Takashi dejó escapar una gran carcajada al ver el intento de maquillaje que Hakkai se había hecho para cubrir el moretón de su ojo. No quiso hacerlo, pero el chico había escogido mal la tonalidad de la base y su ojo se veía aún peor. El espíritu le había ofrecido una de sus plumas, pero el humano se negó rotundamente a qué lo hiciera.
—Por lo menos ahora puedes abrirlo— susurró quitando el exceso de maquillaje del contorno del ojo del chico alto—. No entiendo porqué no quieres mi ayuda para sanar más rápido.
—Porque ya estoy acostumbrado a esto— dijo agachándose más para que Takashi no tuviera que esforzarse demasiado en estirarse para alcanzar su rostro—. Aunque si te agradezco que hayas salvado la vida el otro día. A mí hermano se le pasó un poco la mano con su lección.
El espíritu terminó con el maquillaje en su ojo sin decir palabra alguna. Hakkai sujetó su mano y le pidió hacer aquella "magia" con él una vez más. Takashi rió suave negando con su cabeza. Ese chico era todo un caso.
Hakkai sintió que el temor que lo atormentaba se iba disipando, junto con su tristeza. Con aquello, el chico sentía que podía afrontar su día sin el miedo que lo acechaba permanentemente desde que tenía uso de razón. La presencia de Takashi lo confortaba y el toque de sus manos hacía que su vida fuera mejor.
—No te acostumbres a esto— dijo el ángel con semblante triste—. No estaré siempre aquí. Recuerda que debo regresar con los míos.
—Lo sé, lo sé— susurró aferrado a sus manos en su rostro—. Déjame disfrutar de mis últimos momentos contigo.
Takashi extendió sus alas para cubrir el cuerpo del humano por completo en un cálido abrazo. Hakkai suspiró aliviado, como si le hubieran quitado de encima una enorme carga que llevaba consigo. Pero en el fondo de su corazón se instalaba una profunda tristeza de saber que aquel abrazo sería el último, pues se sentía como una verdadera despedida.
Cuando Hakkai regresó a su habitación, Takashi ya no se encontraba. Sonrió conteniendo el llanto mientras sujetaba la bolsa de hielo contra su otro ojo. Al menos sabía que el espíritu era libre por fin y que ya nada lo ataba al mundo de los humanos.
Dejó escapar un suspiro de frustración cuando vio sobre su cama un total de cuatro plumas blancas junto con lo que parecía ser un delgado brazalete de hilos rojos trenzados.
—Aceptaré tus regalos, pero en verdad estoy muy molesto por lo de las plumas— murmuró tomando los obsequios del espíritu y guardándolos en una cajita bajo su cama, a excepción del brazalete.
Nunca había visto un trabajo tan prolijo como aquel. Incluso podría jurar que pudo haber sido hecho por una máquina, pero estaba seguro de que Takashi fue su creador. Podía sentir que aquel pequeño objeto le transmitía las mismas vibras que el espíritu, sólo que en menor intensidad.
Unos gritos en el piso inferior le advirtieron que su día no había finalizado. Al parecer su hermano mayor había regresado a casa en estado de ebriedad, y eso significaba una buena paliza sin motivo aparente.
Manjiro abrazó con jubilo a Takashi en cuanto sintió su presencia al ingresar al gran salón. Por fin estaba de regreso en casa y en un estado casi intacto. Vio sus alas y no pudo imaginarse el suplicio por el que había tenido que pasar para perder tantas plumas.
—Fui engañado y atrapado por un humano— dijo arrodillándose frente al Gran espíritu—. Me mantuvo cautivo y fui torturado para su placer. Luego fui vendido a otro humano, sin embargo su hermano me liberó y ayudó a recuperarme. Le debo mi vida a ese chico.
Manjiro levantó su ceja con intriga. Le pidió a Takashi ponerse de pie para que le acompañara a dar un paseo al jardín de almas. El espíritu supo que se vendría una larga conversación y seguramente un llamado de atención por parte del líder.
Takashi paseó sus dedos por las amarillas flores aromáticas mientras avanzaban por uno de los bellos jardines, específicamente dónde las almas de los seres humanos descansaban antes de ser destinadas a una nueva vida.
Manjiro le comentó de lo sucedido con sus "hermanos" mientras estaban en su búsqueda en el plano físico. Del cómo Seishu había sido atacado por un humano, y de Chifuyu a quien le robaron una buena cantidad de sus plumas.
—Con que hubiera dejado a los gemelos hacerse cargo de la búsqueda bastaba— dijo encaminando una de las almas que daba vueltas en círculos en mitad del camino—. No era necesario enviarlos a un sitio completamente desconocido y muy peligroso para ellos.
—El miedo me hizo tomar una decisión apresurada— dijo con voz serena—. Es por eso que ya les pedí a Seishu y Chifuyu regresar al plano espiritual. Y por un tiempo los gemelos y tú deberán permanecer aquí. Deja que los demás se encarguen un tiempo de tu trabajo.
Takashi asintió con tristeza. Manjiro se percató de inmediato de ello por lo que le pidió una explicación a su reacción. El espíritu dudó por unos instantes sobre revelar el motivo de su preocupación, ya que eso podría hacer que el líder se alterara considerando su resentimiento a los humanos.
—El chico que me salvó...temo que su hermano pueda matarlo— dijo después de que Manjiro tomara su mano y le obligara a confesar.
—Estará cumpliendo con su destino— respondió Manjiro soltando su mano y continuando con su camino.
—¡El destino de los humanos es morir en su vejez! ¡No a manos de otro!— reclamó el espíritu alzando su voz generando que todo el jardín quedará en un incómodo silencio.
Manjiro se giró para encararlo. Era la primera vez en siglos que Takashi se atrevía a confrontarlo de aquella forma. Vio el temblor en las manos del espíritu y entonces tuvo la respuesta a su reaccionar.
—¿Te enamoraste de ese humano?— preguntó agarrándolo desde el cuello—. Conoces las reglas.
Takashi se disculpó por la forma en que le había hablado, y le aclaró de inmediato que no era aquello que sospechaba, sino que era preocupación por el único humano que le había demostrado que aún mantenía virtudes en ese podrido mundo. Manjiro lo liberó y le volvió a repetir que debía permanecer en el plano espiritual hasta nuevo aviso. El espíritu asintió con pesar.
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Feathers [Tokyo Revengers]
FanfictionLa sociedad ha ido en decadencia a medida que el tiempo avanza. Ya no hay esperanza. Escrituras antiguas hablan de seres que pueden devolver la humanidad perdida, pero todos creen que sólo son cuentos. Pero el revoloteo entre las malezas podría ser...