XXXVIII: Larga Espera

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Lily pasó una jornada completa entrando y saliendo de la mente de Hiro

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Lily pasó una jornada completa entrando y saliendo de la mente de Hiro. Selma la acompañaba y tranquilizaba cada vez que él lograba expulsarla, pero ella no se dejaba vencer rápido y volvía una y otra vez a encender los inciensos, llamando a la dragona que al parecer tenía demasiado tiempo libre, pues no dejaba de venir una y otra vez a su comando.

Por su parte, Selma, Vera y los demás estaban ocupados trazando un plan para penetrar la Ciudad Imperial, pero mientras más vueltas le daban más imposible parecía. Me ofrecí a dar una vuelta por allí, pero Selma me recomendó quedarme en la casa, pues con el conflicto bélico entre Chiasa y Arcia, cualquiera que no luciera el fenotipo Chás era sospechoso; muchos migrantes estaban marchándose ante el maltrato de una ciudad que más o menos los había acogido hasta entonces y además, mis heridas estaban cerrándose con rapidez al pasar casi todas las horas del día dentro de la bañera. Para cuando llegaron las buenas noticias, ya casi estaban cicatrizadas y no dolían.

La oportunidad nos cayó del cielo. O más bien, llegó con Pyra, que por fin había dado con nosotros después de un par de días de estar a la deriva. Uno de los hombres del segundo Cuervo podía hablar con los animales y, después de dejar que se acomodara en las brazas de la chimenea, le hizo unas cuantas preguntas. La pobre venía congelada de las calles frías de la ciudad, pero al entrar en calor contó de inmediato todo lo que sabía: Viana y Elián habían sido llevados al palacio, donde luego los habían separado. Viana estaba encerrada en un sótano y a él se lo habían llevado a la parte trasera del mayor templo que poseía la ciudad. Por lo que pudo transmitir, Hiro planeaba desposar a mi novia a como diera lugar.

No tardamos en recibir noticias oficiales: el príncipe tenía noticias que darle al su pueblo y para ello había organizado un festival de tres días en los cuales habría celebraciones, comida, juegos y entretenciones entre las cuales destacaba la procesión de los criminales, en el cual 'fenómenos y brujos desfilarían hasta la prisión para un último paseo de la vergüenza'.

—¿Fenómenos y brujos? —leí en voz alta—. ¿No querrá decir...?

—Así es —confirmó Vera, que paseaba de acá para allá—. Es noticia conocida que se redó la ciudad subterránea; los mestizos y brujos que no pudieron escapar fueron desalojados.

—Los ejecutarán —dijo Lily para sí misma.

—O experimentarán con ellos —aporté yo—. Como hacían en Arcia con las criaturas.

Se me revolvió el estómago al recordar aquel laboratorio lleno hasta el tope de animales encerrados y dañados. Por la pierna me subió un dolor fantasma al recordar la piscina llena de kappas y sus afilados colmillos rajando mis músculos. La mano de Selma se posó sobre mis hombros, obligándome a relajarlos al darme cuenta de que los tenía tensionados.

Lily nos miraba a las tres con cierta precaución, especialmente a mí. Lo hacía mucho, como si estuviera esperando a que explotara cada vez que ocurría algo mínimamente desagradable, pero yo únicamente perdía los estribos así cuando Eli estaba cerca. Era la única persona con la que me sentía lo suficientemente cómoda para compartir mi furia. Le devolví la mirada para que supiera que la había visto, pero al contrario del común de la gente, no la esquivó.

Garza de Jade (Las Alas del Reino II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora