17 Marca

59 13 1
                                    

Miento si digo que no lo extrañe, miento si digo que no me dolió dejarlo, miento si digo que no me afectó rechazarlo.

Sus labios aprisionan mi pezón izquierdo, alternándolo con el derecho. Entierra su rostro en medio de ellos, mientras los aprieta entre sus manos.

Desciende lentamente con su lengua hasta detenerse en mi pelvis, traza una línea hasta mi ombligo y vuelve a descender.

Baja el pantalón apresurado junto a las diminutas bragas que llevo puestas y comienza a descender desde mis tobillos hasta la cara interna de mis muslos mordiendo y besando. Ya estoy al borde del precipicio y ni siquiera ha hecho lo que tanto me gusta.

Su lengua se hunde de golpe en mi interior, su dedo pulgar derecho juega con mi hinchado botón, se separa un poco y abre mis labios menores con ambas manos, dando lengüetazos por toda mi feminidad. Muevo mi cadera en su dirección, no quiero que se detenga, voy a explotar en su boca cuando cesa todo movimiento, dejándome vacía por completo. Abro los ojos y lo miro dudosa.

Una sonrisa tan maliciosa se dibuja en su rostro al momento que quita el resto de su ropa. Sin tregua a nada me penetra quedándose quieto en mi interior.

- Que bien se siente estar en tu interior – susurra cerca de mis labios -. No me dejes nunca Naomi.

- Jamás...

Me calla al momento que empieza a moverse, dándole paso a mis jadeos, que se hacen más constantes con sus movimientos. Se apodera de mi boca de un modo salvaje, la temperatura de su cuerpo aumenta considerablemente y mi vientre se contrae de un modo delicioso. Ahora mismo estoy volando por el placer proporcionado.

Sus besos recorren mi cuello y siento sus caninos rozar mi piel, estoy por estallar cuando siento un fuerte dolor en mi clavícula del lado derecho, que me hace encajar mis uñas en su espalda haciendo camino directo a sus anchos hombros. Derramándome en un delicioso orgasmo diferente a todos los que he tenido.

Lame y deja un beso, que aminora la punzada.

Mi mente se pone oscura completamente, cierro los ojos y dos vidas pasan ante mis ojos; un pequeño Sebastián llorando y riendo, por el otro está Seth, como un enorme licántropo que mata a diestra y siniestra, me aterra, pero sé que ya no es el mismo que en su pasado.

- Relájate preciosa – escucho su voz a lo lejos -. Perdón por no avisar, yo...

Abro los ojos y derramo lágrimas, me mira preocupado pero de inmediato sonrío y acaricio su mejilla, me acerco y dejo un beso fugaz en sus labios.

- Puedo sentirte, sentir a Seth – respiro algo agitada -. Los siento a ambos en mi mente y en mi corazón.

- Es imposible – dice -, eres humana...

Se acomoda a mi lado y siento su agitado respirar cuando me recuesto en su pecho, sumiéndome en un profundo sueño.

Por la ventana se anuncia un nuevo día, una mañana más. Pero tan diferente por el mar de emociones que siento ahora mismo.

Miro hacia el exterior y me giro para ver a mi pareja quien está recostado a mi lado rodeándome con sus fuertes brazos, descansando plácidamente.

- No puedo explicar lo que siento ahora – susurro a la vez que acaricio su mano en mi cintura -, pero no quiero irme de tu lado nunca más Sebastián.

- Tampoco dejaré que lo hagas – responde ronco -. Seth está danzando y ansioso por salir, así que necesito dormir para contenerlo.

- No me hará nada – sonrío y me giro para quedar de frente a él -. Seth, deja descansar a mi chico, no me iré de su lado.

Sus ojos se tornan oscuros y esa voz más gruesa sale.

- Eres mía, no volveré a dejar que te vayas – sonrío -. No soy tan idiota como este cuerpo que vez.

Su mano en mi mejilla es más cálida que antes y se acerca para besarme. Respondo y siento su erección en mi vientre, tan rígida y caliente, como el resto de su cuerpo.

- Seth, ¿qué haces?

- Mía...

Se coloca encima de mí y temo por mi seguridad, pero sus besos son tan tiernos que no sé ni que pensar así que, dejo que haga lo que quiera conmigo.

Me entrego a Seth, que en intermitencia con Sebastián me hacen vibrar, gritar y llegar al placer de un modo delicioso nuevamente.

El orgasmo llega tan fuerte que una nueva mordida en mi clavícula me hace gritar de nuevo.

- Eres de ambos – Seth menciona -. Ahora no podrás dejarme nunca.

- No era necesario idiota – escucho en mi cabeza -. Dame el control antes de que la cagues por completo.

- Te escucho – digo mirando al techo -, tu voz suena en mi cabeza.

Sus ojos cambian a olivo rápidamente.

- ¿Tú me escuchaste hablar con mi lobo?

Asiento con la cabeza.

Sé que no es normal para un simple humano, he leído acerca del vínculo, las voces los enlaces mentales y los lobos comunicándose entre ellos.

Me levanto y voy al baño, seguida por mi pareja, que sin decir más vuelve a poseerme en el baño. No me niego, lo extrañé demasiado.

Salimos y voy al armario por ropa cuando un fuerte grito me sobresalta.

- ¡Alisa!

- Relájate – me dice Sebastián -, está peleando con Benjamín.

- Él dice que es su pareja.

- Lo sé, me lo dijo anoche que desperté – sonríe acercándose a mí -. Pero para ser humanas, tienen mucho de nosotros.

Termino de vestirme y salgo a prisa para ir a buscar a mi amiga. Debe estar volviéndose loca, que sabiendo como son cuando encuentran a su pareja y ya pasé por eso, la entiendo.

- Hey, hola – digo cuando encuentro a Benjamín parado en la puerta de la biblioteca -. ¿Dónde está?

- Encerrada, histérica...

- ¡No soy histérica! ¡Quiero irme a casa! – contestan del otro lado.

- Ya estoy aquí – respondo -. Ábreme, es hora de desayunar.

Abre la puerta y no puedo evitar la risa al verla con ropa clara.

- Este idiota desapareció mi ropa – hace pucheros -. ¡Y no tiene nada negro!

- Ben – lo miro -. Es como Merlina y le dan alergia otros colores que no sea negro, tinto o color uva – sonrío -. Dile al alfa que me dé algo de su ropa mientras hablo con ella, ¿sí?

- Nom, yo...

- Prometo explicarle la situación, sé que buscas a tu pareja hace tiempo, pero es extraño que siendo humanas, seamos algo para ustedes.

- Tú no...

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora