20 La reunión

38 11 4
                                    

Seth me alerta que algo malo acaba de pasar con Naomi, siente mucho sufrimiento y dolor, pero que sigue viva.

Desearía que pudiese sentirla más, para poder llegar hasta ella, pero a veces se bloquea de un modo que ni yo entiendo, siendo la bestia que es.

La duda me mata, no poder hacer nada, frenarme por la estupidez de estar aquí; cuando debería estar buscando a mi pareja.

Una vez llegamos, todos los vehículos están estacionados, unos más van llegando y los alfas de las diferentes manadas van entrando al gran bosque otoñal con sus Lunas tomadas de sus brazos; algunos con pequeños, unas con enormes barrigas anunciando a los cachorros que están por nacer y unos cuantos más que apenas se notan, otros que vienen solo dos y otros cuantos alfas como yo, solo con sus betas.

- Sebastián – indica mi amigo con algo de nerviosismo -. Será rápido ya verás.

- Deseo irme ahora, debería estar buscándola, ella me necesita – digo sin dejar de mirar al frente -. Sé que está sufriendo.

No puedo mostrarme sumiso ni débil ante las enorme auras aquí. Sería una presa fácil y mi manada correría más peligro.

Las enormes mesas con más de 40 sillas cada una están perfectamente acomodadas, los meseros indican los lugares y comienzan con las bebidas una vez estamos sentados.

- Bienvenidos sean todos a esta humilde localidad queridos compañeros alfas, Colina roja los recibe con los brazos abiertos a todos ustedes – habla ese sin vergüenza -. Quiero brindar por los nuevos miembros, las nuevas parejas y todos los que vienen en camino a nuestra raza. Que a pesar del hombre, seguimos aquí - alza la copa en sus manos y después da un sorbo.

Pasan cerca de tres horas y siento que mi corazón se rompe de angustia. Quiero salir corriendo ahora mismo.

Me pierdo cuando ese delicioso aroma a flores mezclado con menta y canela llega a mis fosas nasales, poniendo a mi bestia ansiosa. Benjamín me toma del brazo, acercándose para susurrar en mi oído algo que apenas y logro entender. El aroma se hace cada vez más fuerte y no lo soporto, ella está aquí.

- Cálmate – vuelve a repetir -. No lo arruines ahora, deja que termine la cena.

Todos se divierten, conversan y ríen mientras yo me aparto cada vez más de todos. Benjamín se ha encargado de todo hasta ahora, me siento mareado, cansado, el aroma se ha impregnado en mi ser. Deseo correr hasta saber dónde está.

- Listo Alfa – dice mi amigo -. Podemos marcharnos ahora.

- Ella está aquí – indico -. Es su aroma, nuestro aroma – me levanto -. Seth indica que está herida.

Vamos directo al coche cuando Ted nos corta el paso apareciendo frente a nosotros, tan sonriente como siempre.

- Vete ahora si no quieres que te mate – hablo -. Me has drogado.

- Estás en mi territorio Sebastián King – se acerca -. Y todos los alfas están aquí presentes – alza las manos -. Yo no he hecho nada malo.

Es entonces que me percato que debajo de su saco está un pedazo de tela negro y que el aroma de mi bella Naomi está impregnado en todo su ser.

Seth se adelanta y se le deja ir encima, me ha bloqueado y no puedo tomar el control. Lo estampa contra un vehículo y comienza a apretar su cuello con fuerza.

- Sebastián – me jala del brazo mi amigo -. Es Aleera y Alisa está histérica – pero Seth no cede -. Seth, Luna ya está en casa...

Voltea el rostro y lo miramos confundidos. Ted tiene el aroma encima, como loción personal.

Mi lobo arranca la tela y nos damos cuenta que es un pedazo de la camisa que tenía Naomi el día anterior cuando salimos de bañarnos.

- Si le pusiste una mano encima – ríe soberbiamente -. Juro que te mataré Ted.

Todos nos miraban sorprendidos.

- Alfas – un hombre de avanzada edad se acercó -. Riñas en este día no, por favor.

- Descuide alfa Pierce – respondo -, ya nos vamos.

Suelto a Ted y nos alejamos para ir al vehículo.

Una vez salimos de la manada, comienzo a gritar palabrerías, cosas sin sentido alguno. Me siento demasiado molesto.

- Sebastián – habla mi beta por fin -. Debes acelerar – me mira preocupado -. Alisa dijo que Naomi está muy mal y está encerrada desde que regresó.

- ¿De dónde regreso?

- No saben, dice que solo entró a la casa de manada y subió a su recamara, está encerrada.

- ¡Llámalas de nuevo!

Golpeo el volante con tanta fuerza que se quiebra y pierdo el control del vehículo.

Nos estampamos contra un árbol, pero no me importa más, bajo y Seth se libera. Me enlazo con Ben para decirle que me alcance si puede seguirle el ritmo a mi enojado lobo.

La manada queda demasiado lejos aún. Seth está volviéndose loco, la siente débil.

Y no sabemos cómo activar su sangre de lobo.

Si es que la tiene.

El sol brilla en lo alto del cielo, quema demasiado, pero no importa mucho para mi lobo ansioso.

Todo el día en intermitencia, por no saber de ella y ahora está en casa. Debo llegar a ella ahora, pero no puedo tele transportarme.

Pasadas casi dos horas, llego exhausto.

Seth rompe la puerta de la casa de la manada y me da el control.

Subo las escaleras y veo a su amiga que está gritando como loca en el pasillo.

- ¡Todo es culpa de ustedes! ¡No debieron aparecer en su vida!

- ¡Cierra la maldita boca por un maldito segundo en tu vida! – no pude contenerme más -. ¡Ella es mi pareja!

- ¡Eso no te da derecho a destruirla como lo has hecho!

Lo miro perplejo.

¿A qué se refiere?

Toco, pero no obtengo respuesta.

- Alfa – aparece Aleera con una bandeja de comida -. No encontré las llaves, se escucha el correr del agua – sus ojos brillan -. Se veía bastante mal.

- Debiste detenerla – digo.

- No logré verla hasta que iba subiendo las escaleras y corrió – agacha la cabeza -. Perdóneme.

- Retírate – indico -, y llévate a esta mocosa contigo.

Se van, aunque la chica sombría me fulmina con la mirada.

Saco la llave y abro la puerta. Una vez dentro, la vuelvo a cerrar y me dirijo al baño.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora