8 Atracción

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Naomi

Sus ojos brillaron y camino a prisa hasta mí. Extrañé tanto su aroma, su calor, sus labios.

Sin tregua a nada me apretó contra su cuerpo tomándome de la cintura, encajando sus uñas, mientras su boca se apoderaba con desenfreno de la mía. Me permití disfrutar por una vez de él, sin preocuparme de lo demás, si muero, lo haré feliz.

- Dios, que difícil es alejarme de ti – su voz agitada me excita en demasía -. Eres tan perfecta.

De un movimiento quité el cabello de mi cuello, ladeé la cabeza y lo miré a los ojos.

- Si hay algo que tenga que aprender, quiero que seas tú quien me lo muestre – comencé a temblar -. Quiero que seas tú mi pareja destinada, quiero que me des una historia como las que he leído tan gustosa.

Su mano derecha se posicionó en mi espalda y la otra se aferró de mi espalda baja, coloqué mis manos en sus hombros y poco a poco fue mostrándome sus largos caninos.

- La cena está lista – gritaron del otro lado de la puerta -. Señor, hay noticias.

Esa mujer, esa voz.

Sentí la molestia de mi pareja al ser interrumpidos, debía calmarlo, es un modo de crear un vínculo, o al menos intentarlo.

- Ven, quiero que lo hagas ahora – atraje su mirada a mí de nuevo.

- No es momento - su aliento chocó en mi cuello y apreté los ojos.

- Esto...

- Shh – pasa su lengua por mí clavícula -. Somos Seth y yo juntos, no tienes nada de qué preocuparte.

Me levantó como princesa entre sus brazos y me depositó con sumo cuidado en la cama. Mi mente está hecha un lio.

- Debes descansar – se levanta.

- No, no me dejes – lo jalo del brazo -. Quédate conmigo Sebastián...

Sus ojos verdes me miraron diferente. Me levanté y acuné su mejilla en mi mano izquierda.

- Me gustaría saber lo que te hago sentir – suspiro -. Yo no soy loba, no puedo marcarte.

Lo besé, quise tener la iniciativa e intenté devorar yo su boca, pero me gana. En un movimiento estaba a horcajadas sobre él sosteniéndome firme de su cuello.

- No te detengas – le dije aún sobre él -. Muéstrame más.

Sus manos recorren mi espalda lentamente, palpando todo a su paso, apretándome contra él. Sentir sus deseos es extraño y el fuego que siento correr en mi interior me sofoca. Esas cosquillas en mi vientre bajo no las quiero detener, se siente tan bien. Todo lo que siente por mí y que de alguna manera extraña quiero saberlo, hace este momento más intenso.

Su boca desciende por mi mentón hacia mi cuello. Presiona suave y el calor me invade otra vez, se trata de una parte muy sensitiva de mi cuerpo.

¿Es posible que siendo humana pueda sentir todo lo que él siente?

- ¿Por qué siempre llevas tanta ropa puesta?

- Hace frío aquí – me justifico mientras tira de la sudadera fuera de mi cuerpo -. Tu ropa es cómoda.

Sonríe y vuelve a besarme.

La yema de sus dedos me quema al tacto y siento su erección sobre mis bragas ya húmedas por tan deseosos besos. Mete las manos bajo la camisa y me recorre. Con las mías sobre sus hombros desciendo hacia su espalda quitando el abrigo de piel que cubre su trabajado torso.

Quiero esto con él, quiero que sea el primero, sin conocer tanto de su pasado o de su persona en sí.

Admiro sus tatuajes y sus ojos cambian constantemente. Provocando algo de temor a ser empalada por un lobo y un humano al mismo tiempo.

Quito la camisa que me cubre y sus manos siguen aferradas a mí. Soy pálida comparada con todos ellos, pero no me avergüenzo ahora de estar frente a él. No llevo sujetador, por lo que ansioso aprisiona mi pezón entre sus dientes. Arqueando la espalda mi cabeza se va hacia atrás y me levanta en sus fuertes brazos para recostarme en la cama, con su gran peso sobre mí. Su mano se posiciona en la orilla de mi braga, jalándola hacia abajo lentamente sin despegarse de mis senos.

Cuando se levanta, veo el bulto en su pantalón. Suelta su cabello y noto las ondas que se forman en sus cabellos dorados, tan largo. Se desabrocha la única prenda que queda, al bajarla noto su miembro erecto y húmedo. Una vez me siento, lo tomo con mi mano subiendo y bajando lentamente. Su mirada oscura me atrae, se hinca y vuelve a besarme.

Sus labios van recorriendo cada rincón de mi piel, mientras sus manos acarician mis muslos, apretujándolos de vez en cuando. Mis pezones maltratados ante el contacto con su boca y sus dientes están duros, besa mi ombligo y me recuesta de nuevo; suelto un gemido que calla con su dedo sobre mis labios, lo succiono al instante que su lengua pasa por mis pliegues.

Todo a mi alrededor se vuelve oscuro, los ruidos del exterior han desaparecido completamente, en estas cuatro paredes solo estamos él y yo.

Cuando siento que voy a explotar se aleja de mí, dejándome vacía, ansiosa por más. Se recuesta a mi lado y sus dedos comienzan a jugar con mi hinchado botón, su boca devora la mía con frenesí y me atrevo a ponerme sobre él.

- Es la primera vez Sebastián y – me silencia con otro beso y se sienta de nuevo -. Yo no sé...

Abre mis nalgas en esa posición y siento su miembro en mi entrada.

- Será lento mientras Seth no salga – me besa -. Es algo bruto.

Me levanta un poco y comienza a entrar lentamente sin soltarme. Me aferro a su cuello mientras me besa, el ardor se hace presente en mi interior, como si de quemarme se tratara. Aprieto los ojos y sus manos comienzan a subir por mi espalda. Su mano izquierda acuna mi mejilla y antes de besarme un gruñido sale.

Me sostiene ayudándome a subir y bajar lentamente, me topo con su mirada bien fija y sus ojos negros me miran extraño. Pero el pánico sale sobrando ahora.

- Mía – susurra Seth -. Siempre mía.

Vuelve ese verde olivo y sus brazos me aprietan fuerte contra su pecho.

Ya no duele, solo es placer. Se levanta y me recuesta en la cama sin dejar de penetrarme. Araño su espalda cuando su brazo levanta mi pierna derecha hacia su hombro, sintiéndolo más profundo.

Sus gruñidos y sus gemidos me han vuelto loca. Ya no puedo contenerme y exploto en miles de partículas, él conmigo acelerando sus movimientos.

Se acurruca a mi lado, recostando su cabeza en mi pecho, me atrevo a enredar mis dedos en su largo cabello.

- No nos van a dejar en paz – se levanta cuando vuelven a tocar la puerta -. Tengo que atender este asunto, te dejo en el comedor.

- No quiero levantarme – me siento cansada -. Podrías decirle a la señora Aleera qué...

- Suba tu comida, claro – besa mi frente -. Ve pensando en salir ya de mi recamara, has pasado mucho tiempo aquí encerrada.

Se cambia rápido y me deja sola.

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Hola queridos lectores, espero disfruten este cap tanto como yo...

Espero estén disfrutando toda la historia, es la primera vez que escribo acerca de lobos (y creo que será la única vez 😅)

Espero tengan un bello día y vive en bonito.

DEJEN EN LOS COMENTARIOS QUE LES PARECE 🖤

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora