Capítulo 19

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MATTHEW

No podía mirarlo y no sentir la culpa en la nuca.

Sentía que no había hecho lo suficiente, que debía haber insistido más en que se quedara dentro de la casa y dejara todo esa mierda; no podía culparlo sabiendo que vivía cegado por la manipulación de una mujer que no se quiere ni a sí misma.

Verlo así, con sangre en el rostro y sosteniéndose el abdomen para poder soportar el dolor, me destruía por completo. Me hacía enervar la sangre de forma que no pudiera más con la amargura de mi cuerpo. Viéndolo sentía dosis letales de veneno recorriendo mis venas y pensamientos.

Por la mente nunca se me pasó hacer justicia, ni dármelas de peleador, bien sabía que con un solo golpe terminaría tumbado en el suelo y con los huesos rotos.

No era frágil pero tampoco alguien que resistiera los golpes.

Preferí aprovechar la oportunidad y salir de la habitación antes de seguir viéndolo a la cara y sentirme un inútil por no hacer nada más que observar.

No lo curé, no esa vez.

Bajé las escaleras de dos en dos y fui apagando las luces de las habitaciones, dejando solo la de la sala encendida.

Me acerqué a la puerta y me fijé por la mirilla, se trataba de Jared, el Jefe de Jeffrey.

Apreté los labios algo molesto, después de todo él era el que le daba los encargos a Jeffrey y lo regresaba a casa cansado, sin probar bocado en toda la noche, como un esclavo.

Volvió a tocar la puerta.

Gritó algo desde el otro lado, alegando saber que estábamos en la casa y que solo quería hablar y saber que le había sucedido a Jeffrey.

Abrí la puerta, de otra forma la hubiera roto.

─¡¿Dónde está?! ─gritó.

Me espanté.

Dos hombres me tomaron de los brazos con fuerza y me levantaron sin mucho esfuerzo. Me llevaron hasta el sofá y me retuvieron contra este sentándose a cada lado de mí y manteniendo su agarre con fuerza.

─¡¿Pero qué demonios...?!

─¡Cállate! ─me interrumpió.

Cerré la boca enseguida.

─¿Dónde está ese cabrón?

Unos ruidos se oyeron desde la planta superior, también el bajo rastro de una voz. Oí mi nombre, oí los gritos desesperados de Jeffrey en la habitación al fondo del pasillo. Me quedé petrificado al oír los golpes hacerse más fuertes y luego simplemente perder fuerza hasta no oírse nada más que un atisbo de ellos. Se había detenido.

─Rufus, ve por él.

─¡No! Déjenlo, está muy herido. ─Intenté liberarme del agarre de los tipos pero se me fue imposible poder hacerlo.

Se puso de cuclillas frente a mí y acercó tanto su rostro que pude percibir su aliento de mierda.

─Me importa una mierda si está herido, yo quiero mi dinero o mis drogas.

Me quedé duro, sintiendo los escalofríos recorrer mi cuerpo, con el corazón palpitando alocadamente y el aliento escapando de mis pulmones con dificultad.

No lo sabía nada de drogas, ¿Por qué debería saberlo?

Pensé en dejar a Jeffrey hacerse cargo al respecto, pero temí que le dieran otra paliza y terminaran matándolo a golpes por pura mierda.

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