*Capítulo XVI:

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Toda la semana después de Navidad, prácticamente me la pasé en casa de los Boer, que son realmente maravillosas personas y desde que los conocí me han hecho sentir como parte de su familia.

Nathan pasaba por mí temprano y me iba a dejar después de la cena todos los días. Por mi madre no había problema, estaba más que encantada de que estuviera todo el tiempo con Nathan y su familia, además ella tenía mucho trabajo ya que las personas suelen comprar más seguros a fin de año, así que casi nunca estaba en casa.

-Diann, daremos una fiesta de Año Nuevo y nos gustaría que tú y tu madre vinieran- Larisse nos invitó desde la puerta de su casa.

-Claro, muchas gracias- le respondí desde el auto.

-Si vas a ir ¿cierto?- me preguntó Nathan a mitad de camino al cine.

Ese día habíamos decidido ir a ver una película porque hacía buen tiempo. Lo suficientemente cálido como para querer salir de casa.

-Mmm... tengo que pensarlo- bromeé. Sabía que él me obligaría a ir.

-Te secuestraré si es necesario, así que tú dices, o vas a la buena o a la mala- me amenazó tomando mi mano.

-Es una buena oferta que tú me secuestres, pero creo que iré a la buena... por mi mamá- ambos reímos.

Nuestra relación no había cambiado mucho que digamos de como estaba antes, cuando solo éramos amigos. Las diferencias eran muy pocas: ahora en vez de darme besos en la mejilla, me los daba en los labios; me tomaba y abrazaba por la cintura casi todo el tiempo; prácticamente había dejado en la bodega la silla de ruedas porque él no me dejaba usarla cuando estábamos juntos, y eso era prácticamente todo el tiempo; bromeábamos, jugábamos, charlábamos... y gracias a Dios, no habíamos tenido ni una sola pelea.

Creo que la que cambió, más bien fui yo. Ya no era tan tímida y reservada como antes, ahora me dejaba llevar y me divertía sin importarme lo que pensaran los demás. Es por eso que amaba a Nathan, sacaba lo mejor de mí.

El 30 de diciembre, estaba en casa de Nathan viendo la tele y platicando con Joy y Larisse mientras que los hombres hacían, ve tú a saber qué cosa, en el patio trasero.

-¿Ya tienes tu vestido para la fiesta?- me preguntó Joe. Ella me caía muy bien, era muy amigable y divertida.

Su pregunta me tomó desprevenida-. ¿Vestido?... No, no suelo usar vestidos- admití nerviosa.

-Ese no es problema- dijo Larisse levantándose para tomar su abrigo y su bolso-. Patrick, chicos, nos vamos de compras volvemos luego.

Me quedé con cara de ¿What?

Nathan llegó rápidamente y me llevó hasta el auto, cambió la silla de ruedas de su auto al de su madre y nos fuimos... de compras. Yo amo ir de compras, pero en ese momento no llevaba dinero y no tenía la más mínima idea de que vestido comprar. Ya te lo he dicho antes, no uso vestidos, por lo tanto no sabía cuál sería el apropiado para la ocasión.

Llegamos a la plaza más grande de la ciudad y entramos a una de las tiendas más caras.

¿Con qué vas a pagar?, me cuestionó mi yo interno. No tengo ni la más mínima idea, lo mejor será elegir uno barato para poder pedirle prestado a Joy y a Larisse, respondí a mí misma.

Larisse me dijo que no importaba el precio del vestido que yo eligiera, como si hubiera leído mis conversaciones internas. Me apené muchísimo y traté de disuadirla pero no cambio de opinión; ahora sabía de quien había sacado Nathan lo terco.

En fin, ellas se provocaron miles de vestidos hasta que encontraron el que más les gustó, y lo mismo hicieron conmigo. Parecía maniquí o algo parecido con todos los vestidos diferentes que me probaron, hasta que me pasaron un hermoso vestido morado, straple, que me llegaba antes de la rodilla. Realmente era una maravilla, y me quedaba muy bien, pero por lo mismo de que estaba bellísimo, su precio era igual de encantador. Estaba excesivamente caro, el vestido más caro de todos los que me había probado. No podría pagarlo ni con la mesada de todo un año. Además, iba a ser un completo desperdicio de dinero, porque no iba a poder lucirlo bien; o dime tú, ¿qué vestido se luce si no te puedes parar?... ¡Ninguno!, y yo no me puedo poner de pie, así que ¿para qué comprar un vestido tan costoso?

Love On Wheels: Amor en RuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora