Capítulo 17

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Desde el punto de vista de Darya, todo ocurrió como si ella siempre hubiese podido lanzarse al agua, y recordaba cada detalle perfectamente.

Mientras estaba absorta observando los peces moverse de un lado a otro, se dio cuenta de que el agua ahora tenía un movimiento diferente al que tenía hace un momento. Levantó la mirada y notó como el cielo estaba lleno de nubes oscuras. Aquello la puso extremadamente nerviosa, y de inmediato buscó una forma de resguardarse. En ese momento, solo habían empezado a caer unas pequeñas gotas de lluvia, así que agarró la lona y la sostuvo sobre su cabeza para protegerse.

Deseaba con todas sus fuerzas que la lluvia no empeorara. Por ahora, solo tenía que mantener la lona sobre ella y estaría a salvo, unas pequeñas gotitas no podrían hacerle daño. Intentaba mantenerse serena, había apartado la mirada del agua y fijó sus ojos en el horizonte, veía cómo más allá aún se podían ver pequeños destellos de luz del sol escapando de las nubes negras. Y deseó que las nubes se fueran lejos, que todo pasara rápido.

Pero no fue así, la situación estaba muy lejos de mejorar. Escuchaba cómo las gotas de lluvia caían cada vez con mayor intensidad sobre su cabeza, chocando contra la lona y formando una pequeña laguna de agua de lluvia en el piso del bote. Sentía el agua filtrándose en sus zapatos y ardiendo en contacto con su piel. Intentó levantar los pies, pero aquella cadena era demasiado corta, después de todo, se suponía que debía evitar que se cayera. No le quedaba más opción, debía liberarse los pies de aquellas esposas.

Como pudo, se puso de pie a pesar del dolor que le provocaba el agua, que golpeaba el bote y chocaba contra su piel. Era muy difícil ver hacia el mástil con la lluvia, que era cada vez más fuerte. Sin embargo, lo más complicado era alcanzar la llave con una mano mientras con la otra sostenía la lona sobre su cabeza.

Gritaba cada vez que una gota corría por su brazo, sentía que aquello la estaba matando. Evitaba levantar la mirada hacia el mástil, ya que no quería perder de mirada sus pies y sumergirlos en su totalidad en el agua que se acumulaba en el bote. Al mismo tiempo, intentaba proteger el resto de su cuerpo con la lona, aunque ya había comenzado a sudar y aquello también le provocaba una horrible sensación de ardor, era una verdadera tortura.

A punto de rendirse, finalmente sintió algo metálico en su mano. En su momento, no le habían dado la suficiente importancia a la decisión de dónde colocar la llave. Gracias a eso, también se había mojado. Darya intentó secarla con su ropa y se apresuró a liberar las cadenas, debía levantar los pies pronto, ya que el agua que se acumulaba aumentaba cada vez más, sintiéndose como si fuera lava, subiendo por sus talones.

Con rapidez, liberó la cadena y se sentó de nuevo, juntando las rodillas y abrazando sus piernas bajo la lona. Se encontraba extremadamente nerviosa, sintiendo un dolor en todo su cuerpo que la desconcertaba, ya que era consciente de que no se había mojado por completo. Sabía que moriría, si la maldición no la mataba, lo haría el dolor atroz que la recorría, su cuerpo dolía, ardía y se quemaba en diferentes partes y niveles.

Mientras luchaba por mantener la calma y resistir todo lo que podía, Darya se esforzaba por distraer su mente para evitar el dolor. Recordó por qué se encontraba en esa situación, en ese momento, su padre estaba siendo operado, y ella le había ofrecido su ayuda a Azami, todo por él. Su propósito en ese momento era cuidar de Azami, recordó que su hermana estaba sola en el agua, no podía morir, no podía dejar a Azami en el agua, como cuando estaban en el lago.

Y finalmente pensó en Eamon, él, además de su familia, era su motivación para día a día ensuciarse las manos mientras plantaba todo tipo de cosas, para que él pudiera vender y tener una mejor vida, lo habría entregado todo por él y aunque amaba a su padre y a su hermana, sabía que Eamon era quien más la necesitaba.

Esa preocupación por sus seres queridos le daba fuerzas para resistir y mantenerse en pie, a pesar de la agonía que sentía en su cuerpo. Estaba aferrada a esos pensamientos y no había notado la forma en la que el bote se estaba moviendo, de un lado a otro, hasta que una inesperada ola lo agitó con tanta violencia que perdió el equilibrio. A pesar de sus intentos por aferrarse al bote, era demasiado tarde, ya estaba cayendo al mar.

Nunca en su vida había tenido una sensación como esa, como una Blue, le era imposible nadar en aguas abiertas, y no podía sumergirse en el mar de aquella forma. Mientras caía hacia el fondo, percibió el agua de una manera totalmente distinta; el frío la envolvía por completo y se sintió como si hubiera despertado de un sueño. Durante un momento, tuvo la sensación de estar cayendo sin cesar hacia el fondo del agua, como si algo la estuviera reclamando.

Pensó en la maldición y supuso que, tal como lo dictaba, se estaba volviendo parte del agua. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, intentó escapar hacia la superficie, donde vio a Azami buscarla en el agua, la observó nadar desesperadamente y se acercó a ella, pero ahí fue donde notó que algo estaba mal, Azami no podía verla, ni escucharla.

Intentó hacer contacto con ella varias veces, intentaba tocarla, hablarle, la seguía a todos lados. La veía subir y bajar del bote y sabía que Azami podía sentirla porque siempre la veía voltear la mirada, como si supiera que estaba ahí, pero sin poder verla.

‌Darya estaba exhausta de seguir a Azami por todas partes en el agua, así que optó por subirse al bote. Su plan era continuar siguiéndola a cada paso, buscando una forma de hacer que pudiera verla. Sin embargo, después de intentar hablar con Azami durante mucho tiempo sin éxito, la frustración se apoderó de ella y decidió abandonar esa idea. Fue ahí cuando se le ocurrió buscar ayuda de Eamon, confiando en que su conexión lo haga poder verla, aun en esa situación.

A Darya le resultaba desgarrador presenciar a Azami llorar desesperadamente por no saber cómo encontrarla, pues la había visto buscarla exhaustivamente en todos los lugares, sin darse cuenta de que estaba justo ahí, separada por una barrera invisible pero enorme. En ese instante, Azami se aferraba al timón, abrazándolo como si buscara una fuente de consuelo, con la mirada perdida en el horizonte, mientras sus lágrimas fluían sin cesar.

Darya trataba de abrazar a Azami mientras esta aferraba el timón, intentando descifrar qué pasaba por su mente en ese momento, ya que Azami no hablaba, simplemente mantenía su mirada fija, como si estuviera enfrentando una decisión difícil. Aun sin pronunciar palabra, Darya sabía muy bien que Azami se encontraba debatiéndose a sí misma al no querer partir sin ella.

Abrazarla de esa manera resultaba difícil, pues su piel parecía traspasar la de Azami. No podía tocarla realmente, y se sentía como un fantasma. A pesar de esto, notó que su gesto pareció reconfortarla, pudo ver cómo Azami apretaba el timón con más fuerza. Luego, para su sorpresa, habló, dirigiéndose a ella.

—Te prometo que voy a buscarte, Dary. Y voy a encontrarte.

Aquello le hizo saber a Darya que Azami podía sentirla y la llenó de esperanza, no todo estaba perdido, solo tenía que buscar la manera de comunicarse con ella, y lo haría a través de Eamon.

En ese momento, su prioridad era saber que su padre estaría bien, así que se mantuvo al lado de Azami, susurrándole que todo estaría bien, aun dudando si realmente podía oírla. Sin embargo, de esa manera, logró acompañarla hasta que pudiese entregar su pedido. Darya escuchó cuando aquella señora le mencionó que su padre estaba bien y aquello la alegró mucho, no todo estaba perdido.

Ahora solo le quedaba encontrar a Eamon y confiar en que su conexión fuese más grande que la maldición.

Búscame en el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora