*Capítulo XIV:

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Hola!!!

Feliz Año Nuevo!!! Muchas gracias por ayudarme a cumplir mi meta antes de año nuevo. Gracias!!!

Ya es 2015 y aquí estoy de regreso con más capítulos. El siguiente capítulo es más largo de lo normal, la playa me inspiró demasiado, tanto que tuve que partírlo en dos. Pero bueno espero les guste y me acompañen en este 2015 a lo largo del resto de la historia.

Votos y comentarios por favor.

Bye...

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Mamá se convirtió en cómplice de Nathan para la planeación de la dichosa sorpresa y los siguientes dos días prácticamente me ignoraron. Tanto el sábado como el domingo Nathan llegó a mi casa antes del mediodía y se fue después de cenar. Pero aunque estuvo prácticamente todo el fin de semana conmigo, fue como si hubiera estado sola porque mamá y él se la pasaron aislados, lo suficientemente lejos de mí como para que pudieran hablar tranquilamente sin que yo los escuchara. Incluso me llegué a sentir celosa de que le tomaran más importancia a la sorpresa que a mí misma. Y por más que intentaba espiarlos y escuchar lo que planeaban siempre me descubrían y dejaban de hablar o cambiaban el tema. No sabía nada de nada, solamente que era una sorpresa y que era para mí. El no saber nada me torturaba.

-Enserio no me vas a decir nada mami- le supliqué con ojos de cachorrito mientras cenábamos.

Nathan estaba tan ocupado con la preparación de la sorpresita que ni siquiera había podido llevarme a casa el lunes, por lo que mamá tuvo que salir temprano del trabajo para poder pasar por mí a la escuela.

-No- negó llevándose un trozo de carne a la boca.

-Pero ¿por qué? Yo soy tu hija, tengo más privilegios que él que es tan solo un extraño- le hice un puchero -no deberías ayudarlo.

-Porque no quiero arruinarte la sorpresa. Ya me lo agradecerás cuando la hayas visto, estoy segura de que te va a encantar- sonrió ilusionada.

-¿Enserio? Porqué lo dices y cómo lo sabes- era mi oportunidad de sacarle la sopa.

Ya caíste mamá.

Conozco demasiado bien a mamá y sé que cuando se emociona habla sin pensar y sin parar. En ese momento todo su rostro gritaba ¡que emoción! y tenía que aprovecharlo.

-Pues porque yo estoy ayudando a organizarla y te va a...- se detuvo -no lograras lo que buscas- me miró con los ojos entrecerrados.

Oh, vamos.

-¿A qué te refieres? No estoy buscando nada- me hice la santa.

-Quieres aprovecharte de mis vómitos verbales para que te cuente, pero no lo lograrás- se cruzó de brazos y me miró con la determinación tatuada en su mirada.

-¡Mamá!- me quejé como niña pequeña y arrugué la nariz.

-Ten paciencia Diann, pronto lo sabrás todo- trato de calmarme.

No me pidas algo que no tengo.

-Ya pasaron tres días, ¿cuánto más tengo que esperar?- le espeté desesperada.

-Otros dos o tres, creo.

Lo que menos quería era esperar más tiempo. Me pone los nervios de punta que me oculten cosas. Ya estaba harta de la dichosa sorpresa. Estaba segura de que no era algo tan grande o especial para que se llevara tanto tiempo.

Love On Wheels: Amor en RuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora