Capítulo 21

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CAMILLE

Cuando me dije a mi misma que estaba lista para enfrentar una realidad que me destruiría el corazón me había equivocado.

Poner un pie en aquella habitación me hizo ver que toda la estabilidad que tenía podía desvanecerse con facilidad.

El corazón me latió aún más rápido, la respiración se me cortó y la vista me quedó nublada por las lágrimas que venía reprimiendo desde que Matthew me había revelado la verdad. A su vez, me coloqué una mano en la boca para ahogar un fuerte sollozo.

Estaba ahí.

Se veía peor de lo que me había imaginado.

Nos estamos mirando, viendo que tan destruidos podíamos llegar a estar.

Su rostro magullado por heridas casi curadas y algunas nuevas, su torso desnudo con el abdomen y las costillas manchadas por la pigmentación de la sangre bajo su piel. Ni siquiera podía imaginar el dolor que debía estar sintiendo en el estómago, mucho menos en las costillas; me sorprendía que no estuvieran fracturadas.

Su expresión era de sorpresa.

Movió la boca repetidas veces intentando decir algo y cuando menos me di cuenta ambos estábamos al borde del llanto. Si, estaba llorando; algo que nunca antes había visto en él, un lado completamente sensible y vulnerable a las emociones fuertes.

No lo culpaba, ambos éramos humanos y que fuera un hombre de reputación dura no significaba que no pudiera llorar.

Quiso moverse pero las heridas en su cuerpo no se lo permitieron. Lo supe por los quejidos que soltó, aullidos de dolor que salieron de lo más profundo de su garganta.

-No, quédate recostado... -dije al ver que intentaba sentarse. No hizo caso y se sentó con mucho esfuerzo apoyando su espalda contra la pared a su derecha- ¿podrías hacer lo que te digan al menos una vez?, por tu bien.

Por la expresión que puso se que mis palabras le molestaron. Me importó muy poco si se enojaba, después de todo estaba demasiado débil como para hacer algo al respecto.

-¿Qué haces aquí, chica?- preguntó pasando su mano por su rostro, limpiando así las lágrimas que había soltado antes.

La pregunta me tomó por sorpresa, ni siquiera yo sabía la respuesta.

-Me preocupas, ¿Por qué más?

Me encogí de hombros y fui caminando lentamente hasta él, cuidando cada paso que daba y viendo como reaccionaba.

-¿Por qué no simplemente te rindes conmigo? -Apretó los dientes- ¿Por qué no me dejas sólo?

Por la forma en la que sus manos se aferraron a su cabello supe que estaba alterado.

Me senté a su lado y tomé sus manos, para así apartarlas de su cabello y que me prestara atención. Me miró a los ojos al instante, en ese momento sentí la angustia irrevocable que estos expresaban.

-Por qué no quiero, me importa una mierda si quieres alejarte y no verme nunca más.

Él se quedó desconcertado ante mí respuesta.

Nos quedamos en silencio mirándonos el uno al otro.

-¿Cuántas veces te he hecho llorar? -preguntó de repente.

Me quedé en silencio.

Apartó mis manos de sus hombros. Aun así no dejé que me quitara del todo y terminé tomando sus manos, sorprendiéndonos a ambos.

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