No era la primera vez que Zack se infiltraba en algún lugar, durante todos sus años como liberado había roto muchísimas de las reglas de Chiemi. Él sabía muy bien que ella recordaba sus días de enfermera al verlo, y por eso no era capaz de castigarlo, sin duda él tenía una gran ventaja sobre los otros. De ese modo, siempre había podido apoyar a Maia en su investigación para romper la maldición, se había convertido en todo un ninja con el pasar de los años.
En aquel momento, Zack iba saliendo de casa. La noche estaba bastante avanzada, y Darya saldría en cualquier momento junto con Maia hacia su antigua casa, para encontrarse con su padre e ir al ayuntamiento. Zack también tenía una misión esa noche, y decidió salir un poco antes que ellas para asegurarse de estar de regreso con Azami cuando ellas volvieran.
Casi no había podido dormir pensando en su misión. No le preocupaba tener que entrar a la gran casa de Chiemi, sino el hecho de que finalmente conocería a Azami después de soñar con ella toda su vida. Maia no lo sabía, pero él ya la conocía desde mucho antes de que ellos se conocieran. Siempre visitaba a Lina de vez en cuando, y en más de una ocasión la vio junto a Hugo, quien solía llevar a sus pequeñas hijas a visitar a su abuela.
Para él, ver a las hijas de Hugo tenía un significado especial, pero claramente en ese momento sus sentimientos no eran los mismos hacia Azami. Siempre que ellas visitaban a Lina, se sentía orgulloso por haberla ayudado durante su parto, a pesar de que esa decisión le costara la vida y lo alejara aún más de la posibilidad de volver a ver a su hermano. Sin embargo, sabía que había valido la pena el sacrificio de dejar atrás a la única figura materna que había tenido, cada vez que una de sus pequeñas nietas la hacía reír.
Cuando Lina enfermó por la edad, él constantemente iba a cuidar de ella, aunque ella no lo supiera. Él siempre estaba ahí para calmar sus malestares. Hasta que, una noche, la escuchó hablar, aunque no había nadie más presente aparte de él, o al menos eso creía. Sus palabras eran suaves y cargadas de mucha dulzura, aunque su voz ya no tenía la misma fuerza de antes, se escuchaban claramente. Zack notó que ella estaba hablando con Kile, su esposo, quien había fallecido muchos años atrás debido al virus que desencadenó todo.
En ese momento, Zack recordó esa antigua leyenda de Tyneham que solían contar los abuelos en la enfermería mencionando a sus seres fallecidos, como si siguieran ahí con ellos. Para los ciudadanos del pueblo, incluso después de la muerte, sus seres queridos seguían estando allí, de alguna manera. Al ver a Lina hablando con su difunto esposo, Zack consideró que tal vez esa era su manera de dejarle saber que estaba lista para partir con él, como si quisiera reunirse con él en otro lugar, más allá de esta vida.
Desde esa noche, Zack no volvió a casa de Lina. Se tomó su tiempo para despedirse y agradecerle por todo lo que había hecho por él, aunque probablemente ella no pudiese escucharlo, y luego se marchó. Días más tarde, asistió a su funeral, y esa fue la última vez que vio a aquel par de hermanas tan peculiares, hasta que Maia apareció en su vida.
Se preguntaba por qué miraba en retrospectiva ahora. Sentía que aquella noche marcaría un antes y un después en su vida, sabía que algo importante estaba por pasar y estaba más que listo para salir de la burbuja de ser un liberado. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por escapar de ese imperio creado por Chiemi, quien por años había sido su tutora y ahora tenía encerrada a Azami.
En casa de Chiemi no solía haber guardias fuera, ya que nadie se atrevía a entrar sin permiso. Era tan fácil entrar, o al menos para él lo era, que Zack se preguntaba cómo no había habido una rebelión hace mucho tiempo. Observó una ventana abierta en el segundo piso y rápidamente trepó uno de los árboles cercanos. Siempre utilizaba la misma ruta y nunca había sido descubierto, conocía aquella casa como la palma de su mano. Durante años, estuvo buscando ahí una manera de volver al mundo real para ayudar a Maia, aunque sin ningún éxito. Así supieron que cualquier cosa capaz de romper la maldición, no se encontraba en esa casa.
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Búscame en el agua.
FantasíaMuchos sueñan con tener algún poder, y en este mundo, la naturaleza otorga dones al nacer, haciéndote capaz de controlar alguno de sus elementos. Un día, una maldición sombría cae sobre el pueblo, transformando los dones de la población en una amena...