Capítulo 41

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Aún en el pasado...

No era raro para Chiemi recibir flores, la realidad era que tenía muchos admiradores. Sin embargo, nunca había podido corresponder a ninguno de ellos, ya que sus jornadas eran demasiado largas, prácticamente vivía en la enfermería, se dedicaba totalmente a su labor y no tenía nada de tiempo para citas.

Chiemi agradeció mucho aquel detalle de parte de Dereck, pero no bajaba la guardia. Decidió dejar el ramo de tulipanes en su despacho, justo donde las enfermeras lo habían colocado. No deseaba desecharlo, ya que eran sus flores favoritas. Sin duda, Dereck había acertado, parecía que quería llamar su atención. Chiemi se preguntaba cómo había logrado adivinar cuáles eran sus flores preferidas.

Chiemi y Dereck eran enemigos por naturaleza. No se trataba simplemente de que los Yellow y los Brown no se llevasen bien, sino todo lo contrario. Debido a que los Brown, al usar su don y emplear toda su fuerza, solían salir heridos con facilidad, resultando en visitas frecuentes a la enfermería. De todas maneras, aunque sus dones dependieran tanto el uno del otro, para Chiemi, él era un problema.

Él era el hijo de uno de sus grandes contrincantes, Chiemi luchaba todos los días para reafirmar su puesto como jefa de la enfermería, y no dejaba de pensar que Dereck estaba ahí para ganarse la aprobación de su padre, que tanto le negaba su puesto entre los Sabios, al reprimirlo y encasillarlo en su don.

Chiemi se negaba a darle la oportunidad a aquel muchacho que había salido de la nada, de quitarle algo por lo que tanto había luchado. Aunque debía admitir que dedicar todos sus días a la enfermería, podía tornarse aburrido, y sabía que no pasaría nada si se permitía distraerse un poco... Después de todo, lo prohibido es lo que más llama la atención, había algo en él que la hacía sentirse juguetona y capaz de salirse de sus costumbres.

Decidió tomar una ducha, ponerse un uniforme limpio y dar una ronda por la enfermería para asegurarse de que todo estaba bien antes de buscarlo. Su plan era jugar con él un poco, para ganarse su confianza, y luego ponerlo en su lugar. Sería la mejor manera de hacer que le dijera a su padre que no podía meterse con la enfermería, mientras Chiemi estuviese vida, nunca dejaría que se la quitaran.

Era un día bastante tranquilo en la enfermería, con pocos pacientes internados, lo que le permitió hacer una ronda rápida a todos ellos. Sus aprendices estaban muy bien entrenados y no hacía falta nada de su parte en ese momento. Sintiéndose segura para actuar, se dirigió a la última habitación que le faltaba por monitorizar, la habitación donde se encontraba Dereck.

Al llegar a la habitación, Chiemi notó que las dos enfermeras encargadas del cuidado de Dereck estaban junto a la puerta. Supuso que seguramente estaban dándole algo de espacio, no le parecería raro que él así lo hubiese pedido. Cuando ambas la vieron, se sonrojaron. Chiemi no tenía duda de quiénes habían ayudado a Dereck a entregarle las flores. Se acercó hasta ellas y las saludó.

—Ya decía yo que era sospechoso que él supiera cuáles eran mis flores favoritas —comentó Chiemi, ambas rieron tímidamente en respuesta.

—Usted sabe bien que queremos lo mejor para usted, y no íbamos a dejar que le regalara cualquier cosa —dijo una de ellas.

—Además, ¡es bastante guapo! Tiene mucha suerte, señorita —agregó la otra, haciendo que esta vez fuera Chiemi quien se sonrojara.

¿Y qué si era guapo? Tenía ese color de pelo tan peculiar, se notaba que cuidaba mucho su barba y su mirada era algo hipnotizante, tenía unas hermosas pestañas largas que podían hacer que lucharas por apartar la vista de sus increíbles ojos azul grisáceo. Era obvio que las enfermeras también andaban loquitas por él, y a Chiemi le causó mucha gracia.

Búscame en el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora