Al cruzar el umbral hacia la cocina, Darya sintió una especie de déjà vu. No pudo evitar cerrar sus ojos y disfrutar el olor que venía de la comida que había preparado Maia, algo dentro de ella le decía que aquel era un olor conocido, pero no sabía de donde.
Zack y Maia siguieron jugando al entrar a la cocina. Se notaba que eran muy cercanos, él la ayudó a organizar los platos en la mesa, y luego, iba pasándole vasos para llenarlos con algo que Darya pensó que era limonada. Se sentía como en casa, creyó que no iba a volver a sentirse como parte de un hogar nunca más. Sin embargo, a pesar de todo, aquello le dolía, porque no esperaba reemplazar a su familia, los extrañaba mucho y quería volver con ellos.
Todos se sentaron a comer, y hablaron un poco sobre las cosas que les gustaba hacer cuando eran parte de los limitados. Darya descubrió que Zack tenía un hermano que se llamaba Cole, y Maia volvió a mencionar que estaba casada, aunque no mencionó el nombre de su esposo.
Darya aún sentía curiosidad por ambos casos, quería saber cómo ambos estaban tan tranquilos sabiendo que habían dejado personas atrás. Luego, recordó que Zack le había mencionado que no quedaba nadie con quien pudieran chantajearlo, así que Darya supo que no debía tocar ese tema. Se veían muy felices recordando viejos tiempos, y ella no quería estropear aquel momento.
A pesar de todo, Maia lucía exhausta, y al observar su rostro, Darya tenía la sensación de que había algo en ella que le resultaba familiar. Era como si la hubiera conocido durante toda su vida y pudiera percibir si algo la estaba agobiando, aunque no sabía exactamente qué era. Tal vez se trataba de algo que afectaba a Maia, o quizás era algo relacionado con Darya misma.
Se había mostrado muy hospitalaria y le había enseñado cómo debía hacer su trabajo, la estaba protegiendo y quizás esa nueva responsabilidad le pesaba. Darya no podía estar segura de que su suposición fuese cierta, pero de todas maneras no había que ser un gran detective para notar su cansancio y como para confirmárselo, Maia terminó de comer y se levantó de la mesa.
—Iré a recostarme, necesito descansar —les informó. Ambos asintieron, dejándola ir, pero antes de marcharse incluyó—. Les encargo los trastes. Y Zack, muéstrale a Darya dónde dormirá, también debe estar cansada.
—Está bien —le respondió él, y luego tomó la jarra de jugo para servirse un poco más. Volteó a mirar a Darya, como preguntándole si también quería más, ella asintió.
—Gracias —le dijo Darya, pasándole el vaso.
—No es nada, aprovecha. No todo el tiempo Maia está de buen humor.
—¿De verdad? —le preguntó Darya, se preguntaba si actuaba de esa manera para amortiguar un poco el hecho de que Darya había perdido a su familia recientemente. No pensaba que esta no sería la forma en que Maia actuaría siempre, y temió un poco por descubrir verdadera su personalidad.
—Sí, no me malinterpretes, no es que sea mala, no lo es. Tampoco va a echarte de acá, no te preocupes. Desde que nos conocimos, ella ha estado conmigo en buenas y malas, ha sido una gran amiga aun con la diferencia de edad. Y aunque yo ya estaba acá cuando ella llegó, siento que fue ella quien me adoptó a mí...
Darya se impresionó al ver que Zack estaba dispuesto a contarle más sobre su vida, lo cual le parecía muy interesante, porque podría revelarle más detalles sobre la vida de los liberados. Así que continuó con la conversación, atando cabos con lo que le había contado Maia antes.
—Recuerdo que ella mencionó que se liberó hace quince años, entonces ¿hace cuánto estás acá? —le preguntó Darya.
—Cuando la conocí, yo ya llevaba más de veinte años liberado. Ha pasado mucho, pero aún lo recuerdo muy bien. Ella no era como tú, era una investigadora y el hecho de haber descubierto a los liberados le fascinaba, tenía muchas preguntas y ahí estuve yo para ayudarla con cada una. Aunque pienso que a veces eso mismo la llega a frustrar, ha descubierto mucho, pero ya no tiene a nadie con quien compartirlo. No es como si esos hechos les importen a los liberados.
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Búscame en el agua.
FantasiMuchos sueñan con tener algún poder, y en este mundo, la naturaleza otorga dones al nacer, haciéndote capaz de controlar alguno de sus elementos. Un día, una maldición sombría cae sobre el pueblo, transformando los dones de la población en una amena...