No se por cuánto tiempo he dormido, me siento tan relajada, tan llena. El calor de Sebastián me abriga, su brazo me rodea por la cintura y su aliento pega en mi cuello y parte de mi espalda.
- Eres tan floja – suspira -. Que no nos molesta quedarnos todo lo que resta del día en cama – deja un húmedo beso -. Pero, hay cosas por hacer.
Me giro ante la sensación que provoca su voz ronca y su tacto. Necesito investigar que me ocultan.
- Alfa – menciono pestañeando -. Aleera y Alisa hablaban de algo esta mañana – suelto sincera -. ¿Qué me estás ocultando?
Sus facciones se tensan, pero sé que no me ocultaría algo si fuese importante. Me suelta y se sienta en la cama, acto que imito.
- No creo que estés preparada para esto
- Sebastián – bajo mi tono de voz -. Si me compete, creo que deberías informarme desde ahora, quiero saber a qué me enfrento.
- No estamos seguros – dice nervioso -. Hace tres días dos rebeldes atravesaron el perímetro – me tenso ante esa mención -. Los tenemos encerrados y atados, pero no han hablado, no sabemos si son los mismos que te llevaron la última vez y no pienso arriesgarte.
- Sus voces – susurro -, sus voces Sebastián, sé que las voces las conocería, ya que ya que no vi sus rostros.
- No te quiero cerca de ellos pequeña – su mano acaricia mi mejilla -. No puedo arriesgarte una vez más.
- Bueno – muerdo mi pulgar -, ya pude salir de la recamara, ¿no? Es una gran ventaja – su mirada duda -. No puedo quedarme por siempre encerrada en la casa de manada, sé que no estoy lista para salir, pero con el tiempo – asiento con la cabeza -, podré hacerlo.
- Lo sé, por eso te amo – me besa y me recuesta una vez más en la cama.
Un beso suave que comienza a volverse intenso.
¡Vaya que extrañaba mucho esto!
Estamos entregando todo de nosotros cuando una explosión nos saca de nuestro momento sensual.
Sebastián se levanta apresurado e imito su actuar. Me coloco una sudadera y sus boxers que me quedan cerca mientras él solo se coloca su pantalón.
Salimos disparados al piso de abajo para ver a dos miembros de la manada con baldes llenos de agua.
- Van a la biblioteca - menciono y mi alfa me detiene.
- Espera arriba, puede ser arriesgado – me mira -. Enciérrate y
- ¡Eres un idiota Benjamín!
- Es Alisa – lo esquivo y corro a la dirección mencionada.
Al llegar nos detenemos en la entrada de la biblioteca para ver salir humo y encontrarnos con una gótica furiosa tosiendo y el pobre de Ben limpiando unas cosas del piso, donde una enorme mancha negra cubre la duela de la habitación.
- ¿Qué pasó aquí? Ben
- Lo lamento alfa, esta mujer está haciendo – se queda callado cuando me mira -. Tiró un cigarrillo y se incendiaron unos papeles y
- ¿Qué mierda están ocultando?
Sacudo la cabeza, la decepción me gobierna al saber que me están ocultando algo y no son sinceros conmigo.
- Nom – me mira Alisa -. Es solo que
- ¿Qué?
- Vayan al jardín de enfrente – habla Sebastián -. Deben limpiar este desorden y el humo puede afectarles.
- ¡No! – inquiero molesta -. ¡Me lo dirán ahora!
Alcanzo a divisar un mortero, velas derretidas y aroma a hierba seca quemada.
- ¿Recuerdas lo que te dije de tu familia?
- Si – me cruzo de brazos -. ¿Qué hay con eso?
- Siéntate por favor.
- ¡Dímelo sin rodeos, estoy harta de que nadie me diga nada! – exploto sintiendo un fuerte calor en mi pecho -. ¡No estoy inválida, sobreviví!
- Hay un modo de activar tu sangre de lobo – suelta sin más la pelinegra. Sebastián la mira igual de sorprendido que yo -. Benjamín me está ayudando para romper el hechizo que al parecer les colocaron a tu hermano y a ti, para que nunca apareciera su lobo y no pudieran transformarse.
Me acerca un libro demasiado maltratado y lo tomo dudosa.
- Pero, yo no
- Es verdad lo que te dice – habla el Beta -. Se ha dado a la tarea de investigar conmigo acerca de tu linaje Luna.
- Yo creyendo que se llevaban demasiado bien ustedes dos – Seth sale a flote -. Y ahora resulta que solo estaban investigando.
- Seth – lo tomo del brazo -. Cálmate, no queremos más incidentes dentro.
- ¿Qué más ocultan?
Ambos se miran y después al alfa, negando con sus cabezas.
- Sebastián – menciono -. Consígueme un audio con las voces de esos sujetos, para saber si ya puedes destazarlos, en cuanto a ustedes, limpien este desorden. Y quiero toda la información de mi linaje.
Asienten y salgo de la situación, caminando al comedor y llamar a Aleera.
- Luna – me mira nerviosa -. ¿Qué necesita?
- Compañía sincera – no aguanto más las lágrimas -. Todos me ocultan algo
- Mi niña – se acerca y acaricia mi cabeza -. Te traeré un té, ya regreso.
Pasados diez minutos, tengo más de veinte libros sobre la mesa y regresa la mujer con un té.
- No lo hacen por herirte o lastimarte – se sienta a mi lado -. Solamente no quieren que te alteres, has pasado por muchas cosas sola – la miro atenta sin dejar de llorar -. El alfa mismo te ha dicho cuántos años tiene buscando a su pareja y te encontró – sonríe -, quiere protegerte, no quiere perderte otra vez.
- Aleera, si no tengo sangre de lobo, jamás podré darle descendientes a Sebastián, no quiero que se decepcione de mí, ni siquiera yo puedo creerlo.
- Pues créelo – aparece mi amia -. Porque el hechizo que acaba de fallar es para romper el hechizo que durmió tu sangre de lobo.
Y así pase parte de la noche leyendo acerca de mi linaje familiar. Descubriendo así que mí familia tiene más de un milenio perteneciendo a un linaje de licántropos poderosos. Pero por problemas de dominio y poder, tuvieron que huir para mantenerse a salvo cuando una guerra de rebeldes destruyo y atacó muchas manadas, siendo aliados de manadas que solo querían obtener más poder.
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En la oscuridad
Hombres LoboEstudiar ciencias ocultas da mucho de que hablar en la sociedad. Soy huérfana y perdí al último familiar que me quedaba. Creí que buscar un poco de lo que estudio, sería bueno para mi tesis, pero no salió como esperaba. Así perdí a quien más amaba. ...