Eamon no podía creer lo que Azami le estaba contando. Sentía que todo su mundo se había derrumbado. ¿Qué iba a hacer sin Darya? Por años, ella había sido quien lo impulsaba a seguir adelante y ahora que no estaba, se sentía perdido.
No sabía si culpar a Azami, pues era consciente de que ella también amaba a Darya, y que no le haría daño nunca. Así que, entendió que fue ella misma la que decidió acompañarla, y no le sorprendía, siempre solía entregarse a los demás y dejaba de pensar en ella misma.
Sentía que se iba a quedar seco, sabía que llorar no servía de nada, pero era lo único que le quedaba. Debía aceptar que no volvería a verla, y cada vez que recordaba que no podría ver sus ojos nunca más, tenerla entre sus brazos, ni escuchar su voz, se le partía aún más el corazón.
No entendía por qué su amor tenía que terminar así, justo cuando más soñaba con compartir toda su vida a su lado.
—¿Cómo se supone que voy a continuar sin ella? —preguntó, aunque sabía que no se dirigía a Azami, ella le respondió y él alzó la mirada para verla, justo para encontrarse con sus ojos rojos, se imaginaba que ella se sentía igual.
—No vamos a continuar sin ella, Eamon. Tenemos que encontrarla.
—Pero no está perdida, Azami.
Aquello golpeó a Azami como un balde de agua fría. Eamon nunca la llamaba por su nombre, desde que se conocieron, él siempre la había llamado «Zami». Eran como hermanos, pero sabía que no podía pedirle comprensión después de haber perdido al amor de su vida, Azami intentó hablar, pero él continuó.
—La maldición se ha llevado a miles de personas ya, nadie conoce una manera de traerlos de vuelta.
Cada palabra se clavaba como estacas en su pecho. Azami intentaba aferrarse a aquel deseo de encontrarla, no podía dejar ir la esperanza, pero Eamon continuaba atacándola, y sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo.
—¿La viste desaparecer? —preguntó él.
Ella negó con la cabeza.
—No.
—Según la maldición, debió haberse vuelto una con el agua. Los registros en muchas ocasiones hablan de Blues cuya piel se deshace en el agua.
Cada palabra le dolía más, sabía que él estaba diciéndole todo aquello porque necesitaba discutir con alguien y debía desquitarse con Azami. Sin embargo, ella seguía enfocada en que no se dejaría llevar por lo que él dijera, no pensaba que todo estaba perdido, e iba a convencerlo.
—Sé lo que dice la maldición, toda mi vida he vivido con el mismo miedo que tú, Eamon. Compartimos el mismo don, siempre nos hemos escabullido de las plantas y hemos tenido mucha suerte, pero ¿y si no? ¿Y si no hubiésemos tenido esa suerte? ¿Te hubiese gustado que Darya y yo te abandonáramos? ¿Que aceptáramos tu pérdida y ya?
Le había dado justo en el blanco. Azami sabía que Eamon solía desarmar a Darya con preguntas, pero seguramente no creía que ella lo usaría en su contra, Azami también había aprendido mucho de él. Y en aquel momento se notaba que no tenía palabras, él no le respondió, solo la miraba fijamente, esperando a que continuara y le dijera cómo iban a resolver esto. Así que lo hizo.
—Tenemos que buscarla, sé que muchas personas seguramente ya lo han intentado antes, pero créeme, no puedo vivir sin ella y prefiero morir buscándola que no haberlo intentado nunca.
Aquello le tocó el corazón a Eamon, era justo lo que él quería escuchar y Azami sabía que lo había dicho por los dos. Con su padre en el hospital, solo se tenían el uno al otro, así que se necesitaban unidos, y ella realmente necesitaba su ayuda para encontrar a Darya.
—¿Realmente consideras que no todo esté perdido? —preguntó él.
Siendo un chico abandonado, siempre había odiado hacerse ilusiones. Desde pequeño, tuvo la ilusión de que alguien llegaría a adoptarlo y nunca se cumplió. Por eso, aprendió a no esperar nada que no pudiera controlar él mismo y a solo esperar cosas que él pudiera cumplir.
Azami no estaba del todo segura, pero necesitaba convencerlo. Después se encargarían de idear un plan, este era solo el comienzo de lo que les esperaba.
—Sé que la vamos a encontrar —intentó sonar lo más segura posible, luego recordó que tenía algo que contarle—. Cuando volví al barco, después de buscarla en el agua, noté algo más. Era como si me estuviesen siguiendo, ¿has tenido esa sensación de que alguien te está observando?
Él asintió, mientras se limpiaba las lágrimas.
—Era algo así, pero no me sentía mal. Sentía como si estuviese con alguien, cuando realmente estaba sola. Y no sé si era mi desesperación, o qué era. Pero hubo un momento donde sentí como si algo me abrazara, y sé que era ella. Sé que sigue ahí de alguna manera, y si es así, tiene que haber una forma de hacer que vuelva.
—Me pasó algo similar hoy, aunque no lo noté en su momento —le comentó Eamon.
Azami no se esperaba aquello. ¿Darya había venido a buscarlo? Se sintió culpable por no haberlo notado en su momento.
—¿Qué fue lo que pasó?
—En la tarde, escuché algo golpear contra una de las paredes de la casa. No entendía qué estaba pasando, no suelen chocar cosas contra las paredes y temí que se rompiera. Así que me acerqué a la ventana, estaba lloviendo, y tuve esa misma sensación de la que hablas. Aunque fue algo distinto, de esas veces cuando sientes que alguien te está observando, volteas y conectas tu mirada con esa persona. Volteé instintivamente, y no pude ver nada por más que me esforcé, pero te juro que sentí que había alguien ahí, aunque no me sentía inseguro.
Azami se sentía llena de esperanza por aquel pequeño relato, y agradecía que él se lo hubiese mencionado. Si él había sentido lo mismo que ella, eso significaba que era real, Darya seguía con ellos.
—¿Crees que era ella la que estaba ahí afuera? —le preguntó Azami.
—Sí, es lo único que podría explicar lo que pasó. Cuando me acerqué a la ventana, no había nada que pudiese haber chocado con la pared, solo agua... Y seamos sinceros, si Darya se vuelve una con el agua, y ahora puede controlarla, tendrá algunos tropiezos antes de empezar a realmente poder controlarla.
Aquello hizo reír a ambos, aún tenían las narices rojas y las mejillas mojadas, pero ya se sentían mejor. La esperanza de volver a verla los abrazaba.
—Hay otra cosa —dijo Azami—. Cuando llegué acá, no quería entrar, tenía miedo de contarte todo esto. Estuve mucho rato afuera, pensando si debía hacerlo y tuve la misma sensación de que alguien estaba conmigo, dándome aliento. Por eso decidí entrar.
—Ella no nos abandonaría tan fácil, siempre ha pensado más en nosotros que en ella misma —le dijo Eamon.
—Es verdad, ya quiero que vuelva.
—Tu padre tiene muchos libros sobre investigaciones que se han realizado sobre la maldición, ¿crees que podríamos ir a tu casa a revisarlos?
—Claro, él no podrá ayudarnos por un tiempo, mientras se recupera. Así que necesitamos usar todo lo que tengamos a la mano.
Eamon se sintió muy descortés por no haber preguntado por Hugo antes.
—¿Cómo está tu padre?
—Está estable, la operación salió muy bien, sigue un poco sedado. Y realmente espero poder encontrar a Darya antes de que entre en razón y me mate por haber causado todo esto.
Ambos rieron nerviosamente, no tenían idea de cuánto tiempo tardaría la investigación, pero algo les decía que debían comenzar lo antes posible. Así que, aun con la fuerte lluvia, tomaron sus paraguas y se dirigieron a casa de Darya.
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Búscame en el agua.
FantasyMuchos sueñan con tener algún poder, y en este mundo, la naturaleza otorga dones al nacer, haciéndote capaz de controlar alguno de sus elementos. Un día, una maldición sombría cae sobre el pueblo, transformando los dones de la población en una amena...