¿Impostor?

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Keisuke ordenó el cabello alborotado del chico a su lado, que dormía plácidamente aferrado a su brazo.

—Oye— susurró apretando su nariz para despertarlo—. Ya es muy tarde.

Chifuyu abrió sus ojos con pesadez, sonriendo tiernamente antes de pretender dormir de nuevo. El humano apretó una de sus tetillas, provocando que el espíritu se sentara en la cama de un sobresalto. El pelinegro se quejó diciendo que no tocara esa zona pues tenía muy adolorido gracias a su manía con mordisquear y succionar sus pezones.

—Debes regresar ya con los tuyos— dijo el pelilargo besando su frente—. Hoy vendrá el matón de Izana, y no quiero que te encuentre aquí.

—Pero...aún es muy pronto— reprochó Chifuyu con un pequeño puchero—. Déjame quedarme aunque sea una hora más— rogó juntando sus manos a modo de súplica.

Keisuke se esforzó al máximo para no caer ante los encantos del ángel, pero frente a esos ojos de cachorro y esa expresión de fingida tristeza no podía combatir. Capturó al chico en un abrazo y lo regresó a su lado en la cama, ambos riendo.

 Capturó al chico en un abrazo y lo regresó a su lado en la cama, ambos riendo

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Chifuyu rascó su nuca viendo que las plumas por el suelo. Su problema de caída continuaba, pero por lo menos Keisuke las aprovechaba por una buena causa.

—Con éstas queda pagada el rescate de Kazutora— comentó metiendo las plumas en un saquito, entregándole el restante al espíritu—. Guárdalas tú, son de más utilidad para ti que para mí.

—¿Y si te pide más?— preguntó intranquilo.

—Estará faltando a su palabra— respondió sujetándolo de los hombros—. Por favor, ya vete a casa. De verdad no quiero que él te encuentre aquí y te desplume como gallina para sopa.

Chifuyu se puso de puntitas para besar sus labios con un pequeño sonrojo, agradeciéndole por su preocupación. El espíritu guardó las plumas que Keisuke le entregó dentro de otro saquito, y luego de transformarse en un gato, huyó por la ventana. Un par de minutos después, el secuaz de Izana apareció tras la puerta principal.

—Debiste darte un buen revolcón con ese espíritu privilegiado— dijo con expresión de aburrimiento revisando la bolsa con las plumas—. Bueno, da igual.

Keisuke rodó los ojos cruzándose de brazos. El espíritu frente a él levantó la mirada y con una sonrisa sádica, llevó su mano al rostro del humano y lo empujó desde ahí para que cayera al suelo y se diera un buen golpe en la cabeza.

—¡¿Cuál es tu problema, cabrón?!— gruñó quitándoselo de encima a patadas.

—Sólo no tolero la presencia de los humanos— dijo entre risitas burlescas—. En verdad los detesto.

El pelilargo iba a refutar pero el espíritu le señaló que era mejor guardar silencio si es que quería que le regresaran a su amigo. Keisuke tuvo que tragarse el coraje que sentía, provocando una sonrisa de satisfacción en el más alto. En un pestañeo, el amigo del pelinegro apareció frente a él, en un estado de aturdimiento que duraría hasta que el espíritu se despidió y salió del apartamento.

—Vamos, reacciona— susurró dándole golpecitos en las mejillas.

—¿Baji?— preguntó el chico al reaccionar—. ¿Dónde estoy?

—En mi apartamento— respondió abrazándolo y dándole unas fuertes palmaditas en la espalda

Chifuyu bajó del edificio luego de espiar por la ventana de Keisuke y asegurarse de que su amigo fuese liberado

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Chifuyu bajó del edificio luego de espiar por la ventana de Keisuke y asegurarse de que su amigo fuese liberado.

Con pasos relajados y con la bolsita de sus plumas en su hocico fue cuando se topó con un chico extraño a su parecer. El tipo notó su presencia y le sonrió extendiendo su mano para acariciar su cabeza.

—Que gatito más bonito— dijo acariciando bajo su mentón, riendo sentir los ronroneos del animalito—. ¿Me permites ver qué llevas contigo?

Chifuyu accedió sin pensarlo ¿Cómo podía negarse si se lo había pedido con tanta educación? El humano abrió sus ojos sorprendido mientras sacaba una de las plumas y las miraba con detenimiento.

—Se parece a las del señor Manjiro— dijo aún con la pluma entre sus dedos.

El espíritu creyó haber escuchado mal ¿Acaso el chico había dicho el nombre del Gran Espíritu? El gato maulló para captar su atención, olvidando que los humanos no sabían comunicarse con los animales.

—Ni se te ocurra hacer lo que sé que tenías en mente— dijo Manjiro a Chifuyu que había tomado distancia para regresar a su forma humana.

Takemichi sonrió al reconocer al Gran Espíritu, extendiendo sus extremidades superiores para recibir su ya acostumbrado abrazo cada vez que se encontraba con el mayor. Chifuyu cogió la bolsita del suelo donde había quedado luego de que Takemichi se la regresara.

—Regresa a casa. Ya te alcanzaré— dijo Manjiro con tono de voz severa, provocando que el pelaje del animal se erizara por temor. Cuando Manjiro usaba esa voz, era un lío asegurado.

—No sabía que tenías un gato— dijo Takemichi cargando al animalito luego de liberarse del abrazo de Manjiro—. Es muy adorable la forma en cómo lleva tus plumas con él.

Chifuyu se encogió en los brazos del humano para esconderse de la mirada acusatoria del líder. Había olvidado mencionarle que su problema con las plumas aún continuaba, por lo que Manjiro debía estar furioso. Y no se equivocaba. Al levantar la mirada un breve instante, vio que las pupilas del espíritu habían cambiado a un rojo luminoso.

—¡No te enojes con él!—.

Manjiro relajó su postura y sus pupilas regresaron a su tono oscuro habitual luego de que Takemichi le hiciera un llamado de atención. Chifuyu miró al humano con sorpresa. No había tenido la oportunidad desde el inicio de su existencia de ver a alguien que pudiese calmar el horrible temperamento del Gran Espíritu.

—No me agradan las personas que son malas con los animales— dijo Takemichi frunciendo el ceño, provocando que Manjiro entrara en un estado de pánico, pues le pidió disculpas de inmediato mientras le abrazaba por la espalda después de que el pelinegro se girara para ignorarlo.

"¿Quién es este humano?" Se preguntó Chifuyu asombrado del poder que tenía el chico sobre el Gran Espíritu. Y también se preguntó si realmente estaba en presencia de su Líder, pensando si tal vez estaba frente a un impostor. Pero su mirada enrojecida le confirmó que si se trataba de Manjiro. El gato volvió a refugiarse entre los brazos del humano, mientras temblaba intencionalmente para que Takemichi le protegiera del enfado del espíritu mayor.

Feathers [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora