Recuerdos olvidados

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Manjiro tenía a todos los espíritus de alto rango arrodillados frente a él, incluyendo a Ken y Haruchiyo. Cuando entraba en ese estado de furia nadie estaba a salvo.

—Perdimos a Chifuyu— dijo dándoles la espalda—. ¿Cómo fue que sucedió?

Seishu pidió la palabra para poder explicarle de lo mal que se encontraba el antiguo espíritu y que en sus alas estaban quedando unas cuantas plumas. Confesó que fue él quien empujó al pelinegro a la fuente como una medida desesperada para salvar su vida, aunque eso significara transformarlo en un simple mortal.

—Esa decisión no estaba en tus manos— dijo Manjiro mirándole de reojo, mientras paseaba con las manos en su espalda—. Estaba al tanto de que Chifuyu tarde o temprano moriría, y desaparecer por perder todas sus plumas era su castigo por enamorarse de un humano con malas intenciones. La energía de ese sujeto envenenó a Chifuyu.

Seishu sintió una gota de sudor recorrer su rostro cuando el Gran Espíritu sujetó su cara con su pulgar e índice, hundiendo éste en su mejilla para causarle un leve y tolerable dolor. Manjiro le explicó que ese mismo castigo estaba aplicado a él, pues ya sabía que estaba perdiendo sus plumas.

El Líder apretó más el rostro del rubio con la intención de causarle verdadero dolor, pero un breve pensamiento lo detuvo. Bufó soltando con brusquedad la cara de Seishu, quien temblaba del miedo. La razón por la que Manjiro causaba tanto temor entre los espíritus de alto rango, era que el Líder se deshacía con mucha facilidad de ellos. Si bien antes eran más que los presentes, aquellos siete espíritus perduraban, no así sus representantes. Chifuyu era el más joven en comparación a los demás, y era quien había tomado el lugar de quién Manjiro había considerado como un hermano, y que dió su vida por un humano, precisamente aquel que resguardaba a Takemichi.

—No seré yo quien te elimine. Me pregunto cuánto tiempo tardarás en desaparecer— dijo Manjiro antes de dirigir su atención a los gemelos—. Ustedes tienen información muy importante que entregarme.

Souya no era capaz de levantar la mirada, pero sabía que el líder se estaba dirigiendo a ellos. Miró a su gemelo por unos breves instantes antes de proceder a explicarle lo sucedido con Rindou y de cómo el Espíritu Terrenal estaba involucrado con el tema de la casería a la cual se habían visto involucrados.

El Gran Espíritu levantó ambas cejas en señal de sorpresa. Izana era quien había iniciado con el declive de los espíritus de alto rango.

Nahoya entregó un poco más información, que complementó la historia de Souya. Y entonces la atención se centró en Takashi y Hakkai.

—¿Ustedes dos sabían algo de ésto?— preguntó Manjiro hincándose frente a ellos.

—Yo...no recuerdo nada de mi vida humana— dijo el peliazul sintiendo como el sudor frío bajaba por su espalda ante la amedrentadora presencia del líder frente a él.

—Yo sí sabía algo, pero no de quién estaba tras esto— dijo Takashi rápidamente para que Manjiro dejara de intimidar al menor—. Aquel sujeto capturaba humanos importantes para aquellos que tenían alguna conexión con nosotros. En el caso de Hakkai, era su hermana quien estaba secuestrada.

Hakkai inclinó su cabeza a un lado ¿Tenía una hermana? Un sentimiento de curiosidad comenzó a crecer en él desde ese momento. Deseaba saber cómo había sido su vida como humano, pues sus recuerdos se limitaban al breve tiempo que llevaba junto a Takashi.

Manjiro les dió la espalda nuevamente para dirigirse a su gran asiento. Estaba extrañamente tranquilo. Hakkai vio cómo los demás agachaban más su cabeza, incluyendo a Ken, quien en todo momento se mantuvo en silencio y con una expresión serena.

Feathers [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora