Ran sujetó desde los cabellos a uno de los gemelos tras atraparlo al intentar huir del antro. El par de hermanos habían logrado salirse con la suya nuevamente y habían saboteado otra de sus fiestas.
—Esta vez no escaparás, pequeña rata escurridiza— gruñó sacando de su bolsillo un puñal que puso en su cuello para obligarlo a caminar de regreso al antro.
El espíritu no estaba en posición de pelear para defenderse, si lograba hacer enfadar al humano, podría arriesgarse a recibir un corte por un objeto muy nocivo para él, cómo lo era el hierro creado por los humanos cargado de energía negativa.
Nahoya reconoció el sitio donde estaba siendo llevado. Era la famosa "habitación del caos", en la cual intentaron dejarlos encerrados junto a su hermano gemelo en una oportunidad anterior.
Ran empujó al chico dentro del cuarto y éste cayó al suelo dándose un buen golpe. El humano lo tomó de los cabellos otra vez y lo arrastró de un extremo de la habitación al otro. El espíritu no emitió sonido alguno, cosa que molestó aún más al sujeto.
—He perdido mucho dinero gracias a ustedes— dijo agachándose frente a él apretando sus mejillas con fuerza con sus largos dedos—. Estuve mucho tiempo pensando en qué castigo les daría el día que pudiese atraparlos una vez más. Esperaba que fuesen los dos, pero contigo me conformaré.
—Ustedes representan todo lo que está mal en este mundo— comentó Nahoya colocando la mano en el pecho del hombre en frente suyo—. ¿En serio no recuerdas nada?
Ran le miró confundido, tanto así que hasta el ceño frunció. Nahoya presionó un poco más la mano contra su pecho. El más alto sintió que un sentimiento falso de felicidad comenzaba a irradiar por todo su cuerpo, iniciando en su pecho. Por un momento tuvo pequeños recuerdos; una habitación de blancas paredes, la agradable risa de alguien a su lado, sus manos entrelazadas.
—¡¿Qué fue eso?!— preguntó sintiendo gotas de sudar rodar por su rostro, empujando al chico de cabellos naranja para que dejara de tocarlo.
El espíritu le respondió que lo que había visto habían sido recuerdos de una vida donde la virtud era parte de él, antes de que se dejara corromper y abandonara todo por volverse un humano. Ran lo sujetó del cuello, preso del pánico y el enfado. Le exigió más explicaciones acerca de lo que acababa de decir, pero el chico sólo le sonrió, lo que provocó que el más alto entrara en cólera. Nahoya fue golpeado en el rostro con el puño, haciéndolo caer una vez más. Y cuando intentó sentarse, recibió una fuerte patada que le hizo perder el aliento.
Ran le dió una última oportunidad de explicarle lo qué había dicho, amenazando con golpear su rostro otra vez, mientras lo sujetaba de la camiseta. Nahoya colocó sus manos en el brazo del humano, y la sensación de felicidad volvió a invadirlo.
"Me gusta tu nueva forma" escuchó la voz de Nahoya dentro de sus recuerdos.
El humano soltó su agarre al ver que dentro de sus recuerdos estaba Nahoya. La armoniosa risa, la mano que sujetaba la suya, sus memorias más felices estaban ligadas al espíritu frente a él.
—Por favor, Ran... Regresa a mí— susurró el espíritu estirando sus brazos con una sonrisa rota adornando su rostro—. Tu hermano y tú todavía pueden volver a ser lo de antes. No todo está perdido aún.
Ran cayó de rodillas frente a Nahoya, aferrándose a él con desesperación. En su cabeza trataba de poner orden a los pequeños recuerdos que habían surgido gracias al espíritu. Dejó que la felicidad que transmitía el chico en sus brazos se ramificara por su cuerpo. Más memorias volvían a él y las lágrimas se desbordaban por sus ojos.
—En un principio, eran dos pequeños espíritus que protegían un templo en estas tierras... Cuando los encontramos con mi hermano, vimos en ustedes un gran futuro— susurró Nahoya acariciando su espalda para dar consuelo.
El humano escuchó la historia de su vida que había olvidado. Rindou y él eran dos espíritus de bajo rango, protectores de un viejo bosque que situaba exactamente dónde se encontraban actualmente. Cuando Nahoya y Souya los encontraron, no eran más que un par de pequeñas esferas de luz flotantes que guiaban a viajeros perdidos hacia la salida. Con el pasar del tiempo, los espíritus lograron hacerse más fuertes y conseguir una forma más evolucionada. Era conocida la historia del par de zorros de dos colas que ayudaban a todo ser que se viera en problemas estando dentro de aquel bosque.
Nahoya le explicó que gracias al respeto de los humanos y sus ofrendas de gratitud, fue que consiguieron el poder suficiente como para conseguir una forma humana. Rindou y Ran pasarían a ser conocidos como los caballeros del gran bosque. Gracias a que las personas siempre los recordaban y mostraban su respeto por ellos, fue que lograron permanecer con vida a pesar de que perdieron el territorio que solían resguardar. Con el asentamiento humano y la creación de la ciudad en ese lugar, Ran y Rindou siguieron cumpliendo con su deber de proteger a quien necesitara de su ayuda.
Pero los espíritus no pudieron luchar contra la corrupción del humano. Poco a poco fueron absorbidos por las energías malditas que transmitían las personas que comenzaron a vivir en su territorio. Nahoya y Souya, quienes habían generado un fuerte vínculo con ellos, vieron con tristeza como los hermanos dejaban atrás su vida como espíritus y aceptaban comenzar una como simples humanos.
—Eran tan preciados para nosotros, que no lo pensamos dos veces sobre convertirnos en sus propios espíritus guías con tal de recuperarlos— dijo Nahoya sujetando su rostro.
Ran estaba abrumado por los recuerdos. A medida que Nahoya iba relatando aspectos de su vida como espíritu, sus memorias se iban desbloqueando.
El pseudo humano sujetó el rostro lastimado del chico pelinaranja con gentileza, uniendo sus labios en un beso necesitado. Su cabeza fue invadida por más imágenes sobre su vida junto a Nahoya. Los dos no solamente habían desarrollado un fuerte vínculo en el pasado, sino que eran pareja en términos exactos. El espíritu de alto rango dejaba atrás su integridad y arriesgaba todo por recuperar a su amado caballero del gran bosque, que había logrado enamorarlo con su perseverancia y amabilidad con los humanos.
—Regresaré las veces que sean necesarias para que recuerdes lo que fuiste...y lo que fuimos— susurró Nahoya sobre sus labios—. Todavía me queda un largo camino para que recuperes tu rango, pero por algo hay que partir.
Ran volvió a besarlo. Necesitaba más de esa sensación embriagadora de felicidad y gratos recuerdos en su cabeza. Nahoya esperaba que su hermano menor tuviera la misma suerte.
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Feathers [Tokyo Revengers]
FanfictionLa sociedad ha ido en decadencia a medida que el tiempo avanza. Ya no hay esperanza. Escrituras antiguas hablan de seres que pueden devolver la humanidad perdida, pero todos creen que sólo son cuentos. Pero el revoloteo entre las malezas podría ser...