Sentía mucho calor y una luz quemante empezó a molestarme los ojos. Me di la vuelta y muy a regañadientes los abrí encontrándome con los cálidos rayos de sol que entraban por la ventana. Me senté y me quite la cobija que tenía encima porque tenía demasiado calor, al punto de empezar a sudar. Ya que estaba bien despierta reaccioné en que no estaba en mi cuarto. Miré a mí alrededor un tanto alarmada, sintiéndome perdida, pero al reconocer que era el cuarto de Nathan y conforme la niebla matinal iba desvaneciéndose de mi mente, recordé todos los sucesos del día y la noche anterior. Busqué con la mirada a Nathan porque no estaba en la cama -eso sonó mal ¿cierto?- y no lo veía por ningún lado.
La puerta de la habitación se abrió y Nathan entró cerrándola detrás de él. Seguía viéndose mal, pero mucho mejor que antes. Llevaba una bermuda verde olivo y una playera café, por su cabello que se notaba húmedo adiviné que ya había tomado una ducha y probablemente había bajado a desayunar con sus papás. Me sonrió.
-¿Me buscabas?- preguntó juguetón.
Definitivamente estas bien.
-Tal vez- rodé los ojos. Nunca perdía la alegría de su estado de ánimo.
Caminó hasta mí medio cojeando, lo miré alarmada y con la mirada, me dijo que no me preocupara. Se sentó a mi lado en la cama y me dio lo que tanto anhelaba desde la madrugada: un abrazo.
Desde el momento en que lo había visto dentro de su auto todo golpeado, lo había querido abrazar; pero el miedo a lastimarlo me lo impidió. En ese momento entre sus brazos, por fin sentía que estaba realmente bien, sano y salvo. Fue tanta mi emoción que no medí mi fuerza –y eso que no tengo mucha- y no me percaté de que lo estaba lastimando hasta que se quejó. Me alejé de inmediato deshaciéndome en disculpas y dándome bofetadas mentales por haber sido tan estúpida.
Que buena ayuda eres, provocándole más dolor, me regañó mi subconsciente.
-Nathan lo siento muchísimo. Perdón, perdón, perdón. Soy tan estúp...- me besó de repente.
Por temor a lastimarlo nuevamente no le respondí el beso como me hubiera gustado hacerlo así que no duró mucho. Se separó de mí con el ceño fruncido, supongo que confundido por mi falta de reacción.
-Me encanta tú manera de pedirme que me calle- susurré mordiéndome el labio inferior para que se diera cuenta de que si me había gustado el beso y no pensara otra cosa.
Con la intención de pasarse una mano por la nuca levantó el brazo izquierdo, pero al hacerlo hizo un gesto de dolor.
-¿Te lastimaron mucho? ¿Cómo te sientes?- pregunté preocupada.
El señor Patrick había dicho que no le habían hecho mucho daño, que sólo eran heridas superficiales; pero aun así me preocupaba cuánto dolor podía sentir y qué tan mal se sentía realmente.
-Estoy bien, no te preocupes- respondió evasivo desviando su mirada de mí.
-¿Qué fue lo que paso Nathan?- me había estado preguntando eso desde la noche anterior, y no quería esperar más por las respuestas.
Volvió su mirada a mí y frunció el ceño-. ¿Qué te pasó en el rostro?- evadió mi pregunta.
Este...
Lleve mí mano derecha a mí cara para saber a qué se refería, cuando sentí el vendolete y el dolor que manaba de mi brazo, recordé que yo también me había lastimado.
-Primero responde mi pregunta- demandé. Quería respuestas y las iba a obtener.
Se tiró en la cama y se llevó un brazo a los ojos -¿Qué? ¿Te pusiste de acuerdo con mis padres?- me sobresalté con su repentino grito.
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Love On Wheels: Amor en Ruedas
Teen Fiction¿Has visto esas películas donde la chica inteligente, menos popular, casi invisible se enamora del chico más guapo y terminan siendo la pareja del año? Supongo que sí, todos las hemos visto. Bueno, pues ese no es mi caso. Yo no era invisible, a dec...