La música era tan alta que era imposible sostener una conversación agradable dentro del lugar. Las luces distorsionaban la imagen a su alrededor y el olor era hasta en cierto punto repugnante para quienes no estuviesen acostumbrados a la mezcla de olores del alcohol, cigarrillos y el sudor de quienes bailaban en medio de la pista.
—Hoy está bastante aburrido— comentó un hombre ajustando sus gafas viendo a la multitud en la pista de baile y aglomeradas en la barra de bebidas—. ¿Deberíamos poner interesantes las cosas?
Otro sujeto tras él, sentado en el sofá con una chica sentada en cada pierna sonrió con malicia. Peinó sus cabellos hacia atrás antes de hacer un gesto con la mano para llamar a uno de sus guardias. Susurró unas palabras al oído del hombre, quien asintió y se perdió tras la puerta de entrada a la zona V.I.P.
De pronto un escuadrón de hombres y mujeres salió de una habitación llevando consigo bandejas con pequeños sobres que se iban entregando a los participantes de la fiesta.
—Ahora sí empieza lo divertido— dijo el chico de gafas recibiendo un pequeño papel de una chica que entró a la zona V.I.P.—. Iré abajo ¿Te quedarás follando?
El hombre en el sofá rió poniéndose de pie mientras colocaba el papel que había recibido en su lengua. Las chicas en su regazo abandonaron el lugar sabiendo que no podían permanecer allí si el dueño las había rechazado ya.
—Esas perras no son interesantes— murmuró desordenando el cabello del chico de gafas y cabello rubio con mechones turquesa—. Hoy quiero inclinarme hacia el otro lado de la balanza.
Ambos charlaron un poco esperando que la droga comenzara a hacer su efecto. En eso un pequeño alboroto se formó cuando vieron que dos llamativos chicos quedaban rodeados por los empleados del lugar.
—Son ellos de nuevo— murmuró el de gafas.
Ambos se apresuraron a bajar. Caminaron entre la multitud que se hacía paso a medida que avanzaban hasta llegar a los dos chicos acorralados por los de seguridad.
—Estamos seguros de que habíamos dejado en claro que no podían entrar aquí— dijo el más alto sujetando con brusquedad el rostro de uno de los chicos, específicamente el que tenía un bonito cabello color azul—. ¿Cómo hicieron para ingresar?
—Tus reglas y restricciones no se aplican a nosotros— comentó el otro muchacho golpeando la mano del hombre alto para que soltara el rostro de su hermano gemelo—. Ya te dijimos que no nos detendremos hasta que este sitio deje de existir.
Los hombres se miraron entre ellos y sonrieron traviesos. Le pidieron a los de seguridad que llevaran al par de hermanos a la habitación del "caos". Debían darles una lección.
Revisaron las imágenes en el cuarto de seguridad por enésima vez. No era posible que los dos muchachos se hubiesen desaparecido del lugar en donde los habían encerrado. Si bien la "habitación del caos" no contaba con cámaras de seguridad en el interior, fuera de ésta habían un par que grababa quienes ingresaban y salían. Y en los registros mostraban cuando los gemelos fueron metidos dentro del cuarto, pero jamás salieron de ésta.
—¿Encerramos a dos fantasmas?— preguntó el más bajo retrocediendo la grabación una vez más.
—No— respondió el otro con frustración.
Un guardia llegó hasta ellos diciendo que la gente abandonaba el antro. Los dos salieron tras el sujeto de seguridad para verlo por sus propios ojos. Gruñeron enfadados cuando vieron que las personas se retiraban del local con tranquilidad y en completo silencio.
—Tiene que ser una puta broma— dijo el de gafas cuando divisó entre la multitud a los gemelos quienes avanzaban sólo tocando a las personas en los hombros.
Les pareció extraño que el par de hermanos ni siquiera entablaban conversación alguna con los asistentes a la fiesta para decirles que abandonaran el lugar. Era como si con un simple toque les ordenaran irse.
Y en un abrir y cerrar de ojos el antro se encontró vacío, a excepción del personal que trabajaba allí, que aún no lograban entender qué había pasado.
Los gemelos habían desaparecido junto con las últimas personas en abandonar el local.
—Están siendo un verdadero dolor de culo— dijo el más alto—. Rindou, encargarte de que los de seguridad sepan que hacer la próxima vez. Que sean sin piedad.
—Sí, hermano— respondió convocando una reunión con los guardias.
El hombre de gafas salió a fumar un cigarrillo al callejón para aclarar su mente. De su cabeza no podía sacar locas teorías de cómo los infernales gemelos habían logrado escapar y luego lograron sacar a las personas del antro una vez más, como lo habían hecho en un par de oportunidades atrás.
Su mirada se dirigió a un chico que parecía buscar algo en el suelo. Rindou sacó una pistola del bolsillo interno de su abrigo y lo apuntó contra el muchacho. Accionó el gatillo en cuanto le dió la espalda.
—Te tengo— murmuró acercándose al chico que lloriqueaba de dolor en el suelo.
Había logrado atrapar al gemelo de cabellos azules. Lo sujetó del pelo y jaló hacia atrás para obligarlo a mirarle.
—Al fin estás en mi poder, rata escurridiza— dijo con una sonrisa sádica.
El chico colocó sus manos en el pecho del de gafas. Por un momento Rindou sintió una especie de calma en mitad de sus violentos pensamientos, que lo obligó a soltar al gemelo, quien se levantó tambaleante y comenzó a avanzar por el callejón dejando tras de sí un camino de gotas de sangre producto del disparo en su espalda.
—¡Espera!— gritó Rindou en cuanto se recompuso.
El gemelo de cabellos naranja apareció justo a tiempo para salvar a su hermano. Rindou vio cómo metía sus dedos en la herida de su hermano y sacaba la bala ensangrentada de su interior.
—Esto es tuyo... Te la regreso— dijo con una sonrisa lanzándole la bala que impactó en su hombro, igual que un disparo.
Rindou dió un fuerte grito de dolor mientras veía como los gemelos lograban escapar por tercera vez en la noche frente a sus ojos. Su hermano salió tan pronto escuchó el grito.
—No sé que son...pero definitivamente humanos no— dijo mientras su hermano mayor revisaba la herida producto del impacto de la bala.
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Feathers [Tokyo Revengers]
Fiksi PenggemarLa sociedad ha ido en decadencia a medida que el tiempo avanza. Ya no hay esperanza. Escrituras antiguas hablan de seres que pueden devolver la humanidad perdida, pero todos creen que sólo son cuentos. Pero el revoloteo entre las malezas podría ser...