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Naomi

Zaya estaba libre de nuevo, mientras mi mente estaba intentando conectarse con Sebastián; sin mucho éxito, debo admitir.

Vamos de vuelta a casa, cuando Sebastián toma mi mano de un modo que duele. Sus ojos están brillantes, sé que habla con alguien. El bello vuelve a brotar en su piel y me suelta.

- ¡Corre a casa ahora!

- ¿Qué pasa?

- ¡Ahora! – me indica con demasiada preocupación -. ¡Escóndete con Alisa!

Y en mi pecho siento una extraña sensación. De pronto muchas voces en mi mente y un aroma extraño impregna el aire.

Noto a Seth salir con su pelaje gris; tan enorme e imponente.

Muchos miembros de la manada comienzan a llegar cerca del alfa y le cedo el control a mi loba de nuevo, debemos llegar a la casa cuanto antes.

- Han entrado a las fronteras, aprovecharon que estábamos distraídos – escucho a una de las lobas enlazarse conmigo -. Corra Luna, usted debe estar a salvo.

Llegamos cuando menos lo pienso y en las escaleras me convierto en humana de nuevo. Abro la puerta y me topo con Ben que corre por el pasillo al lado de las escaleras quitando su camisa.

- Deben ir al sótano Naomi – me toma de los brazos -. Estarán a salvo ahí, hay armas, provisiones. Las buscaremos cuando todo acabe.

- ¿Qué rayos pasa? – la voz de mi amiga por el pasillo -. ¡Ben!

- Ahora no Alisa, por favor quédate cerca de Naomi y Zaya – me mira de nuevo -. Alguien irá con ustedes pronto, por favor.

Asiento y corro hacia mi amiga, que su cara de desconcierto me deja más intrigada aún.

Abro la puerta oculta debajo de las escaleras y entramos de inmediato, la cierro, enciendo el pequeño foco y comenzamos a bajar las escaleras hasta llegar a otra trampilla, la abro y tomamos unas lámparas que hay en las otras escaleras.

- ¿Esta mierda qué es?

- Es un bunquer que tienen de emergencias – menciono y bajo para después cerrar la pequeña puerta -. Algo malo está pasando afuera.

- Nom – menciona nerviosa -. Hay algo que

- Espera a que estemos en piso firme.

Las escaleras de metal eran un poco largas, con unas curvas hasta que llegamos a otra puerta de metal. La abrí con la contraseña que Zaya recito en mi cabeza y entramos, para después cerrarla.

El espacio es grande, caben más de doscientas personas aquí, hay literas en filas interminables del lado izquierdo. Del lado derecho hay gabinetes enormes que parecen alacenas.

- Deben esperar a que lleguen más personas – menciono -. Hay muchos niños pequeños aquí, adultos mayores.

- ¿De qué hablas?

- Están atacando a la manada – me miro a ver a la gótica que está llorando -. ¿Qué pasa?

- ¿Recuerdas el hechizo que realicé para ti?

- Sí.

- Intente hacer otro – me siento confundida, así que la miro con atención -. Pero creo que salió mal.

- ¿A qué te refieres con otro? ¡No debes jugar con la magia Alisa!

- ¡Lo sé! Es solo que me cansé de que ese idiota estuviera detrás de mí todo el tiempo y

- Dime que no lo hechizaste.

- No pude

- ¿Qué?

- ¡El hechizo rebotó!

- ¡¿Qué carajos hiciste?!

Se instalo un silencio incomodo mientras me la quiero tragar con la mirada. Zaya me llama.

- ¿Qué pasa?

- Vienen niños bajando las escaleras, han enviado a los más pequeños de la manada, las embarazas y algunos ancianos.

- Perfecto – asiento y miro a Alisa para explicarle las cosas.

No pasan diez minutos cuando todos comienzan a llegar al refugio, todos llorando, cansados. Con justa razón, la manada es atacada en plena madrugada.

- Pequeña – la voz de Sebastián llega a mi mente -. Te amo, nunca lo olvides.

- Zaya, ayúdame, necesito hablar con él – hablo con mi loba -. Por favor.

- Calma a tu mente, concéntrate en su voz, piensa solo en él – me llama y me quedo parada donde estoy -. Llámalo con el pensamiento.

- Sebastián – comienzo a pensarlo -. Mi alfa, mi pareja destinada

- Nunca olvides que a pesar de todo, jamás cambiaría a mi pareja, siempre serás tú – vuelve a hablar -. Esto es un caos y

- Escúchame – se queda callado -. Sebastián, gracias por salvarme, gracias por traerme aquí, gracias por protegerme y cuidarme – las lágrimas comienzan a caer -. Pero si no vuelves, te juro que haré que Alisa te reviva y

- Te amo Naomi Loveless.

- Te amo Sebastián King

- Nos han sacado Nom – mi loba habla -. Nos han bloqueado

Mi corazón se oprime y un mal presentimiento se instala en mi pecho. Lo han herido, no puedo equivocarme, nuestro vínculo está completo ahora.

- ¿Sientes eso?

- Zaya, ellos

- Nom, han entrado todos debes sellar la puerta – mi amiga se acerca sacudiéndome -. Es un caos afuera.

Me saca de mis pensamientos y me apresuro a poner la clave para sellar la puerta, no sin antes salir del sitio.

- ¿Qué haces? - Zaya comienza a brincar en mi mente -. Debemos cuidar a los demás.

- No niegues lo obvio, debemos ver cómo están – digo y comienzo a subir las escaleras -. Necesito verlo.

Escucho demasiado ruido a mis espaldas, y el ruido del exterior llega con ímpetu.

Me detengo al llegar a la trampilla y escucho gritos afuera, mi corazón se acelera, pienso en volver cuando sale volando por el aire y un hombre enorme está del otro lado. El miedo me invade y me jala del cabello, no me da tiempo de nada.

Trato de zafarme, pero es inútil. No me suelta, se aferra con fuerza y siento como si me arrancara la cabeza. Pataleo y grito. Y el panorama cambia.

La casa de manada está completamente destrozada, unas partes están en llamas y otras más destruidas completamente.

- ¡Suéltame!

- ¡Cállate asquerosa Luna!

- Si sabes quién soy te conviene que me sueltes ahora – pataleo en un intento fallido por soltarme -. El Alfa King te va a

Me aterro ante lo que ven mis ojos. Las lágrimas no tardan en salir y mis gritos comienzan a aumentar al ver a Sebastián inconsciente encadenado frente a mí.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora