*Capítulo XXV:

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En cuanto me dejó en casa ese día, me sentí bastante molesta conmigo misma por ser tan débil ante sus encantos. El simple hecho de ver sus ojos me encerraba -me encierra- en un hechizo que no logro entender del todo. Al principio creía que era simplemente resultado de mi pequeña -muy grande- obsesión a los ojos claros, de color o como prefieras llamarlos; pero conforme fue pasando el tiempo me di cuenta de que no solo me fascinaba -fascina- la mezcla del gris con ese toque de azul marino que se extiende desde el centro en delgadas y finas líneas alrededor de todo su iris que hacen que sus ojos se vean más o menos azules y/o obscuros dependiendo de su estado de ánimo, el color de su ropa e incluso del clima. Había -hay- algo más, una calidez, confianza, familiaridad, cariño, amor... No estoy completamente segura de qué es lo que sus ojos me transmitían y siguen transmitiendo, pero extrañamente lograban -logran- calmarme y disipar cualquier sentimiento, cómo encerrándome en una burbuja privada en donde sólo estamos nosotros dos.

Lo que me molestaba más es que se saliera con la suya y no me dejara disfrutar el estar enojada con él, porque con tan sólo un beso me hechizaba y me hacía olvidarme de todo. Y aunque suene muy a "no eres tú, soy yo"; no me molesta el hecho de que él sea tan fascinante, si no que tenga ese efecto en mí.

El resto de la semana transcurrió con demasiada normalidad. Bastante tranquilo a decir verdad. Kate nos ignoró por completo, fue como si hubiera dejado de ir a la escuela y realmente lo disfruté.

Podría decirse que la suerte estaba de mi lado y los astros correspondientes a mi signo zodiacal estaban alineados conmigo porque prácticamente estaba teniendo la semana perfecta.

Me despedí de Nathan en la puerta de los vestidores y me fui directamente a la cancha a esperar a que todos salieran e iniciaran la clase. Durante todo el módulo estuvimos como los típicos enamorados de libros y películas, mirándonos, sonriéndonos y leyéndonos los labios. Nunca habíamos estado así de cursis-empalagosos y aunque todos nos veían raro o como si estuviéramos locos no nos importaba, o al menos no a mí porque así era como me sentía, completamente enamorada de él y quería gritarlo al mundo entero sin importarme que eso fuera lo más cliché.

Terminó la clase y todo el mundo entró a los vestidores a ducharse y cambiarse. Alli estuvo lista y salió de los vestidores para encontrarse conmigo y esperar juntas a nuestros respectivos novios.

Que bien se siente decir novio cuando tienes uno.

-Creo que Nathan va a tardar un poco porque apenas se estaba duchando cuando salí- me informó Dylan después de saludarnos.

Nathan y Dylan no eran los mejores amigos del mundo pero se llevaban bien y eso era más que suficiente para creer en lo que dijo. Aunque se me hizo un poco extraño que Nathan se estuviera duchando apenas porque normalmente era de los primeros en salir, pero no le tomé mucha importancia y lo dejé pasar.

Puede que alguna ducha se haya averiado o se entretuvo platicando, pensé. Además no había razón para que Dylan me mintiera.

-Podemos acompañarte a esperarlo- ofreció Alli.

Negué con la cabeza-. No es necesario, adelántense.

-Okay- se despidieron de mí con un beso en la mejilla-. Me llamas cuando llegues a casa- asentí y se fueron.

Apenas salieron de mi campo de visión, se acercó corriendo Joshua, uno de los alumnos más callados y menos sociable de todo el grado. En cuanto se detuvo enfrente de mí fruncí el ceño extrañada, nunca había hablado con él, ni siquiera en clases.

-Hola. Nathan me pidió que te avisara que no va a poder llevarte porque tiene un trabajo en equipo pendiente y es urgente que lo termine hoy- habló rápidamente.

Love On Wheels: Amor en RuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora