- ¡Suéltela!

Los hombres sacaron armas y apuntaron a la cabeza a mi hermano y el anciano a mí.

- Solo esta noche será mi compañía y después podrán marcharse – me pegó a su cuerpo colocando la pistola en mi cuello, mientras la otra se posaba en mi vientre bajo -. Ahora salgamos de aquí primor.

Me arrastró hacia afuera y los hombres custodiaban a mi hermano para que no se acercara. Me aventó al asiento trasero de su vehículo y comenzó a desabrochar su pantalón.

- ¡Si la tocas te mato! – mi hermano forcejeaba con los hombres afuera -. ¡No fue ese el trato!

- Mátenlo – dijo sin más.

- ¡No! - me levanto cuando escucho el seco disparo -. ¡Noah! ¡Eres un maldito cerdo! ¡Tramposo!

Logré bajarme y al llegar al cuerpo inerte de mi hermano en el piso sus hombres me sujetaron de ambos brazos. Ese viejo asqueroso comenzó a caminar hacia mí masturbándose sínicamente. Bajó mi pantalón y mis bragas, iba a ser violada ante el cuerpo de mi hermano. Dejé de gritar, no podía huir, siempre fui débil y eran demasiados para mi sola.

Apreté los ojos aguantando las lágrimas cuando escuché un quejido. Abrí los ojos y el anciano estaba en el piso. Los hombres me soltaron y a prisa subí mi ropa. Me abracé del cuerpo de mi hermano esperando el fin.

Sentí que jalaron de nuevo mi cabello y caí de espaldas al piso, las manos del viejo rodeaban mi cuello y me quedaba sin aire.

- Suéltala ahora Ted – una voz tranquila y gruesa -. Es humana, no debes hacer nada contra ellos, estamos para protegerlos y lo sabes.

- Lárgate ahora, ella es mía y

No terminó de decir cuando salió volando por los aires. Me puse de lado, tosiendo, tratando de hacer que el aire llegue a mis pulmones. No veía bien quien era, solo un abrigo de piel café y un cabello recogido en un chongo despeinado.

- ¿Por qué tenías que ser humana?

Fue lo último que escuché antes de perderme en la oscuridad.




-----------------------------------------------------------ESPERO DISFRUTEN ESTE PRIMER EPISODIO COMO DISFFRUTO ESCRIBIENDO...

ALGO DIFERENTE A LO QUE NORMALMENTE HAGO.

DÉJENME COMENTARIOS Y GUSTOSA LOS LEERÉ, NO OLVIDEN VOTAR Y COMPARTIR PARA LLEGAR A MÁS PERSONAS.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora