Trato

374 66 22
                                    

Hakkai alcanzó a cubrir su cabeza con su antebrazo para evitar que el bate le diera en dicha zona.

—¡¿Dónde está?!— gritó Taiju sujetándolo del cabello para inmovilizarlo y así golpear su abdomen con la rodilla, haciendo que el menor perdiera el aliento por ello.

—No...lo sé— respondió abrazando la zona afectada.

El chico recibió una patada en el mentón que le hizo perder el conocimiento. Taiju gruñó enfadado tomando el bate que había arrojado a un lado unos instantes atrás, y golpeó el cuerpo de Hakkai para que el mismo dolor le hiciera recobrar la consciencia.

—No te he dado permiso para desmayarte— dijo agarrándolo del cabello otra vez para arrastrarlo desde la sala hasta su cuarto—. Te doy hasta mañana para conseguirme las plumas de ese puto ángel... Si no lo haces, considérate hombre muerto.

Hakkai quedó recostado en la misma posición en la que su hermano le había dejado en la habitación. Después de unos minutos de descanso, logró reunir la energía suficiente para poder arrastrarse hasta la alfombra. La paliza que recibió había sido una de las peores desde que su hermana desapareció. Ella era quien lograba calmar la ira de Taiju. Pero no estando Yuzuha, el mayor de los hermanos no tenía quien lo controlara.

Escucho unos golpecitos en la ventana. Al levantar su mirada pudo ver una pequeña ave dando toquecitos con su pico al cristal. El animalito parecía desesperado, por lo que Hakkai reunió lo último de sus energías para ponerse de pie e ir con dificultad hasta la ventana para poder abrirla y dejar al plumífero entrar.

—Que alegría me...da volver a verte— dijo Hakkai viendo la figura de Takashi aparecer ante sus ojos.

El espíritu alcanzó a atraparlo antes de que cayera al suelo tras perder el conocimiento. Takashi lo recostó sobre la cama y no dudó ni un segundo en arrancar un par de sus plumas para ayudar al humano a recuperarse.

Hakkai abrió sus ojos cuando sintió una mano acariciando su rostro con suavidad. Se encontró con la dulce y amable mirada del ángel, quien se había quedado a su lado hasta que se pusiera mejor.

—Taka-chan— susurró colocando su mano sobre la del espíritu—. ¿Por qué regresaste? Es peligroso para ti estar aquí.

—Tuve el presentimiento de que algo malo había ocurrido contigo— respondió peinando el cabello del humano con sus dedos—. Ese grandísimo idiota terminará matándote.

—Si muero...¿Podré estar contigo por siempre?— preguntó Hakkai cerrando sus ojos por unos breves instantes.

—No... Tu alma irá al otro plano y luego regresarás a este mundo en otro cuerpo— dijo el chico pelilila con tristeza—. A no ser que el Espíritu Terrenal desee convertirte en uno de bajo rango... Pero dudo mucho que lo haga.

Hakkai vio a Takashi convertirse rápidamente en un ratoncito que se escondió bajo sus almohadas luego de que la puerta fuese abierta bruscamente. Taiju había regresado, y parecía más furioso que nunca. El mayor le recriminaba a su hermanito que no le había avisado de la llegada de Takashi.

El espíritu tuvo que intervenir cuando Taiju comenzó con otra brutal golpiza a su hermano, quien intentaba defender cómo podía, pues estaba claro que de aquella paliza no saldría vivo.

—Si te atreves a tocarlo una vez más, te juro que atravesaré tu corazón con esto— dijo colocando la lanza que materializó frente al rostro del humano mayor.

—¡Wow! Esto si que es interesante— dijo Izana apareciendo junto a Taiju, con una espada en las manos.

Takashi sintió terror al verlo, tanto así que cayó de rodillas haciendo desaparecer su lanza y siendo incapaz de levantar la mirada. Izana rió dándole una palmaditas en el hombro al humano a su lado antes de caminar hasta Hakkai, quien trataba de visualizar lo que ocurría a su alrededor a pesar de tener sus ojos hinchados por la golpiza anterior. Izana clavó su espada en el abdomen del chico con una sonrisa sádica, haciendo que Takashi gritara y se atreviera a apartar al Gran Espíritu Terrenal de Hakkai.

—Su vida se termina ¿Sabes?— dijo Izana haciéndole un gesto con la mano a Taiju para que no se acercara a Hakkai—. ¿Permitirás esto, Takashi?

El espíritu arrancaba pluma tras plumas para intentar curar al humano, pero sus esfuerzos eran en vano. Si el arma de Izana atravesaba a algún mortal, su sentencia estaba dictada. Sólo él podía cambiar su final.

—¿Qué quieres de mí?— preguntó entre lágrimas presionando la herida de Hakkai para intentar detener el sangrado al ver que sus plumas no hacían nada.

—Parte de tu gran tesoro— dijo hincándose frente al espíritu—. Dámelas y revierto la sentencia.

—Si te doy todas las plumas de mi ala derecha ¿Podrías convertirlo en un espíritu?— preguntó acariciando el pálido rostro del humano—. Te estoy ofreciendo la mitad de mi vida por la libertad de él.

Izana rió irguiéndose. Le pidió a Taiju acercarle algo donde pudiese guardar todas las plumas que el espíritu le había ofrecido, a lo que el sujeto enorme se apresuró en ir en busca de una gran bolsa plástica.

Takashi se aferró al cuerpo casi inerte del Hakkai, mientras aguantaba el dolor y la humillación de sentir como sus plumas eran arrancadas a puñados de su ala. Sonrió al ver que el sangrado en el abdomen del humano se detenía por fin. Hakkai buscó una de las manos de Takashi y la llevó a su boca para dejar un pequeño beso en ella.

Taiju terminó de quitar la última pluma en el preciso momento en que Hakkai daba su último respiro. Izana sacó el alma del cuerpo del chico y,  utilizando unas cuantas plumas de la bolsa, la transformó en una pequeña esfera azul que brillaba tan fuerte como un foco de luz.

—Bien... Un placer hacer negocios con ustedes— dijo Izana tronando sus dedos antes de desaparecer.

Taiju vio cómo su hermana aparecía en el mismo sitio donde antes estuvo Izana. El espíritu había cumplido con su promesa al fin.

La chica parecía muy confundida en un principio. Pero al ver a su hermano menor tendido en el suelo de la sala hizo que entrara en shock.

Takashi había escapado del sitio llevándose consigo a la pequeña esferita de luz, prometiéndole que no lo apartaría de su lado nunca y que se esforzaría al máximo para que pudiera conseguir su forma humana.

—Quizás en un futuro logre convencer al Líder de convertirte en uno de los nuestros— comentó levantando sus dedos para intentar tocar al inquieto espíritu, que se mantenía dando vueltas a su alrededor.

Feathers [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora