*Capítulo XXVI:

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Los nervios, el pánico, todo me invadió por completo. Pensé que tal vez estaba siendo extremadamente paranoica y que él estaba bien, qué solo se había ido de fiesta y no estaba en condiciones para manejar de regreso a su casa; pero eso no se lo creyó ni siquiera mi ilógico subconsciente. Él no era así, no era de ese tipo de chico así que no podía pensar otra cosa que no se relacionara con una tragedia.

Tengo un mal presentimiento...

Nadie sabía dónde estaba Nathan, ni sus papás, su hermano, Alli, Dylan, ni yo, nadie. Ya había llamado a todos con los que sabía que se llevaba en la escuela y aun así sentía que me faltaba alguien, pero no sabía quién. Incluso había llamado a Joshua quien me dijo que no volvió a verlo desde que salió de la escuela y tampoco sabía con quien se había reunido para hacer el dichoso trabajo. Nadie sabía eso tampoco.

Nadie sabe nada, maldita sea.

Podía ser que -como es mi costumbre- estaba exagerando porque las 9:30 pm no era una hora tan tarde, y la verdad eso es lo que creímos al principio su mamá y yo así que le dimos una hora y media más para que llegara a su casa o se comunicara con alguien. Cuando dieron las 11:00 pm empezamos a buscarlo y en lo que llamábamos a todo aquel que se nos ocurriera ya era media noche. Su mamá me dijo que no me preocupara y que descansara porque ya estaba lo suficientemente grandecito como para cuidarse solo y que lo más seguro era que aparecería a la mañana siguiente con una muy buena excusa o explicación para darnos. Le prometí que me iría a dormir, pero no podía. Estaba demasiado ansiosa e inquieta.

¿Y si le paso algo malo?, no podía dejar de pensar lo peor.

Obviamente le conté todo lo que estaba pasando a mamá quien después de recordarme que siempre exagero todo y que soy demasiado pesimista, comprendió que muy angustiada como para poder dormir así que me dio las buenas noches y se fue a descansar porque al día siguiente tenía que ir a trabajar.

Estaba en mi cama dando vueltas disque intentando dormir y pensando a quien más podría llamarle para preguntar por Nathan.

-Vamos Diann, piensa, hay alguien más- me insistía yo misma, no podía quitarme la sensación de que me faltaba alguien.

Repasé en mi cabeza a todas las personas cercanas a Nathan o que hablaban con él en la escuela y después de darle muchas vueltas, caí en la cuenta de que la que me faltaba era Kate. A ella no la había llamado y lo más seguro era que no supiera nada -eso esperaba- porque en todo el día no nos había dirigido la palabra a ninguno de los dos, pero era la más popular y estaba enterada de todos los chismes.

Sin importarme que fuera muy tarde marqué su número.

-¡Inválida! Que milagro- respondió tan sarcástica e irónica como siempre al primer timbrazo.

Ya decía que esta semana estaba siendo demasiado perfecta para ser verdad...

Ignoré la forma en que me había llamado–. Kate, necesito que me...

-Buscas a tu noviecito- afirmó interrumpiéndome-. ¿Yo cómo lo sé?- me arrebató la pregunta de la mente-. Soy la más popular en la escuela querida. Yo lo sé todo- alardeó orgullosa-. Bueno pues sé dónde está si eso es lo que te preguntas- tragué saliva y hubo un largo silencio por su parte -más no pienso decírtelo- soltó una carcajada.

¿¡Qué!?

-Entonces no sabes realmente donde está- la reté. Sabía que mi afirmación no era cierta, pero necesitaba provocarla para que me lo dijera.

-Tú bien sabes que sí lo sé- su voz volvió a ser seria-. Si quieres encontrarlo antes de que sea demasiado tarde y muera desangrado o por el dolor o por un choque, no tienes mucho tiempo.

Love On Wheels: Amor en RuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora