26 Hay alguien más

42 10 3
                                    

Abro los ojos y estoy en la recamara, en la cama perfectamente arropada y sola, de nuevo estoy sola. Afuera llueve a cantaros y se siente demasiado helado el ambiente.

Miro el reloj y son más de las cinco de la madrugada, así que Sebastián debió volver tarde.

Escucho ruido en el baño y me levanto, percatándome del delicioso aroma a menta, canela y flores que desprende para mí. Abro la puerta, entro llamándolo pero no responde.

- Qué delicia de hombre, ese trasero que se carga está para hincarle el diente -.

Mi mente está rara hoy.

- Si claro, tu mente

- Pequeña – me llama y reacciono -. De verme se te puede antojar algo más.

El aroma es tan intenso que mis sentidos están alterados, siento arder todo en mi interior; mi calor aumenta considerablemente, haciéndome saltar de inmediato a la ducha con él.

- Hey, tranquila – se gira para quedar frente a mí -. Ni siquiera te has quitado la

- Mío – sale de mi boca.

- ¿Cómo te llamas?

- Zaya – sale de mi boca.

Me siento entumida, no puedo mover mi cuerpo, no me responde. Pero sé que hay alguien que lo mueve, hay alguien más dentro de mí.

- Hola Zaya, soy Sebastián – sonríe mientras acaricia mi mejilla -. No asustes a Naomi, por favor, no está acostumbrada a que estés con ella.

¿Qué carajo le pasa?

¡Aquí estoy!

- Seth – sale de mis labios -. Mío

- Somos suyos, son nuestras – me toma de ambas mejillas -. Pero, por favor, regrésale el control a Naomi, debe entender.

Sebastián

Ver sus ojos negros, el aroma que me golpeó tan fuerte al abrir la puerta; esa estúpida bruja principiante pudo romper el sello de sangre. Pensé que no lo lograría, estaba dispuesto a buscar una bruja real para que mi pareja sea libre, pero ya no hay necesidad.

- Somos suyos – miro sus ojos negros -, son nuestras.

Parece reaccionar, sonríe de un modo seductor que me enciende de inmediato, pero necesito explicarle a mi pareja lo que está sucediendo, no puedo tomar lo que quiera sin antes decirle que su lobo acaba de aparecer y debe compartir su cuerpo con alguien más.

Cierra los ojos y al abrirlos son de ese bello azul cerúleo de nuevo.

- Hola pequeña – no la suelto -. Bienvenida de vuelta.

- Sebastián yo - está tan aterrada -, no era yo

- Relájate, Zaya es tu loba.

- ¿Qué?

- Creo que tu amiga la rarita pudo romper el sello – sonrío y me acerco para besarla -. Pero quédate tranquila, está relajada; creo que ni ella sabe bien que pasa – suspiro -. Reconoce a Seth.

- Estoy toda empapada – se mira y estoy aguantando la carcajada -. Y no sé cómo me metí aquí.

- Primero que nada vamos a solucionar esto – tomo el dobladillo de la sudadera y le ayudo a deslizarlo lentamente de su delgado cuerpo -. Aprovechemos para lavarte de una vez -.

Deslizo mis boxers por sus anchos muslos, sintiendo como se eriza la piel al tacto, como se aferra a mis hombros para no caer.

- Relájate Naomi, solo son mis dedos sobre tu piel.

- No me molestan tus dedos – susurra -. Tengo demasiado calor, siento como mi piel quema.

- Zaya está saliendo preciosa – me levanto y la tomo del mentón -. Quiere liberarse, pero la luna llena aún no está presente.

- Me aterra – sus ojos me miran saltones -. Habla todo el tiempo en mi cabeza, es extraño, no me siento yo

- Shh – me inclino para besarla -. Solo debes acostumbrarte a ella, es algo nuevo.

- Sebast

La silencio con otro beso vehemente. Siento el calor que brota de su cuerpo, la he marcado y su lobo ha aparecido, el celo debe brotar pronto.

Me enlazo mentalmente con Benjamín, deben preparar a todos, siendo Luna, su celo será más fuerte y por lo poco que hemos leído de su linaje, su sangre es tan fuerte para dominar sola una manada, es como la realeza de los licántropos.

Muerdo su labio inferior mientras suelta un gemido que me altera por completo.

La estampo contra las frías baldosas, levantándola de sus redondas nalgas para que se aferre con sus piernas de mi cadera. El agua caliente no ayuda en nada, pero sé que el clima frío le molesta y la tormenta de esta madrugada no ayuda mucho.

Deslizo mis labios por su cuello, hasta posicionarme en su clavícula, donde hace unas semanas descansa mi marca. Abro con mis manos sus nalgas y entierro mi erección hasta lo más profundo, mientras araña mi espalda con las garras que brotan de su nueva interna. Mira al techo gimiendo fuerte, opacándose con el relámpago que suena en el exterior.

- Sebastián – me llama -. Esto es

- Libérate Naomi, deja que Zaya navegue contigo – indico mientras embisto fuerte.

Sus ojos cambian a negro, mirándome firme. Abre la boca y noto sus caninos sobresalir, sé lo que quiere, pero Naomi debe ser consciente de lo que está por pasar, así que comienzo a llamarla.

- Queremos marcarte – parpadea azul -. Déjanos marcarte – parpadea negro.

La dejo acercarse y jala mi cabello fuerte.

Su interior se calienta demasiado, sintiendo como se va a correr conmigo y clava sus caninos en mi clavícula.

El miedo, la inseguridad y un fuerte dolor me recorren el cuerpo entero. Está aterrada, aún teme por lo que paso hace un mes. Siento todo lo que ha sentido y lo que hasta ahora la molesta. Zaya se enlaza con Seth de inmediato.

Lame la marca con su lengua y deja un beso después.

Terminamos de ducharnos y vamos a la cama por más.

Quiero saciarme de ella, quiero terminar una y otra vez en ella. Quiero amarla, protegerla, darle lo mejor de mí.

Se monta sobre mí, sus ojos negros asustan un poco, tan intenso y hechizantes, como toda ella.

Su cabello rubio húmedo cae sobre mi pecho, mientras hace un delicioso vaivén que me vuelve loco.

Se libera una vez más y cae sobre mi pecho.

- ¿Sebastián?

- Dime – la estrecho contra mi pecho, acariciando su espalda con mis dedos.

- Esto es, diferente – alza la vista -. No sé qué

- Shh, tu loba está en reconocimiento aún – sonrío -. Dime, ¿qué sientes ahora?

- Te siento a ti, a Seth, a Zaya – se recuesta de nuevo -. Me siento conectada a ti, no se como explicarlo.

- Es normal, solo debes acostumbrarte que tu cuerpo ya no es solo tuyo.

Beso su coronilla y jalo las sabanas para cubrirnos.

La intensa tormenta me arrulla, me dejo llevar para descansar lo que reste de noche, día

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora