Esa noche no pude pegar el ojo hasta bien entrada la madrugada. Mi cabeza daba vueltas alrededor de todos los recuerdos del día anterior que había estado cargado de muchas emociones y sorpresas inesperadas y aun no terminaba de asimilarlas. Opté por hacer una lista mental de todo lo acontecido ya que contar ovejas no me servía de nada para dormir y talvez así lograría creer todo:
1.-Nathan me dijo que le gustaba.
2.-Nathan me besó, un simple rose de labios pero aun así un beso ¿no?
3.-Me dijo que era bonita.
4.-Estuvo a punto de besarme de nuevo.
5.-Mama y él se llevan muy bien.
6.-Me llevo cargando a todos lados, y eso me encantó.
7.-Mama lo había invitado a quedarse conmigo el sábado.
8.-Mama confiaba en él... Y yo también.
Solo ocho cosas pero todas cargadas de mucha intensidad.
Repetí los primeros dos puntos miles de veces hasta que logré convencerme de que en realidad habían sucedido y estuve a punto de ponerme a gritar de emoción, pero era de noche y a mi madre le daría un infarto si me oía así que sofoque mi grito en la almohada. Tenía que contárselo a alguien, iba a explotar de alegría si no me desahogaba, tantas emociones juntas no eran buenas para el corazón. Pensé en Allison, pero no, ella ya no era una opción... Y no tenía a nadie más, tal vez a... Dylan pero no, ósea él era hombre y aunque era mi amigo no tenía tanta confianza como para contarle lo que sucedía en mí vida. Suspiré resignada, tendría que guardarme todas esas emociones tan emocionantes.
Finalmente el sueño me venció.
Sentí cosquillas en mi rostro y abrí los ojos. Nathan estaba dibujando mi rostro con sus dedos y eso era lo que me producía cosquillas. Sonreí al verlo, pero tras caer en la cuenta de que me acababa de despertar me paralicé.
¡Acabo de despertar!
Debía de tener un aspecto horrible, el cabello como un nido de pájaros, ojeras enormes por la desvelada... Uf, simplemente terrible y Nathan estaba ahí, viéndome.
-Buenos días bella durmiente- me saludó con una sonrisa sin dejar de trazar mi rostro.
-Nathan- dije en un susurro ahogado -¿qué haces aquí?... Tan temprano.
-No es tan temprano y tu madre me llamó antes de irse para que viniera- se encogió de hombros.
Me voltee a ver el reloj de mi buro, las 11:16 am, abrí con asombro los ojos, era tardísimo había dormido demasiado, ¿qué pensaría Nathan de mí?
-¿Podrías darme unos minutos?- le supliqué. Enserio debía estar fatal, siempre tenía un aspecto de cavernícola cuando dormía de más.
-¿Para?
-Arreglarme, no me gusta que me vean cuando acabo de despertar- admití apenada.
Río-. No es la primera vez que te veo al despertar además te ves bien- lo miré confundida, acaso... ¿me espiaba? -¿En casa de Allison recuerdas?
-Oh- cierto no recordaba eso, que pena -aun así podrías...
-Claro- dijo revolviéndome el cabello y después salió de mi habitación cerrando la puerta detrás de él.
Respiré hondo un par de veces para tomar el valor y enfrentar el día, lo sé suena estúpido pero vamos, Nathan me ponía muy nerviosa; dime ¿quién no se pone nervioso cuando está con la persona que le gusta? Me senté en la orilla de mi cama, abrí la silla de ruedas, pusé los frenos y me senté en ella. Fui a mi baño y me miré en el espejo con miedo, debía de verme horrible, pero extraña y afortunadamente solo tenía el cabello un poco enredado pero no como alambre retorcido y milagrosamente mis ojeras no estaban tan grandes como había imaginado. Suspire aliviada, Nathan no me había visto en mi faceta de Diann cavernícola.
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Love On Wheels: Amor en Ruedas
Teen Fiction¿Has visto esas películas donde la chica inteligente, menos popular, casi invisible se enamora del chico más guapo y terminan siendo la pareja del año? Supongo que sí, todos las hemos visto. Bueno, pues ese no es mi caso. Yo no era invisible, a dec...