𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 15: 𝘗𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘣𝘰𝘳𝘳𝘢𝘳

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Había visto a la mujer, que ahora tenía frente a ella, aquel miércoles que dejó a Tzuyu en la puerta de su casa y ella salió dispuesta a arreglar algún desorden, seguramente, que ocasionó en su jardín.

Apenas le había visto la cara y gran parte de su espalda pero le parecía agradable. Inclusive cuando Tzuyu le dijo su nombre la oyó hablar con ilusión y orgullo en su voz.

Parecía una mujer que apenas superaba los treinta, casi tan alto como ella y de piel blanca pero con una sonrisa encantadora; Tzuyu tenía la misma. No, sonrió como si nadie la observara, la sonrisa de Tzuyu le fascinaba y no necesitaba ser comparada con la de alguien. Ni siquiera con la de su propia madre.

- Señorita- el llamado de la mujer la quitó bruscamente de sus pensamientos y la mano que el estiraba en su dirección la obligó a moverse en un correspondiente saludo.

- Sana, Sana Minatozaki- se presentó agitando la unión de sus manos y separándolas luego-

- Nayeon Chou, soy la mamá de Tzuyu- "mamá", sonrió ella, hasta casi habló con el mismo tono infantil que Tzuyu usó-

- Así me dijo el director, venga pase- le dijo invitándola a sentarse en el primer banco que solía utilizar Mina pero ella negó con la cabeza cortésmente acompañado de una seña-

- Seré breve- dijo aún en la puerta. Sana asintió y volvió frente a ella - Mire, Tzuyu me comentó de su estadía momentánea y difícil que tiene en Lima ya que reside en New York; me dijo también que el día miércoles la acompañó a hacer unos tramites con respecto a ello…

- Sí, Tzuyu me acompañó de muy buena manera y se lo agradeció sinceramente

- El punto, señorita Minatozaki, es que no estoy muy segura de que la situación haya sido la correcta- dijo Nayeon con una mirada tranquilizadora pero contundencia en sus palabras- Entiendo- alzo ambas manos interrumpiendo a Sana cuando apenas abrió la boca- entendiendo que no conozca la ciudad, y todas las excusas que quiera, pero mi hija se apartó ese día del establecimiento escolar antes de las dos de la tarde y llegó a su casa casi a las seis… ¿Entiende mi punto?

- Absolutamente, señora Chou y…

- Y me gustaría que eso no se volviera a repetir. Jamás, desde que Tzuyu estudia aquí, jamás había ocurrido una situación similar. Por eso, mis disculpas si estoy en tono grosero pero no puedo actuar de otra manera.

- No lo está, señora, estoy de acuerdo con usted. Y mis disculpas tambien por haberla preocupado por la ausencia de su hija… Pero realmente necesitaba su ayuda.

- Pues ¿le doy un consejo?... Si usted va a la gasolinera, allí también pueden ayudarla a llegar a cualquier lado… Y no tiene que pagar un almuerzo…

- Sí, si, gracias por el consejo- dijo Sana sonrojada. Lo primero que pasó por su mente, ese martes a la noche cuando recibió la llamada para la firma de papeles, fue Tzuyu. Además de ella, no "conocía" a alguien que pudiera ayudarla a recorrer el pueblo sin problema. Pero, ahora que Nayeon la enfrentó con la mirada, descubrió que el pensamiento se le fue de las manos y que ayudó a su cuerpo a manejarse a su antojo.

Nayeon se aclaró la garganta antes de volver a hablar.

- Por otro lado, la felicito por lograr llamar la atención de mi hija - aseguró ella ganando una rápida mirada de Sana

- ¿Cómo?

- Eso. Tzuyu odia esta materia y que haya hablado de la misma durante todas las cenas de la ultima semana es algo ¿no le parece?

Lenguaje del Amor || Satzu •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora