Souya reía al ver la pequeña esfera luminosa jugar alrededor de Takashi. Desde que el espíritu había regresado del plano físico no se separaba de la esferita ni ésta de él.
—Es un amiguito bastante curioso- comentó tratando de tocar con su dedo índice al pequeño espíritu— ¿Me dirás algún día de dónde lo sacaste? Yo también quiero uno.
—Todavía no puedo revelarlo— dijo atrapando entre sus manos a Hakkai—. Primero debo informar a nuestro Líder sobre su origen.
Souya pudo captar una pequeña expresión de tristeza en Takashi, que trató de disimular pretendiendo divertirse con la esfera que giraba a su alrededor.
Rondar por las calles desiertas de la ciudad por la noche era algo que le daba algo de tranquilidad dentro de su inestable vida. Aprovechaba los momentos en que su hermano mayor se distraía con alguna conquista nocturna para salir a dar su paseo en paz. No llevaba más de dos manzanas recorridas cuando su cuerpo comenzó a mostrar los signos de debilitamiento. No alcanzó a llegar siquiera a un sitio adecuado donde poder sentarse a descansar para recobrar energías.
—¿Esto es normal en ti?— le preguntaron sentándose a su lado.
—Últimamente, sí— dijo dejando caer su cabeza hacia atrás.
El espíritu a su lado le entregó una de sus plumas con mano temblorosa. Rindou la apartó con suavidad diciendo que no necesitaba su caridad. Souya volvió a insistirle explicándole que la pluma ya había sido arrancada por lo que no tenía otra opción que aceptarla. El hombre tomó su "regalo" y la acercó a su pecho, sintiéndose más aliviado a medida que la pluma se incorporaba en él.
Souya se quedó a un lado del humano, esperando a que su estado de salud mejorase lo suficiente como para poder regresar a su hogar.
—Mi hermano...y yo...estamos muriendo— confesó mirando las pocas estrellas que la contaminación lumínica de la ciudad le permitía—. Ya no están quedando personas que nos recuerden por nuestras acciones como espíritus.
—¿Por eso Ran hizo lo que hizo con mi hermano?— preguntó sintiéndose nervioso cuando la mano del humano tomó la suya.
—Está desesperado... Le aterra la idea de desaparecer de este mundo siendo olvidado por los humanos que tanto quiso—.
Souya se movió hasta quedar tan cerca de Rindou para poder envolverlo con su ala. El enterarse de que el chico a quien tanto amó estaba por desaparecer para siempre lo conmovió lo suficiente como para ofrecerle tantas plumas necesitara para mantenerse con vida. Rindou rió con cansancio jugando con el plumaje de su ala, pero sin tener la más mínima intención de arrancar alguna. Se disculpó con Souya por sus acciones, diciendo que desde su último encuentro había logrado recuperar sus memorias de cuando era un espíritu de bajo rango. El peliazul le pidió que no dijera más ya que se sentía como una despedida.
—Tal vez no desaparezca hoy, pero pronto lo haré— dijo Rindou apartando el ala de Souya con una pequeña sonrisa—. El espíritu terrenal nos prometió que si le llevábamos plumas de ustedes en grandes cantidades, evitaría nuestra inminente muerte. Yo no deseo eso. Voy a aceptar con dignidad el final que yo mismo me busqué.
El espíritu hizo todo su esfuerzo por no llorar, pero por más que Rindou tratara de esconder su temor, su esencia lo delataba. El chico escondía su miedo tras una máscara de resignación, y eso provocaba que las lágrimas de Souya cayeran sin poder controlarlas.
El brazo del humano rodeó los hombros del espíritu en un vago intento de consolarlo. Souya le rogó nuevamente aceptar unas cuantas plumas, con la esperanza de mantenerlo vivo por más tiempo. Pero Rindou se opuso a la idea de que el espíritu acortara su vida por alguien como él.
Souya ya había aceptado el hecho de que nunca volvería a probar los labios de Rindou, sin embargo la iniciativa del humano dejó en claro que sus planes nunca saldrían como esperaba. Los recuerdos inundaron su cabeza, y las caricias en su rostro en medio del beso provocaron que más lágrimas bajaran por sus mejillas. Rindou lamentó tanto que las cosas se dieran así cuando su final estaba tan cerca.
—La angustia de un par de enamorados— dijo Izana apareciendo delante de Rindou y Souya—. Me consuela saber que no soy el único pasando por este dolor.
Rindou le gritó a Souya que huyera del lugar pues su vida estaba en riesgo. El espíritu se negó poniéndose delante de él para protegerlo de Izana, quien no parecía disfrutar de la escena. Verlos en una situación similar a la suya con Kakucho le hizo dudar de sus intenciones de conseguir las preciadas plumas para extender la vida de su amado humano.
Souya materializó una lanza para amenazar a Izana. Rindou, con el último rastro de fuerzas, se puso de pie para evitar que el peliazul fuese atravesado por la espada de uno de los secuaces del espíritu terrenal.
—Que lástima— murmuró Izana viendo a Rindou caer al suelo frente a Souya.
El peliazul sacó un puñado de sus plumas para detener el sangrado del humano.
—Tuviste el atrevimiento de enfrentarme— dijo Izana sacando una de sus plumas negras y dejándola sobre Rindou—. Debes pagar tu ofensa.
Souya no pudo hacer nada frente al poder del plumaje del espíritu terrenal. La vida de Rindou se extinguió delante de sus ojos, y gracias a lo último que conservaba cómo espíritu, lo vio desintegrarse en pequeñas partículas luminosas hasta quedarse reducido a nada.
Izana aprovecharía la distracción de Souya para robar parte de su plumaje, pero Ken apareció en el momento exacto para evitarlo, llevándose consigo al peliazul, quien se encontraba en tal estado de shock, que había logrado inmovilizarlo por completo.
—Maldito suertudo— dijo Izana tomando el par de plumas que dejó atrás el espíritu en su vano intento de salvar a Rindou.
El espíritu terrenal le entregó su tesoro a su acompañante pidiéndole que tuviera cuidado con ellas.
—Cada vez somos menos— dijo el hombre alto con una pequeña sonrisa—. Debería de crear más de nosotros.
—No es tan simple... Realmente es imposible crear un espíritu de bajo rango que se mantenga con vida eternamente...
El espíritu que le acompañaba suspiró antes de sacar un cigarrillo de su bolsillo; una maravillosa creación de los humanos.
—Volvamos. Kakucho ya debe estar debilitándose— dijo Izana extendiendo sus alas negras.
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Feathers [Tokyo Revengers]
FanfictionLa sociedad ha ido en decadencia a medida que el tiempo avanza. Ya no hay esperanza. Escrituras antiguas hablan de seres que pueden devolver la humanidad perdida, pero todos creen que sólo son cuentos. Pero el revoloteo entre las malezas podría ser...