Capítulo 34

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Cuando Zack termino su relato, Darya entendió perfectamente por qué él estaba tan orgulloso de su decisión de liberarse. Zack había hecho un sacrificio muy grande por Lina y su bebé, y sin duda, era una persona más dulce de lo que ella esperaba.

—¡No puedo creer que le haya puesto el nombre que querías! —dijo Darya, mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.

—¡Oye! Baja la voz, no quiero que despertemos la furia de Maia —le susurró Zack, poniéndole la mano en la cabeza y acariciándola para calmarla—. Yo tampoco esperaba que lo hiciera, pero fue lo mejor que pudo haberme dicho, pienso que ninguna otra frase de despedida hubiese sido mejor que cumplir ese sueño mío que jamás podría hacer real.

—¿Y cómo te sentiste? Perdón si soy muy entrometida, pero ¿no fue difícil para ti decidir dejarlo todo atrás?

—¿Te digo la verdad?

—Claro.

—La verdad es que quería ver a mi hermano. Suponía que si moría, podríamos encontrarnos en algún lugar después del túnel, ya sabes, pero no contaba con que la maldición me trajera acá.

—Eso es realmente triste.

Darya lo entendía, estando atrapado en la maldición, no moriría jamás y ahora Zack estaba aún más lejos de encontrar a su hermano que en vida. Si hubiese continuado viviendo, podría tener algo más de esperanza que ahora. Y era por eso que atribuía más su sacrificio a salvar al bebé y a Lina, aunque eso lo dejara aún más lejos de ver a su hermano algún día en el más allá.

—Lo sé, pero tranquila, al final nadie sabe con certeza qué hay más allá. Tuve el regalo de vivir estos casi cuarenta años como si fueran un año más, aún me queda mucho tiempo para leer y disfrutar mis días, sé que muchos de los limitados querrían tener ese beneficio. Aunque extrañe mucho a Lina y Cole, no todo ha sido malo.

Aquello era una trampa, no podía dudar que vivir eternamente joven era algo que mucha gente anhelaba, pero si eso traía consigo la soledad de ver morir a sus seres queridos, prefería vivir sabiendo que sus días no serían eternos.

Darya sintió aquello como un impulso, para saber que estaba aún más en contra de la maldición, no se lo diría a Zack, pero él merecía vivir, merecía dejar atrás esa soledad, él merecía tener la oportunidad de cumplir sus sueños y ella lucharía por eso también. De repente, él la sacó de sus pensamientos.

—Gracias por preocuparte por mí, y por hablar conmigo, o más bien, por escucharme. Es bueno tener a alguien más con quien hablar, lo necesitaba.

—No es nada —le respondió Darya—. Gracias por contarme tu historia, no es fácil abrirse a alguien desconocido y aun así confiaste en mí.

—Debe ser porque quizás no somos del todo desconocidos —soltó Zack.

¿Qué era aquello?

—¿A qué te refieres?

—A nada en específico, solo que siento como si ya te conociera de antes. Vamos a lavar los platos, antes de que Maia quiera quemar la casa con nosotros adentro.

Darya se rio ante aquello, aunque si Zack quería desviar su atención de aquel tema, no lo había logrado del todo. Quedaban muchos misterios por descubrir aún, pero por ahora, necesitaba un descanso, así que simplemente lo ayudó a recoger las cosas y lavar los platos.

Sin embargo, parecía que Zack no pensaba dejar sus preguntas para después, mientras guardaban cada cosa, él aprovechaba para sacarle más información. Le preguntaba sobre su familia, qué solía hacer, ella le contó sobre sus cultivos y sobre Eamon.

Búscame en el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora